Capítulo Cuarenta y Cuatro

578K 44.7K 56.7K
                                    


Capítulo cuarenta y cuatro.



—Wow—Leo me observa demasiado sorprendido.

— ¿Qué?

—Es solo que estás mareándome. Estás hablando demasiado rápido.

— ¡¿Pero estás entendiéndome?!

—Sí, pero no me grites— ríe—. Estás diciendo que Kaethennis es una persona muy agradable y divertida. Que no te comió.

— ¿Y...?

—Y ella dijo que alguna vez le gustaría que conocieras a su novio y los demás, pero tú le dijiste que no, porque ibas a enloquecer.

—Lo cual fue estúpido para decir.

—Ciertamente, pero no me sorprende, después de todo tú eres la niña estúpida.

—Que cruel.

—Creo que hiciste bien. Yo sé que tú no te acercaste a ella con el fin de saber y conocer a tu banda favorita...

—Mi banda favorita en todo el mundo.

—Pero otros podrían verlo de ese modo, tu respuesta seguro le hizo confirmar que solo eres una buena chica siendo amable y no una interesada.

—No lo había visto desde ese punto de vista. Y de verdad ella me agradó.

—Entonces no te aflijas. No te viste locas, fuiste amable, no hay razón por la que ella vaya a decidir que eres una persona espeluznante que va a raptarla y pedir como rescate a uno de los chicos de la banda.

—Si yo fuera loca ese sería un estupendo plan, Leo.

—Por suerte no estás loca.

—Eso dices tú.

—No eres loca, simplemente eres estúpida.



Papá está detrás de mí como si previniera cualquier caída que pudiera ocurrirme. Aún hay algo de analgésicos en mi sistema por lo que mucho dolor no estoy experimentando, pero sí me siento un poco débil.

Sé que no vengo muchas veces al año a visitar el lugar donde descansan los restos de mis hermanos. De hecho, siendo honesta conmigo misma, solo vengo en 2 ocasiones: su cumpleaños y la fecha de su muerte. A veces incluso solo puedo soportar venir una sola vez, pero aun así podría localizar su lugar con mis ojos cerrados, como si un hilo de dolor me llevara hasta ellos.

Cuando nos detenemos frente a sus lápidas tomo un profundo respiro. Papá se inclina retirando las flores marchitas para reemplazarlas con las que compró en el camino. Se toma su tiempo acomodándolas antes de acariciar sus nombres.

—Se les echa de menos rubios traviesos— besa sus dedos y los presiona de la lápida y ese simple gesto casi me derrumba.

Procedo a sentarme y me quejo porque doblarme hace que mi costado duela, pero papá al ver mis intenciones me ayuda antes de sentarse a mi lado.

Y hasta aquí me trae mi decisión porque hoy papá va a saberlo.

—Algunos hijos únicos se desilusionan cuando su mamá anuncia que va a tener un hermanito. Yo por el contrario estaba extasiada.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora