Infiltración. || Talon x Malzahar. [ F I N A L I Z A D A . ]

Prólogo.

Las cuchillas provocaban que la sangre de sus enemigos se derramaran a sus pies. Lo miró a los ojos, ese tono azulado que tanto amaba.
Los dos contra el mundo, contra Noxus.
Mientras uno atacaba cuerpo a cuerpo, el otro se encargaba de cubrirlo, sus entes del vacío se encargaban de quitarle a aquellos que se abalanzaban a sus espaldas para intentar ponerles fin a sus vidas.
Desde los tejados les observaban sus colegas, sin intensión de luchar en su contra.
-Vamos Talon... Tu turno de ser feliz.- La pelirroja dijo en voz baja, pero sus compañeros fueron capaces de oírla.
El cansancio estaba comenzando a hacer mas lentos los movimientos del castaño. Un soldado se percató de esto y lo tomó como oportunidad para clavar algunas cuchillas en el hombro del chico.
-¡Talon!- Gritó preocupado el chico que vestía de purpura. Incapaz de ayudarlo, pues el ejercito de soldados se estaba expandiendo.
-No puedo seguir... ¡Largate!- Le gritó a su compañero.
-¿Bromeas?, ¡Saldremos de esta juntos, como lo hemos hecho siempre!
Sus palabras le dieron un poco de aliento al noxiano.
Con dificultad peleaba con el brazo herido, mientras su compañero aún peleaba justo detrás de él.

Mis ojos comenzaban a ver borroso, estaba cansado y herido, pero tenia que salir, pues había traicionado a Noxus.
Supongo que hasta este punto no entiendas nada. Bien, hay mucho que explicar, desde como empezó todo, como lo conocí... Como me enamoré.
Mi nombre es Talon, soy conocido como "la sombra de la cuchilla" ya que trabajaba en secreto para el comandante Marcus Du Couteau desde mi infancia.
Él es Malzahar, antes era humano, pero fue consumido por el vacío hasta ser lo que hoy es.
Hace tiempo una misión me fue asignada, investigar para cierto experimento sobre aquéllos pequeños pases al vacío. Noxus había encontrado gran poder en las criaturas que dicho lugar albergaba.
¿Sabes?, es difícil acostumbrarse al vacío, un humano normal no puede soportarlo sin ser consumido.
Ese día había entrado por error, o quizá por suerte. Ahí fue donde sus ojos me salvaron, la luz entre tanta oscuridad que estaba a punto de llevarme a lo mas recóndito de mi existencia. Esos ojos que solo él tiene, esos ojos hipnóticos y hermosos que pudieron salvar mi miserable vida.