Capítulo Cuarenta y ocho

534K 41.5K 31.7K
                                    



Capítulo cuarenta y ocho.

Algo peor que recibir en tu hombro mierda de pájaro, tiene que ser que tu vestido, destinado a sorprender a una cita, acabe con popo de bebé. Halle es hermosa, pero como todo ser humano no puede defecar flores y estrellas.

No me gusta desnudarme y que las personas tengan oportunidad de ver mi espalda, pero tampoco puedo soportar quedarme vestida en esto.

Finalmente accedí a tener una cita con Patrick, un chico que conocí en una cafetería, y esto me sucede. Quiero gruñir, pero no puedo solo enojarme cuando Kaethennis me advirtió que tuviera cuidado porque su dulzura estaba muy entretenida pujando lo que ahora cubre mi vestido.

Me encargo de advertirle a Hilary lo que voy a hacer, no quiero que la incomode ver las tetas de otra mujer, secretamente espero y ella no vea mi espalda y si lo hace, entonces fingiré que es algo absolutamente normal, después de todo, según el reflejo del espejo no es algo aterrador, notable, grande o repugnante.

—Bueno, sé cómo lucen unos pechos—bromea en respuesta y eso me relaja un poco—, pero si quieres me doy la vuelta.

—Por mí no hay problema—finjo indiferencia encogiéndome de hombros, pero no puedo evitar darme la vuelta y quejarme de todo el desastre. Lo que es peor, caigo en cuenta que no hay manera de que no vea mi espalda cuando necesito su ayuda para bajar la cremallera. Contaba con que Lola, iba a ayudarme a salir de él más tarde— ¡Oye! Por favor baja el cierre atrás.

Hilary se acerca a ayudarme y en silencio espero su sorpresa cuando vea las finas líneas rosas que cubren ciertos lugares de mi espalda.

—Listo—el vestido con esencia de Halle cae—; eso se vio como que dolió.

Me tenso, es inevitable que esa no sea mi reacción. Asiento de manera ausente con mi cabeza y salgo del vestido. Al menos mis bragas son lindas aun cuando sé y sabía con absoluta certeza que Patrick no iba a acercarse a ellas. No tiene tanta suerte. Solo lamento la ausencia de sujetador

—Lo hizo, causó mucho tipo de dolores—es todo lo que puedo decir. Dolió muchísimo físicamente, pero representa un dolor interno mucho más grande y... La puerta se abre haciendo que dé un pequeño brinco.

—Vengo por el pequeño—grita lo que es imposible no reconocer como la voz caliente de Ethan mientras se escucha el sonido de la puerta cerrarse. Oh, mierda, no— ¡Oh, mierda, veo tetas!

Y son mis tetas porque estoy de frente, en plena exhibición y sus ojos están justo ahí, con una mirada muy fija.

— ¡No!—grito de inmediato cubriendo mis pechos con mis manos. Él enarca una de sus cejas y me doy cuenta de que ni siquiera los estaba cubriendo bien.

Él susurra algo que no logro escuchar, pero que me pone increíblemente nerviosa. Sus ojos bajan a mis bragas rosadas y vuelve de nuevo a mis pechos ahora cubiertos. No le veo las intenciones de tapar sus ojos, de hecho luce como si esto fuera lo mejor que le ha pasado en el día.

— ¡Cierra los ojos, ciérralos!—le ordeno y solo entonces cubre sus ojos con sus manos, pero ríe ¡Maldita sea! Él ríe.

—Los cierro, los cierro—dice riendo—tienes un cuerpo de muerte.

—Ethan cállate—Hilary se interpone entre él y yo, pero lo que se debía proteger ya lo vio.

Kaethennis aparece pidiendo explicaciones y luego exige que Ethan cierre sus ojos, me encargo de apoyar esa petición ordenándolo también mientras tomo rápidamente la ropa que Kaethennis me ofrece. Le doy una mirada de ojos entrecerrados a la niña que sostiene. Me traicionaste Halle.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora