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Tres de la madrugada, eran las tres de la madrugada y todavía no llegaba.

Solo esperaba, tenía que esperar a recibir una llamada de su parte para poder dormir tranquila. Estaba acostada en aquel incómodo sofá en el que llevaba durmiendo tres semanas comiéndome las uñas esperando la llamada de mi padre. Llevaba tres días de viaje y su plan era volver el día de hoy pero no lo hizo haciendo que siguiera durmiendo en el sofá de la casa de mi tía Sally. No tenía ningún sentido ya que por las noches me quedaba totalmente sola pero eso no me importa en lo absoluto.

Tenía una estrecha relación con él desde el día en el que la mujer que me dio la vida nos dio la espalda y decidió rehacer su vida con un hombre mucho mas joven que ella dejándonos solos a nuestra propia suerte.

Bajé un poco el volumen del televisor y miré la pantalla de mi teléfono. Cerré un poco los ojos debido al fuerte resplandor de la pantalla y después de regular su intensidad entre a mis mensajes. En mi bandeja de entrada había un mensaje de papá avisando que no llegaría esa noche, bufé algo enfadada y bloquee el teléfono. Apague el televisor y me cubrí con las sábanas y trate de conciliar el sueño.

Fue entonces cuando escuché un vidrio quebrarse haciendo que mis sentidos se activaran por completo. Me senté y miré por todos lados pero no había señal de nada. Me levanté del sofá y con la pequeña lámpara del teléfono comencé a recorrer los pasillos. Solté un chillido bajo al escuchar pasos y me quedé estática al ver la figura de un hombre al pie de la escalera.

Corrí tanto como mis pies me respondieron y trate de ocultarme tras la barra desayunadora pero era tarde. Ya me habían atrapado.

—Que linda chica me he encontrado. —Aquel hombre me tomó por el cabello y pude sentir aquel fétido olor bucal entrar en mi nariz. —Venía en busca de joyas y al parecer encontré a la joya mayor. —Comencé a soltar lágrimas de miedo y sollocé con miedo.

—¿Que es lo que quiere? Le daré lo que sea, solo no me lastime.

—¿Dónde está el dinero?

—No lo sé. —Sollocé.

—¡Dime dónde putas esta el dinero?

—¡No lo sé! No vivo aquí. —El viejo me lanzó al suelo y pateó mi estómago sacando todo el aire que retenía dentro de mí.

—¡No me mientas maldita zorra! Si no quieres que te haga daño dame el dinero. —No respondí, solo pude llorar. —Tú te lo buscaste.

El hombre se subió sobre mí y rasgó la blusa de mi pijama. Grité con desesperación teniendo la esperanza de que alguien escuchara pero sabía que no pasaría. Cerré los ojos tratando de ignorar lo que pasaba pero no podía, cada toque era una espina que me lastimaba emocionalmente. Había aceptado mi destino una vez que ese hombre arrancó mis pantalones cortos pero se detuvo tan abruptamente que me vi obligada a abrir los ojos encontrando la imagen de un chico vestido de negro sobre aquel hombre. Éste lo golpeaba sin piedad alguna, cuando aquel hombre se quejaba agonizante el chico se detuvo mirándome fijamente.

Traté de cubrir mi cuerpo con mis manos de su mirada tan penetrante. Sus ojos marrones me miraban de una manera tan indescifrable que me hizo sentir expuesta. Desvió su mirada al cuerpo del hombre y después me susurró con una voz ronca y profunda.

—Llama a la policía y no digas ni una sola palabra sobre mí. —Me miró por última vez y salió por una de las ventanas.

Cubrí mi cuerpo con una sábana y llamé a la policía, llamé a mis tíos y me encerré en el cuarto de baño. El asunto del arresto hacia el sujeto se hizo difícil, las marcas de sus uñas en mis brazos y mi ropa desgarrada daban como evidencia el ataque pero no podía explicar los golpes que el sujeto presentaba.

Esa noche no concilié el sueño hasta las seis de la mañana, soñando con aquellos ojos marrones que me habían salvado.

Dedicado a

Mypudding

Posesión{Shawn Mendes Fan Fiction}*Where stories live. Discover now