Capítulo 8

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—Debe de recordarte. No le he visto tan tranquilo desde que llegó —señaló tímidamente—. ¿Debo asumir qué tus lágrimas son de alegría?
—Ya sabes que sí —dijo restregándose los ojos con los nudillos y con una sonrisa—. ¿Cómo lo has encontrado? Pensé que había sido enviado a otro país.
—Sí, y su nuevo dueño se resistía a deshacerse de él, pero afortunadamente pude convencerle para que me lo vendiera —no mencionó que le había costado una considerable habilidad de persuasión y encanto, por no hablar de una cifra por el triple del valor del pura sangre, que el jeque Hassan cediera, pero la alegría del rostro de ___________ compensaba cada céntimo.
—Pero no puede ser que lo hayas comprado para mí.
—Nadie más puede montarlo, es demasiado intrépido. ¿Por qué no iba a comprártelo, ma petite? —preguntó con dulzura—. Sé lo mucho que lo quieres.
—¡Oh, Justin! —definitivamente, su corazón iba a estallar, y con un grito, se lanzó hacia Justin—. Te quiero. Es decir... —se detuvo de repente con los ojos ensombrecidos y las mejillas coloradas—. Obviamente, no. Lo que quiero decir es que me encanta lo que has hecho... ha sido un gesto encantador —retrocedió un paso avergonzada y con el corazón encogido.
—Siempre me estabas diciendo que me querías —murmuró, y ella evitó cruzarse con su mirada.
—No me lo recuerdes. Debiste de encontrar mi anhelo muy... cansino.
—Non —dijo sinceramente—Me parecía encantador. Me gustaba oírte decirlo.
—Pero tú no podías decírmelo —pestañeó repetidamente, desesperada por ahuyentar sus lágrimas. Ya había hecho suficientemente el tonto delante de él como para encima sufrir la humillación de derrumbarse frente a él—. No pasa nada —le aseguró cuando él tendió una mano hacia ella—. Sé por qué, y lo entiendo —no le podía decir que la amaba cuando su corazón estaba con Sabine—. Encontrar a Kasim por mí es lo más maravilloso que has hecho jamás, y no sé cómo agradecértelo.
—Inténtalo —sugirió con suavidad, y la besó con dulzura. Exploró su boca con dulce pasión, haciendo que se derrumbaran sus defensas con una facilidad apabullante. _________ reconocía que le echaba de menos. El último mes había estado esperando, deseando que rompiera las barreras que ella había levantado frente a él, y ahora que estaba en sus brazos, no quería alejarse—. Tu ropa de montar está en el cuarto de los arreos —murmuró finalmente cuando separó sus labios para mirarla y estudiar sus labios ligeramente hinchados. Estaba tentado de llevarla al granero y tumbarla sobre el heno para hacer el amor hasta que todas las dudas y desconfianzas entre ellos desaparecieran. Pero en su lugar, controló su deseo, ignorando el dolor de sus entrañas. Ya la había chantajeado para llevarla a la cama y, aunque la resistencia había sido mínima, la próxima vez quería que saliera de ella, sin presiones y, desde luego, no porque se sintiera agradecida por el maldito caballo—. ¿Estás lista para probar a Kasim?
—¿Clude? —_________ miró a su alrededor, atormentada por no haberse acordado de su hijo hasta entonces. Por suerte estaba en su carrito, al parecer fascinado por Kasim, y Liz ya estaba de camino hacia ellos.
Las siguientes horas, cuando montada sobre Kasim acompañó a Justin en su paseo, fueron de las mejores de su vida. Justin insistió en tomárselo con tranquilidad, pues Kasim aún estaba intranquilo por el nuevo entorno. ________ se sorprendió ante la fuerza del semental, pero se pensando que llevaba dos años sin montarlo y que tenía una mente propia. Esa era una de las razones por las que lo quería tanto, pero para cuando volvieron a los establos tenía los brazos doloridos.
—Quiero que me prometas que no lo montarás sola —le pidió Justin al ayudarla a desmontar. Mientras que ella estaba acalorada y sin aliento, él estaba impecable en sus estrechos pantalones de montar y el suéter de lana negro—. Sinceramente, Kasim es demasiado grande y fuerte para ti, y si no fuera porque le quieres tanto, te habría comprado otro caballo —se había pasado las últimas horas en ascuas por si la tiraba. En su mente tenía la imagen de __________ tirada en el suelo rota y ensangrentada, y en silencio se arrepentía de haber comprado el caballo. ¿Cómo podría vivir consigo mismo si ella se hería? Sería el culpable.
—No tardaré en acostumbrarme a él otra vez —empezó a decir ___________, pero la dura mirada de Justin no toleraba ningún argumento.
—Lo digo en serio, ________. Sólo montarás cuando el mozo de cuadras o yo podamos acompañarte. Si desobedeces no tendré más remedio que venderlo. No permitiré que pongas en peligro tu vida.
—¿Qué tengo que hacer para demostrar que no tengo seis años? —dijo con exasperación, con las manos en las caderas.
—¡Ya lo has hecho de manera admirable, pero no me quejaré si quieres refrescarme la memoria!
La nueva armonía encontrada duró durante todo el trayecto hacia el château. La región francesa del Loira era tan bonita, pensaba ___________ mientras paseaban de la mano por el sendero. De repente, los campos parecían más verdes y exuberantes, el cielo más azul, y el cantar de los pájaros más dulce. Justin había buscado a Kasim en varios estados de Oriente Medio sólo por ella. Ese no era el acto de un hombre que la detestaba. A lo mejor estaba empezando a perdonarla por haber alejado a Clude de él, e incluso a confiar en ella. Aún quedaba un largo camino por delante, pensó al recordar a Sabine. Quizás nunca llegara a quererla como quiso a su primera mujer, pero el futuro le parecía más color de rosa que antes. La vida tenía una forma curiosa de no atenerse a los planes, pensó al subir las escaleras del château, donde Philippe les esperaba.
—El señor Laroche está aquí para verla, madame , —murmuró—. El director del banco —añadió cuando se quedó mirándole claramente confundida—. Le pedí que esperara en el salón.
—Curioso —murmuró Justin al oído de ________. La sensual sonrisa había desaparecido—. ¿Crees que será por negocios?.
—Me imagino —respondió _________, consciente de que le ardían las mejillas, proclamando su culpabilidad.
¿Cómo podía haber olvidado que había pedido a Philippe que fijara una reunión con su banquero para discutir los planes para establecer su negocio? Al no tener coche, tuvo que pedir a Laroche que visitara el château, rezando para que Justin estuviera ocupado con Clude en su cuarto. Con la emoción por Kasim, se había olvidado completamente de la reunión y, con un fugaz vistazo al rostro encolerizado de Justin, esbozó una sonrisa, y entró en el salón para saludar.
—Espero que no haya tenido que esperar mucho —murmuró, consciente de la presencia de Justin junto a la chimenea al tiempo que ofrecía asiento al señor Laroche. Estaba claro que Justin no pensaba concederle ninguna privacidad para la reunión. A su intencionada mirada respondió con una suave sonrisa y un movimiento de hombros fingiendo que no entendía lo que quería decirle.
—En absoluto. Me temo que he llegado un poco pronto —respondió el banquero galantemente—. Entiendo que quiere discutir propuestas para una empresa conjunta, madame Bieber —continuó tratando de ignorar la tensión que se palpaba en la habitación—. Estoy impresionado con el plan de negocio que me envió.
—Gracias —murmuró __________ con los ojos fijos en Justin, que se había acercado hasta ellos, y se inclinaba hacia delante para examinar sus ideas para el negocio de ropa de bebé. A ella le hubiera gustado quitarle la carpeta de las manos, y sólo el deseo de ahorrarle al señor Laroche la vergüenza hizo que se quedara quieta—. Estoy pensando en empezar mi propio negocio...
—Aunque no todavía —Justin terminó la frase por ella, ignorando su expresión de indignación cuando se levantó y ofreció la mano al banquero, gesto que indicaba claramente que la reunión había terminado—. Mi esposa tiene que considerar aún muchas cosas antes de seguir adelante —murmuró con un inquietante tono de voz advirtiendo que no esperaba que le contradijera.

Esposa cautiva Justin Bieber y _________Donde viven las historias. Descúbrelo ahora