Capítulo 5

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Justin pensó melancólicamente que aquél debería de ser el día que recordara de por vida como el día en que, por primera vez, tuvo a su hijo en brazos. Sin embargo, la única persona que dominaba su mente era ________. Murmurando una maldición, se dirigió hacia el comedor, recordando vívidamente la forma en que se había retorcido bajo su cuerpo unas horas antes. Sus roncos gemidos, y la forma en que había sollozado su nombre al llegar a la cima del placer sexual, no serían fáciles de olvidar rápidamente, e incluso ahora, a menos de una hora de la maldita cena que Robyn había organizado, su cuerpo seguía respondiendo a esos recuerdos. ¿Cómo iba a aguantar aquella cena cuando todo lo que quería hacer era subir y hacer de nuevo el amor a su esposa? Aunque, tristemente, tenía que admitir que no sería bienvenido. Había sido exactamente el bárbaro que __________ le acusaba de ser, dejándose llevar por sus propios deseos hasta el punto de ser brusco con ella. Se acercó a la ventana para ver la espectacular vista del Valle del Loira. Para un hombre que ejercía un control absoluto sobre cada detalle de su vida, era preocupante que se dejara llevar por sus instintos. Su reacción ante la hija menor de lord Anthony Dyer le había sorprendido.
Heston Grange era una de las mejores propiedades de Inglaterra. Mentiría si negara que su interés inicial había sido simplemente adquirir las magníficas casas de campo para restaurarlas. Hubiera representado un gran negocio para su empresa, pero sintió cierta simpatía hacia los Dyer, dueños de la propiedad durante generaciones. Desde el principio, se dio cuenta divertido de las insinuaciones de la esposa de Anthony, Sarah, de la posibilidad de hacer una importante rebaja en el precio si se casara con una de sus hijas. Sarah estaba desesperada por mantener un vínculo con Heston Grange y sus tres hijas mayores eran, desde luego, atractivas, pero el matrimonio no entraba en sus planes. Pero entonces conoció a ____________.
Incluso ahora, dos años después, no podía reprimir una sonrisa al recordar la primera vez que la vio. Con sus mejillas sonrosadas y el pelo alborotado le había recordado a una ninfa de los bosques, con una belleza natural e increíblemente sexy. El hecho de que fuera tan tímida y torpe como un joven potrillo la hacía aún más atractiva. Había pasado aquella primera velada sin poder apartar los ojos de ella y, aunque había aceptado la invitación de Anthony Dyer de quedarse en Heston para discutir y cerrar el negocio más importante de su vida, se había sentido arrastrado con frecuencia hacia los establos. Necesitó cada gramo de paciencia para vencer la reserva de __________, pero mereció la pena esperarla. La primera vez que la besó, sorprendió a los dos con la intensidad de su deseo pero, lejos de asustarla, despertó en ella una pasión oculta que lo dejó a él loco de anhelo. No había planeado nada, ni pensado bien la decisión de pedirle matrimonio. Actuó por instinto, como si su alma hubiera reconocido a su alma gemela y no soportara perderla. Pero por lo visto, ella no había sentido lo mismo, razón por la que lo había dejado.
—¿Algo más, señor Bieber? —la voz de Simone interrumpió sus pensamientos, y se dio la vuelta para dedicarle una sonrisa a la doncella. Había terminado con los últimos detalles de la mesa. El exquisito aroma del centro de rosas inundaba el aire de la estancia, y sus pétalos se reflejaban en la superficie barnizada de la mesa.
—Todo tiene un aspecto perfecto —halagó a Simone a su propia manera, y ella se sonrojó. Estaba seguro de que la cena transcurriría sin contratiempos con la ayuda de la excelente cocina de Sylvie y la presencia imperturbable de Philippe en la mesa. Sin embargo, su agradecimiento principal tendría que ir dirigido a su asistente personal. Si Robyn le hubiera consultado antes de organizar un evento social la primera noche de __________ en el castillo, pensó con tristeza. Ni siquiera esperaba que estuviera allí. Suponía que se quedaría en su apartamento parisino, al que la había llamado para informarla de que se llevaba a Clude y a ________ al castillo. ¿Por qué había conducido enseguida al castillo? Estaba seguro de que el papeleo que había insistido era tan vital había sido una excusa. Había manejado cuestiones mucho más complejas sin su ayuda. Ella, mejor que nadie, conocía las tensiones que había habido en su matrimonio. Fue a Robyn a quien confió sus temores más profundos, cuando fue incapaz de revelárselos a ___________. Estaba seguro de que apreciaría su deseo de pasar un tiempo a solas con su hijo y su esposa.
Pero quizás su presencia fuera buena para demostrar a __________ que no había nada entre él y su asistente personal, meditó. Estaba atado a Robyn por el pasado. Le llevó mucho tiempo asumir la muerte de su hermano, y ahora él era su apoyo emocional. Era injusto por su parte sentirse tan impaciente, pero deseaba que fuera capaz de retomar las riendas de su vida, permitiéndole a él que continuara con la suya. Cuando Simone ya se iba, la llamó.
—Quiero que le lleve esto a madame Bieber —le pidió, dándole una caja plana con el nombre de una exclusiva boutique de la cercana ciudad de Orleans grabado—. Es un regalo, algo para ponerse esta noche —explicó—. Mi secretaria lo acaba de traer —Simone asintió con un entusiasmo que esperaba poder ver reflejado en la mirada azul de _________.

Esposa cautiva Justin Bieber y _________Donde viven las historias. Descúbrelo ahora