Nuestra Propia Historia de Amor MBL [1era TEMPORADA] [TERMINADA]

Capitulo 21

Alya estaba completamente histérica mientras todos intentaban calmarla. Ninguno podía creer que septiembre hubiera llegado tan rápido, y más aún, que su amiga estuviera a un par de horas de dar su importante audición. Marinette le había pedido a Leo, el estilista de Adrien, que las ayudara a prepararla con el vestido y el peinado mientras que Nino y el rubio llegaban un poco más tarde para dejarles espacio a sus líos femeninos en los que poco podían aportar.

La audición seria a eso de las seis de la tarde en el Théâtre du Châtelet ubicado en la Rue St. Denis por lo que aun contaban con bastante tiempo, cosa que no hacía más que aumentar el nerviosismo de la morena.

- Todo saldrá bien Alya –decía Nino, maravillado con su aspecto pues lucia hermosa

- Si, tienes mucho talento. Solo debes tener confianza –agrego Adrien al tiempo que llegaba con un vaso de agua con azúcar para la bailarina.

- Gracias chicos, pero enserio estoy muy nerviosa, no puedo con esto –reclama al tiempo que dejaba caer su cabeza hacia atrás

- Nada de eso chica, debes tener fe –la alentaba Leo ayudando a retocar su maquillaje mientras Marinette corría a abrir la puerta. Los tíos de la morena acababan de llegar desde Inglaterra para ver la audición de su querida sobrina y aprovechar de pasar unos días en la ciudad

- ¡¿Dónde está mi bailarina estrella?!—pregunto Maximiliam alzando la voz al tiempo que entraba al departamento

- ¡Tío! –grito la aludida al tiempo que corría hacia él. La chica se alegraba de que su familia estuviera ahí para ella, pero en cierta forma también le presionaba la posibilidad de que la vieran fracasar— que bueno que pudieron venir –agrego mientras abrazaba a su tía.

- Pero claro que vendríamos –respondió Arleth— Tanto tiempo muchachos ¿Cómo están todos? –No veían a los tíos de Alya desde que habían ido juntos a la playa durante el verano, pero el matrimonio era tan amigable que parecía que fueran sus propios parientes

Se sentaron a charlar mientras la madre de Alya la ayudaba a ajustar sus zapatillas de ballet y su hermanita trataba de hacerla reír para que se relajara

- Veo que Adrien supo usar bien mis técnicas de conquista ¿eh? –dijo Maximiliam acercándose a abrazar a Marinette y al modelo haciendo que este último se sonrojara un poco— felicidades muchacho, debes cuidar mucho de mi Mari ¿oíste?

Conocía a la chica desde que era pequeñita pues ella y Alya siempre habían sido las mejores amigas, por eso prácticamente la consideraba su propia sobrina y la protegía como tal, aunque sabía que Adrien era un gran chico.

- Estoy segura que todo saldrá perfecto –le decía Arleth a los chicos— No duden en que nuestra casa estará abierta a ustedes cuando quieran visitar a Alya allá en Inglaterra, sobre todo tu Nino —el moreno se tensó rápidamente al escuchar el comentario y se sonrojo de manera evidente

- Si quieres conquistar a mi sobrina debiste actuar antes amigo –bromeo Maximiliam colocando una mano en el hombro del chico— pero ya enserio, ven, quiero hablar contigo.

Salieron a la terraza justo cuando Alya entraba al salón lista para la audición y dispuesta a dejar todo en el escenario así que sin más, se dispusieron a afinar los últimos detalles para ponerse en marcha.

Para cuando llegaron allá pudieron ver la enorme concurrencia de aspirantes que añoraban un cupo en el Royal Ballet de Inglaterra, ya que no por nada era una de las más prestigiosas academias del mundo. Apenas entro al gran teatro la gente volteaba a mirarla con recelo pues su presencia denotaba carisma y talento, cosa que se debía en gran parte al atuendo que la misma Marinette había confeccionado para ella.

Quiso hacer un juego de luces y degrade para combinar con el cabello castaño rojizo de su amiga que había trenzado en un moño alto. El strapless en forma de corazón empezaba con un rojo fuerte que se iba disolviendo y oscureciendo hasta la cintura donde comenzaban las capas de tul negro adornado de brillantes, abombado y corto. Su piernas iban cubiertas con mallas transparentes con adornos en negro que subían ondulando hasta los tobillos donde se ajustaban las zapatillas del mismo tono oscuro. Lucia realmente fantástica, cosa que levantaba la envidia de quienes, como ella, buscaban un puesto en la academia.

Cuando fue su turno la morena subió lentamente al escenario repitiendo en su mente las palabras que se habían vuelto un mantra para ella desde que había iniciado con el Ballet "nada malo puede salir de hacer lo que amo". La música comenzó lentamente haciéndola girar despacio hacia el centro del escenario donde hizo una pausa hasta que la melodía se hizo repentinamente enérgica. Una mezcla clásica de clarinetes y violines muy simple pero atrevida, la veía deslizarse ágilmente por todo lo ancho de la esplendorosa tarima mientras sus amigos y contrincantes la veían asombrados desde las butacas. Marinette no podía estar más orgullosa de su amiga, siempre había sabido que tenía un hermoso talento y le llenaba de alegría saber que estaba decidida a seguir sus sueños.

Entre giros y cabrioles la morena se ubicó a distancia para tomar el impulso que necesitaba para el gran final. Primero con un pequeño brinco que la hizo caer en la posición necesaria para tomar altura y ejecutar un perfecto Grand jete que termino por cautivar a la audiencia. Luego de la presentación se ganó los aplausos de varios de sus contrincantes y las ovaciones de sus amigos y familia quienes veían felices su actuación.

Horas más tarde todo era risa y celebración en el departamento de la chica que por fin podía respirar con tranquilidad sabiendo que dio todo su esfuerzo.

- Ahora solo queda esperar –les dijo a sus amigos recostándose en el sofá mientras los adultos conversaban entre sí.

- Lo hiciste excelente Alya, no cabe duda que quedaras –exclamo Alix— ¡te felicito amiga!

La abrazó al tiempo que Marinette tenía el mismo impulso pues también ella estaba segura de que quedaría y por ende tendría que dejar Paris. En medio del abrazo escucharon como Adrien tomaba una fotografía del enternecedor momento con su vieja Rosie que los había acompañado durante todo el día.

- Te extrañaremos mucho Alya –decía sentándose al lado de su novia.

- Yo también los extrañare, pero creo que debemos esperar a que me acepten primero –la morena no pretendía ilusionarse o dar por hecho que había alcanzado un cupo, cosa que no pensaba nadie más pues después de ver su actuación no les cabía la menor duda de que lo lograría.

Todos se alegraban de ello, excepto Nino quien intentaba disimular el hecho de que nunca pudo confesarle su amor a la mujer que siempre había ocupado su mente. Se arrepentía de no haber actuado a tiempo pero también pensaba que era lo mejor para ella, jamás habría querido que sufriera por dejar Paris o peor aún que decidiera quedarse y abandonar sus sueños por algo como eso. Si la amas, déjala ir, se repetía mentalmente a cada minuto de lo que parecía ser la celebración más triste de su vida.

Adrien sabía que su amigo estaba sufriendo, y por más que intento que se declarara a Alya jamás pudo convencerlo. Incluso pensó en pedirle ayuda a Marinette pero Nino le había hecho prometer que no se lo diría a nadie. Al final no pudo romper su promesa y le toco ver con tristeza como su mejor amigo intentaba convencerse de que hacia lo correcto, haciendo caso omiso de sus consejos.

La noche avanzo y ya los invitados comenzaron a retirarse. Las tres chicas se quedarían esa noche en casa de Alya aprovechando lo que serían una de sus últimas instancias para estar juntas antes de que la morena partiera a Londres.

- Ahora solo nos queda saber si Alix se va también –comento triste la azabache una vez que estuvieron solas

- Las eliminatorias son en un par de semanas –declaro emocionada la aludida— Luego, si todo sale bien, viajare a Rio después de la graduación.

- No estés triste Mari, no estarás sola aquí –Alya noto los sentimientos de su amiga y no quería que esa noche fuera el comienzo de la despedida— Por lo que se tú y Adrien no pueden estar mejor ¿o me equivoco? –agrego mirándola fijamente a los ojos con una mirada picara.

- Sí, pero igual las extrañare –admitió dándoles un gran abrazo— las adoro tontas –finalizo y entre risas y cansancio se quedaron rápidamente dormidas.