Capítulo Treinta y Dos

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Capítulo treinta y dos.

—Cantas terrible papá.

—No todos tenemos la suerte de llamarnos Grace Elizabeth y saber cantar.

—No me culpes de lo que tú creaste.

Ríe golpeando con cariño mi frente antes de besarla, me acurruco contra él, buscando consuelo porque aunque han pasado cuatro meses desde que fui francamente un asco de persona con Anthony, no me quito la sensación amarga de haber sido insensible.

La sensación de que si no funcionó con Anthony quien fue simplemente perfecto conmigo, entonces algo está muy mal conmigo.

Siempre voy a estar sola. Quizá ese es mi destino.

Me estremezco.

No quiero una vida llena de soledad y tristeza.

Quiero un buen futuro. Uno lleno de amor y familia.

Quiero mi final feliz.

Quiero sonreír y cada día de mi vida sentir la emoción de saber que tengo felicidad. Regocijarme de dicha.

— ¿Crees que yo sería una buena madre, papá?

—Dime por favor que está no es una loca manera recomendada por alguien para que me digas que estás embarazada porque entonces voy a infartarme Grace.

— ¿Qué? ¡No! —Río de forma rara— Solo que...

— ¿Qué, cariño?

—Solo que quiero en un futuro tener mi propia familia.

— ¿Un esposo?

—Tal vez.

— ¿Hijos?

—Un súper sí.

— ¿Amor?

—Lo deseo papá, quiero una vida llena de amor.

—Y lo tendrás mi niña, porque desde que te vi al nacer supe que estabas destinada a que todo el que te conociera te amara.

—Lo dices porque eres mi papá.

—Claro, es mi papel de padre hacerte sentir especial.

— ¡Papá!

—Te amo y te aseguro que estás destinada a tener una vida llena de amor, lo prometo.



1 de agosto, 2014.

Escucho a Ethan reír viendo de las páginas del libro a mí. Dejo el removedor de esmalte de las uñas, en la mesita de noche, curiosa por toda la picardía en su rostro.

— ¿Te van estos libros eróticos?

—Obtengo ejemplares gratis y no soy de discriminar. Leo de todo, unos géneros me gustan más que otros ¿A qué hora dijo April que llegaría?

—Aún quedan tres horas— deja el libro en mi cama y tira de mi pie prácticamente arrastrándome hasta él—. Voltéate.

— ¿Por qué y para qué?

Se ríe haciéndome voltear sobre mi estómago y su mano acaricia mi columna vertebral haciéndome estremecer.

—Estaba leyendo esta escena interesante de ese libro y se me vino una pregunta e idea a la cabeza.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora