17. Sehun

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Salimos del local en dirección al río y nos volcamos en el pasto cerca de la orilla, mirando el cielo. Estábamos tan cerca que, cuando volteaba a hablarme, podía sentir su aliento congelado. Sus labios todavía estaban rojos por el frío del helado, igual que la noche que vino a cenar con mi madre. Rodé sobre mi costado para mirar su perfil. Sus ojos de por sí pequeños casi se perdían entre los párpados cada vez que reía y mostraba sus seductores colmillos. El viento cálido de la tarde empezó a removerle el cabello y el perfume del shampoo entró por mis fosas nasales haciendo que perdiera la poca cordura que me quedaba.

—Hyung, ¿puedo hacer algo?

—¿Algo como qué?

Me miró curioso y me apoyé en mi codo para poder erguirme sobre él.

—Algo como esto.

Descendí despacio y lo besé con timidez, casi como una caricia, luego lamí lentamente su labio inferior y lo atrapé entre mis dientes tirando de él despacio, hasta soltarlo. Me volví a acostar en mi lugar sin reparar en su expresión y cerré los ojos intentando verme sereno, aunque por dentro deseara gritar y pedir más, mucho más. La luz del sol dejó de pegarme en el rostro. Abrí los párpados pensando que quizás una nube se había cruzado, pero un hermoso demonio era la razón de la sombra.

—Eso es injusto, Hunnie. —Hizo un puchero—. No puedes hacer eso de repente y luego fingir que no pasó nada, ni siquiera lo hiciste como parte de un desafío.

—No lo hubieras hecho.

—¿Quién dice?

—Entonces demuéstrame lo contrario.

—¿Ahora sí es un reto?

Chasqueó la lengua y rodó los ojos, pero se acercó más. Mi corazón iba tan rápido que pensé que saldría corriendo por mi boca. No iba a poder resistirlo si Baekhyun me besaba, mi lengua se iba a soltar y acabaría confesándome.

—¿Sabes qué? Me rindo —dije.

—¿En serio? —exclamó en extremo sorprendido.

Incluso creo que pude ver un dejo de decepción en sus ojos. Ya no entendía qué era correcto que hiciera y qué no. Quizás él también quería, pero por mi estúpido miedo me estaba perdiendo la oportunidad.

—¿Entonces serás mi esclavo? —Su rostro se iluminó con una sonrisa.

—Creo que no tengo opción.

***

Jueves

No tenía clases, pero Baekhyun me obligó a levantarme para que lo pasara a buscar y lo llevara a la facultad. "No seré amable contigo mientras sea tu amo, es el castigo por pasarte de confianzudo", había dicho antes de despedirse de mí la tarde anterior. Mientras me vestía revisé los mensajes, me había dejado uno antes de irse a dormir: "Despiértame con el desayuno, la clave de la puerta es 9404". Tendría que correr si quería llegar a tiempo de hacer todo.

Salí sin mirarme al espejo ni comer nada y manejé a bastante velocidad. Llegué agitado. Me recorrió una sensación extraña, pero acogedora, cuando puse la clave y la puerta se abrió. En el camino había comprado unas donas, así que solo me encargué de hacer el café. Entreabrí la puerta de la habitación de Baekhyun mientras la cafetera hacía el resto del trabajo. Todavía dormía, repleto de paz, así que empujé la puerta despacio y me acerqué a la cama. Hubiera dado cualquier cosa por despertarlo con un beso, pero no quería volver a pasarme de la raya. Quizás esta vez sí se enojaría. Intenté tranquilizarme acariciando suavemente su mejilla. Sus pestañas temblaron y los párpados se abrieron lentamente.

—Estás aquí. —Sonrió con los labios cerrados.

—Te traje algo rico.

—¡Yay! —festejó mientras se estiraba.

Fui a buscar la caja de donas y dos tazas de café. Sabía exactamente cómo le gustaba: dos cucharadas de azúcar y un chorro de leche. Antes de que apoyara las tazas en la mesa de luz, me quitó la caja de abajo del brazo.

—¡Qué rico! Muchas gracias.

La abrió emocionado y empezó a comer apurado como un niño frente a su comida favorita. Parecía que sus cachetes iban a reventar de la cantidad que se había metido junta en la boca. Me reí por lo bajo para que no lo notara, pero me escuchó.

—¿De qué te ríes? —preguntó con la boca llena.

Se me escapó otra risa al ver esa imagen.

—¿Te estás riendo de mí? Anda, esclavo, elígeme la ropa. Se está haciendo tarde.

Me levanté e hice una reverencia servicial, luego me acerqué al armario y revisé su vestuario. Estaba dividido en dos partes: por un lado lo que era para el Byun celestial y por otro para el Byun nocturno. Sonreí por el detalle tan particular. Baekhyun tenía todo muy organizado y manipulaba limpiamente su imagen frente a los demás a su antojo. Elegí una camisa blanca, una campera de jean y un pantalón elastizado negro (eran los que mejor le quedaban). Mientras buscaba las zapatillas encontré tirado en el armario un marco de foto roto. Estaba oscuro, pero distinguí a Yifan y supuse que la persona a su lado era Baek.

—¿Qué haces? —llamó mi atención el bajito.

Divisé frente a mis ojos mi accesorio favorito sobresalir de un cajón.

—Nada, solo estaba pensando en lo sexy que te ves cuando usas esto. —Volteé con la gargantilla de cuero en la mano con una sonrisa sugestiva.

—Ni se te ocurra, todavía no pude saborear tu esclavitud.

—Entonces ve pensando un buen desafío. Te reto a ir con esto puesto a la universidad.

—¡Qué injusto! No hay nada que te avergüence o incomode lo suficiente como para no hacerlo. —Se cruzó de brazos, enfurruñado como un niño.

Me reí mientras subía a la cama y lo rodeaba con los brazos para abrocharle el collar. Me miró fijo a los ojos, como si quisiera ver algo oculto dentro de mí. Sentí que algo turbio se estaba tejiendo en su cabeza.

—Besa a Jongin.

—¿Qué? Estás loco. —Puse mis brazos en cruz delante de mí—. Ni soñando. Te has pasado. Ninguno de mis desafíos involucró a otras personas.

—Pero nunca dijimos que no se pudiera.

—No debería ser necesario decirlo.

—¿Y si fuera yo?

—No habría problema.

Una sonrisa de costado ocupó su rostro.

—Sin embargo el desafío sigue siendo con Jongin.

—No lo haré.

—Bien, era la idea. Sigues siendo mi esclavo hasta mañana.

Sonrió y se levantó de la cama para agarrar la ropa que había elegido e ir a cambiarse al baño. Estaba algo decepcionado, pero es cierto que si el desafío lo hubiera involucrado era muy poco probable que me negara a hacerlo. ¿Acaso acababa de decirle que no tenía problema de besarlo? Probablemente eso es lo que había buscado desde un principio, sacarme información. Resoplé y dejé caer mi cara contra la almohada. Seguro ya se había dado cuenta de que estaba desesperado por él. Sentí un escozor repentino en la nalga, levanté la vista y Baekhyun me sonreía levantando la mano.

—Ouch, ¿por qué hiciste eso?

—Tu culo me provocó. —Me sacó la lengua y salió de la habitación—. Vamos, esclavo, llévame que se hace tarde —alzó la voz.

Suspiré.

—Ya voy, amo.

Ayúdame a olvidarWhere stories live. Discover now