Capítulo 10

1.2K 35 2
                                    

—¿Por qué no me lo dijiste?
__________ abrió los ojos para descubrir que estaba en su dormitorio. Justin estaba inclinado sobre ella, furioso, y ella cerró los ojos de nuevo, deseando poder volver a la inconsciencia.
—Monsieur Bieber, el doctor ha llegado —la voz de Liz los interrumpió, y Justin retrocedió.
—Llámeme en cuanto termine —le dijo. Sólo cuando oyó la puerta cerrarse, abrió ________ los ojos.
—Sólo está algo enfadado —le dijo Liz viendo la expresión de tristeza de su rostro—. Le diste un buen susto al desmayarte en los establos. No paró de correr contigo en brazos hasta llegar aquí.
—Está enfadado conmigo —dijo ____________ con los ojos anegados en lágrimas. Y Liz le dio unas palmadas en el brazo.
—Los sustos producen efectos extraños en la gente, y tienes que reconocer que ha sido una forma bastante dramática de anunciar tu embarazo. Se asustó, eso es todo. Es muy protector contigo.

Cuando el médico terminó de examinarla, asegurando que era una mujer totalmente sana con las primeras molestias del embarazo, Liz volvió.
—¿Cómo está Justin? No sé qué piensa de ser padre otra vez.
—Si quieres mi opinión, estará en las nubes —contestó Liz suavemente—. Adora a Clude.
—Sí —no había duda sobre los sentimientos de Justin respecto a su hijo. Pero sus sentimientos respecto a su esposa eran tema aparte. No la dejaría ir, pero por las razones equivocadas.
El doctor había recomendado descanso, pero la inactividad le daba tiempo para pensar. Fue al baño para llenar la bañera y echar un puñado de sales aromáticas relajantes. Necesitaba toda la ayuda posible en ese sentido, y cerró los ojos mientras la puma surtía su efecto.
—Así que no contenta con el susto que me has dado esta tarde, ahora pretendes ahogarte —la furiosa voz procedente de la puerta hizo que abriera los ojos y se incorporara, dándose cuenta con horror de que el agua le llegaba a la barbilla. La mayor parte de la espuma había desaparecido, por lo que cruzó los brazos, y enrojeció al darse cuenta de que era un poco tarde para la modestia.
—¿Qué quieres? —la respuesta simple era «a ti», pero estaba enfadada, y no parecía un buen momento para abrirle su corazón asumiendo que lo escucharía.
—Hablar —murmuró en su lugar, acercándose a la bañera. Tenía el pelo mojado, señal de que se acababa de duchar, y llevaba una camisa blanca con el cuello abierto y unos pantalones ajustados negros que dejaban poco a la imaginación.
—No resultó muy productivo la última vez —dijo ________ recordando su charla en el granero.
—Al contrario, chérie, me pareció bastante revelador, aunque me ocultaste un vital secreto.
_____________ no podía decir nada en su defensa, por lo que se quedó sentada en silencio, desafiándole a que se acercara más, cosa que hizo alargándole una toalla.
—Me las puedo arreglar sola.
—Sígueme la corriente, ma petite —no parecía que fuera a desistir, así que, con un suspiro de desesperación, se puso en pie, salió de la bañera y dejó que la envolviera en la toalla, y la secara. Estaba determinado a hacer de enfermera.
Una vez satisfecho, le puso un exquisito camisón de seda color marfil, y ella arqueó las cejas extrañada.
—Por el bien de mi salud mental, necesito que te cubras mientras hablamos, pero no pude encontrar la horrible camiseta que insistes en ponerte, aunque tengo que admitir que no he buscado mucho —antes de que pudiera decir nada, la tomó en brazos y la llevó al dormitorio, donde la metió bajo la ropa de cama y acomodó las almohadas. La trataba como si fuera un bien infinitamente preciado para él, aunque debía de ser una ilusión, pensó ________ con lágrimas en los ojos. Ella no le importaba, sólo Clude, y no sabía qué pensaba del nuevo bebé.
—¿Estás enfadado? —preguntó cuando no pudo aguantar más el silencio.
—Sal de esa cama, y verás hasta dónde puede llegar mi ira —se quedó mirando su rostro abatido y suspiró—. No, no estoy enfadado contigo. Me culpo a mí mismo.
—Bien, porque yo también te culpo —estaba claro por la forma en que evitaba el tema que no deseaba al bebé. Era de esperar, después de su reacción con Clude. Deseaba que se fuera para dejarla llorar a solas.
—¿No quieres este bebé? —le preguntó Justin.
—Claro que lo quiero. Pero ¿y tú, Justin? Para un hombre que juró que no quería niños, debe de ser un contratiempo descubrir que va a ser padre por segunda vez.
—No es que no quiera niños —dijo al ponerse en pie y empezar a pasear sin parar junto a la cama, con una mirada de agonía en los ojos—. Siempre he querido a Clude, créeme. Pero tenía tanto miedo por ti. La otra vez, cuando el método anticonceptivo falló, había una excusa, pero esta vez ha sido puro descuido por mi parte —admitió—. Te hice el amor porque te llevo en la sangre, __________, en mi corazón. Esta necesidad de tenerte en mis brazos y sentir el éxtasis que sólo tú me puedes dar es como una obsesión. Lo último en lo que pensaba cuando te hice el amor era en el potencial resultado, aunque yo más que nadie debería saber las consecuencias de tal negligencia. Sabine murió por mi culpa.
—No, Justin—incapaz de resistir el tormento que expresaban sus ojos, lo atrajo a la cama—. La muerte de Sabine fue una tragedia, pero no fue culpa de nadie. Un embarazo ectópico es relativamente raro. No podías saber que ocurriría, y no hay nada que hubieras podido hacer para evitarlo
—Pero eso no es verdad —se derrumbó, pasándose una mano de dedos temblorosos por la cara—. No la amaba. Creo que nunca la amé. Cuando nos conocimos, era joven y arrogante. Fue deseo a primera vista, y en cuanto nos casamos empezaron a aparecer los problemas. Sabine estaba obsesionada con tener un hijo, mientras que yo estaba más centrado en mi carrera. Teníamos constantes peleas, y ella tenía otros amantes. Nuestro matrimonio estaba muerto, y aquellas vacaciones eran el último intento de Sabine de salvarlo.
—Pero Sabine estaba embarazada.
—Sí, pero dudo que el niño fuera mío, que probablemente sea por lo que no dijo nada. Cuando se desmayó, no sabía qué era lo que pasaba. Estábamos a kilómetros de cualquier asistencia médica, y no había nada que yo pudiera hacer. Ocurrió tan rápido, y me sentí tan impotente. La autopsia posterior reveló que ya había sufrido un embarazo ectópico antes, de ahí su dificultad para concebir. Ni siquiera sabía que estaba embarazada, y nunca me habló del riesgo de otro embarazo. Parecía increíble que una mujer pudiera morir por un embarazo en el siglo veintiuno, y me sentí muy culpable. Me juré que jamás volvería a poner en riesgo a ninguna otra mujer.
—¡Oh, Dios! —__________ empezó a entender y cerró los ojos—. Por eso estabas empeñado en no tener hijos, pero para cuando quisiste abordar el tema, ya estaba embarazada.
—Resulta irónico que Sabine tuviera tantas dificultades para concebir a pesar de sus esfuerzos y que tú quedaras embarazada tan rápido.
—Parecías tan enfadado, y yo estaba tan dolida. Te necesitaba, pero estaba segura de que no nos querías ni a mí ni al bebé, y no tenía ni idea de qué era lo que estaba haciendo mal.
—Perdóname, ma petite. Sé que no eras feliz conmigo en Londres. Los problemas de mi empresa hicieron que estuviera más ocupado de lo normal, y luego estaban los problemas con Robyn, que no se han aclarado hasta ahora. Unas vacaciones, una luna de miel atrasada en una isla paradisíaca donde pudiéramos estar solos me pareció buena idea —soltó una risa sarcástica—. Uno pensaría que debí haber aprendido de mi experiencia en islas remotas, pero no pensé que se fuera a repetir la historia de forma tan dramática. Cuando te desmayaste por el calor, después de susurrar que creías que estabas embarazada... —sacudió la cabeza al rememorar—. Pensé que te iba a perder en las mismas circunstancias que a Sabine. Estaba aterrorizado y me volví un poco loco, pero no estaba enfadado contigo. Me culpaba a mí mismo por hacer peligrar la vida de la mujer que representaba para mí más que ninguna otra persona en mi vida.
_________ podía hacer frente a los fantasmas del pasado, especialmente ahora que entendía que su frialdad durante el embarazo se había debido al temor por su seguridad, no a la repulsa por los cambios de su cuerpo.
Pero aún había cosas que no entendía.
—Ojalá hubieras confiado en mí —dijo tristemente—. Habría explicado tantas cosas y ahorrado tanto sufrimiento. Pero recurriste a Robyn, y ella me aisló. No podía entender una relación tan estrecha con ella. Al ir alejándonos uno del otro, pensé que era tu amante.
—Tienes que saber que nunca fuimos amantes —empezó a decir, y ella asintió.
—Te creo, pero el adulterio no es necesariamente un acto físico. Solía observaros a los dos juntos, Justin, y veía el lazo de unión que había entre vosotros, y me sentía rechazada.
Estuvo callado tanto tiempo, que __________ pensó que se había olvidado de ella, pero al tratar de soltar su mano, él la apretó con una expresión sombría.
—Juré que nunca iba a hablar de mi infancia. No fue la época más feliz de mi vida, pero no quiero que pienses que te dejo fuera nunca más. Mi padre era un hombre frío y distante. No recuerdo ni una ocasión en que le viera sonreír, que sintiera que me había ganado su aprobación. Mi madre era una persona reservada, sensible y, la mayor parte del tiempo, profundamente infeliz. Siempre he sentido que de alguna forma le fallé. O a lo mejor simplemente no se preocupaba por mí lo suficiente como para seguir viviendo.
—Justin, la depresión es una enfermedad —dijo __________ tomando su mano para consolarle—. Puede que en su confusión pensara que estarías mejor sin ella, pero estoy segura de que te quería —tras el refinado y exitoso hombre de negocios reconocía al chico solitario, y sintió pena.
—Es posible —dijo encogiéndose de hombros—, pero al menos tenía a Yves. Estábamos muy unidos, sobre todo tras la muerte de mi madre. Al crecer, nuestra amistad continuó. Lo compartíamos todo, y me alegré mucho cuando se enamoró de Robyn. Parecía que al menos un matrimonio Bieber iba a funcionar. La muerte de Yves fue un golpe destructor. Robyn se apoyó en mí, y supongo que yo confié en ella y pasó a ocupar el lugar de mi hermano, pero la veía como a una amiga íntima, nada más —miró a __________ con intensidad, desesperado por que le creyera—. Mi aparente desgana por ser padre no era porque no quisiera a nuestro hijo, sino porque tenía miedo de no ser un buen padre. Yo no tuve un buen modelo de padre —ella le apretó los dedos tranquilizadoramente.
—Eres un padre maravilloso. Clude te adora, igual que hará el nuevo bebé.
—Temía que mi infancia me hubiera dejado incapaz de amar, y mi matrimonio con Sabine parecía demostrarlo. Además había perdido a Yves, la única persona que realmente me importaba, y decidí que mi vida sería menos complicada si dejaba mis emociones al margen. Pero ahora me doy cuenta de que me estaba engañando.
—Descubriste que amabas a tu hijo —murmuró ella.
—Te conocí a ti —se puso en pie bruscamente, moviéndose con torpeza y descoordinación. El hombre al que tanto quería estaba sufriendo enormemente—. Me compadecía de Robyn, y confiaba en ella como en una amiga, pero nunca sentí otra cosa por ella. Esperaba que con el tiempo superara la muerte de Yves y disminuyera su dependencia de mí, pero no vi las señales que indicaban que quería algo más de nuestra relación. No sé qué hacer para reparar el daño que he causado, pero aunque probablemente me odies, no puedo dejar que te marches. Junto con Clude, eres mi vida. No puedo perderte.
—¿Por qué has guardado tantos secretos? —preguntó, desesperada por entender—. Lo que percibía como una falta de confianza en mí, le proporcionó a Robyn toda la munición que necesitaba.
—Chérie, eras tan inocente. Quería protegerte, especialmente cuando vi que no podía luchar contra mi desesperación por hacerte mi esposa. Los matrimonios Bieber no son famosos por ser felices. Es como si estuvieran malditos, y me despreciaba por mi debilidad contigo. Nunca debí casarme contigo, mon ange —terminó, y las lágrimas rodaron por sus mejillas.
—¿Entonces por qué lo hiciste?
—Porque te amaba... yo no quería —admitió lleno de emoción—. Dios, sé mejor que nadie que el amor duele. Cuando te conocí, pensé que me contentaría con una breve aventura. La química que había entre nosotros era evidente. Pero no contaba con que fueras tan inocente, y pronto quedó claro que lo mejor que podía hacer, por el bien de los dos, era retirarme.
—Pero no lo hiciste —murmuró __________.
—Non. Me di cuenta de que no podía dejarte sin arrancarme el corazón. El matrimonio parecía la única opción razonable, y me engañé pensando que podía hacerlo a mi modo, aprovechando todo lo que ofrecías tan dulcemente y sin dar nada a cambio excepto cierta experiencia en la cama.
—Desde luego, me diste eso —farfulló ________, incapaz de ocultar su vergüenza—. Era el único momento en que me sentía cercana a ti, y me aferraba al hecho de que me deseabas, porque no tenía otra cosa a la que aferrarme. Cuando me quedé embarazada, interpreté tu frialdad como rechazo, y no pude soportarlo. Te quería tanto, pero no sabía qué sentías por mí y era tan infeliz.
—_______, no llores, ma petite —le suplicó, sentándose en la cama y abrazándola—. Me he pasado la vida ocultando mis sentimientos, pero se acabó. Preferiría morirme antes que hacerte daño. Je t'aime, mon coeur. Tu es ma vie. Tu t'adore —le dio un beso con tan tierna pasión, con tanto amor, que no hicieron falta palabras, y ella se aferró a él como si su vida dependiera de ello—. ¿Me perdonas? —le rogó con los ojos llenos de emoción. Ella se preguntó cómo podía haber pensado que era frío. Estaba ardiendo por ella, dejando su orgullo a un lado para mostrarle los sentimientos que tanto le costaba expresar con palabras.
—No hay nada que perdonar —dijo ella suavemente—. Todo lo que siempre he querido era tu amor. Nada más importa... Tengo la sensación de que no volveré a necesitar esto —bromeó levantando el almohadón que había en medio de la cama, y lanzándolo al otro extremo de la habitación.
—No sabes lo tentado que he estado de destrozar esa cosa, junto con la colección de horribles camisetas que insistes en llevar en la cama —le confió, deslizando los tirantes de su camisón por los brazos hasta dejar sus pechos al descubierto—. Mis sueños se convirtieron en un montón de fantasías sobre tu cuerpo, que estaba a escasos centímetros del mío, pero separado por un abismo de malentendidos. Desde ahora, no habrá más secretos entre nosotros, mon amour —insistió, recorriendo con sus labios el mismo camino que iban recorriendo sus manos. Ella levantó las caderas para que pudiera quitarle el camisón —Te quiero, Justin—le dijo mientras él se quitaba la ropa.
—Y yo a ti, mon ange, más de lo que pueda expresar —aseguró apartándose un poco—. No estoy seguro de que debamos hacer esto —dijo llevando la mano a su vientre—. El bebé...
—Estará bien —le susurró, comprendiendo sus temores—. No vas a hacer que te lo pida, ¿no? —bromeó, y tembló al ver la adoración de sus ojos cuando la penetró con sumo cuidado y empezó a moverse rítmicamente.
—Yo soy el que debería rogarte... por tu amor.
—Es tuyo sin límites —murmuró, y no hubo tiempo para más palabras, al llevarla a ese lugar donde el tiempo no existía y las sensaciones les abrumaban.

Por fin se sentía realmente amada por él.
—¿Estás seguro sobre el bebé? —le preguntó __________ cuando estaban tumbados, satisfechos y abrazados. El percibió la duda en su voz. Se pasaría el resto de la vida demostrándole su amor, se juró. Nunca le daría una razón para dudar de su adoración por ella, Clude y su futuro hijo.
—Tengo el corazón rebosante —dijo simplemente—. Jamás pensé que podría sentir tanta dicha. Tú, Clude y este pequeño sois mi universo, y siempre estaré ahí para vosotros. Especialmente cuando estés gestionando una multinacional de ropa de bebé —añadió con una sonrisa—. Te quiero, chérie —________ le rodeó con sus brazos.
—Tengo la sensación de que voy a estar bastante ocupada —dijo alegremente, y el murmullo de aprobación de Justin se perdió en el beso que expresaba su amor mejor que las palabras.........
Fin.

Esposa cautiva Justin Bieber y _________Where stories live. Discover now