Amor (Especial)

608 55 5
                                    

—Buenos días, jodido bello durmiente. ¿Has dormido bien?—preguntó con una sonrisa arrogante.

—¿Por qué sigo estando desnudo en tu cama?—musitó medio dormido.

—¿Tengo que recordártelo? Podemos repetirlo cuando quieras.

—Pervertido—dijo soltándose del agarre de Castiel y sentándose en la cama, seguidamente soltó un quejido que provocó que el pelirrojo soltara una carcajada.

—Cállate, tú me has dejado así...

—Con tu consentimiento, princesa—dijo con la clara intención de molestarlo.

—No me llames princesa—gruñó.

—Lo que digas, rubia. Vamos a lavarnos, ahora—dijo agarrando al chico en peso y dirigirse al baño.

—¿Qué haces? ¡Suétame!—exclamó. Castiel como respuesta le plantó un beso en los labios que duró bastante y sin haberse separado aun lo dejó de pie en el suelo del cuarto de baño. El pelirrojo abrió el agua y se giró para mirar al chico. Lo vio cabizbajo con el ceño fruncido y una expresión algo molesta.

—¿Qué te pasa? ¿Te sigue doliendo?

—Cállate—refunfuñó.

—Pronto iremos a por la segunda así se te pasará el dolor—susurró pícaramente en su oído mientras guiaba al chico hacia la ducha tirando de su mano. Nathaniel le dio un leve golpe en el hombro.

—Idiota.

El agua caía en los cuerpos de ambos, no se tocaban simplemente se miraban. Aunque la mirada de Castiel estaba más devorándolo que observándolo.

—Deja de mirarme tanto y dame la esponja—musitó el rubio. Castiel lo obedeció y se la entregó al chico, se sorprendió cuando el delegado comenzó a pasarla por su cuerpo.

—N-Nath...

Él lo ignoró y continuó frotando la esponja contra el abdomen del pelirrojo, subió hasta la clavícula de este, encontrando allí las marcas que él mismo le había hecho la noche anterior.

—¿Por qué tienes tantas marcas?—preguntó pensando que era imposible que él se las hubiera hecho.

—Fuiste tú.

—No, es imposible que haya dejado tantas...—respondió.

—Todas las hiciste tú, me mordiste muchas veces—dijo sonriendo mientras disfrutaba de las ''caricias'' que le brindaba el chico. Nathaniel no respondió, dejó de frotar al chico y este le quitó la esponja.

La deslizó por todo el cuerpo del chico, con delicadeza y provocando que este soltara algunos suspiros. El delegado sin previo aviso lo besó nuevamente, Castiel correspondió al beso de inmediato, dando a ver en él que no quería separarse del chico. Estuvieron abrazados unos minutos hasta que finalmente se separaron un poco. Nathaniel agarró un bote de champú y comenzó a masajear el cabello del pelirrojo, jugando con él traviesamente.

—Nath...—musitó por lo bajo.

—¿Mmh?—preguntó.

—Por cierto... No te pregunté que qué tal lo que hicimos anoche—dijo el pelirrojo. El delegado se sonrojó, joder, pensaba que no iba a hacer preguntas como esa.

Una NO historia de amor [Corazón de melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora