Capítulo 4

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El asesino llamaba la atención de los soldados por verlo cuando aún había luz, y más cuando Katarina los estaba siguiendo.
—¡Talon!
—¿Qué?
—Que jamás estas a esta hora del día, al menos acompañamos un rato en nuestro día libre.
—¿Acompañarlos?
—Vlad, Draven, Darius, Riven. Están esperándome.
Detuvo sus pasos y miró a Malz.
—Sólo si él viene.
—¿Había dicho que no viniera antes?
El castaño respondió con una risa.
—Te presentaré a unos amigos, así no te aburrirás conmigo.– Le dijo en voz baja.
—Vamos, están con Morgana.
Kat comenzó a hablar con los chicos en el camino, era curiosa y siempre tenía preguntas.
Una vez que llegaron sus amigos se sorprendieron al ver a Talon.
—¿Talon?, ¿Te sientes...
—¡Sí, me siento bien!–. Interrumpió molesto. —Desde que llegué no paran de preguntarlo.
—Es que verte a esta hora...– Respondió Darius.
—Y eso no es todo, tiene compañía.– Agregó la pelirroja mientras colocaba su brazo en el hombro del moreno.
—Am...
—Kat, deja de molestarlo.
—¿Lo estoy molestando?–. Miró a Malz. —¿Te estoy molestando?
—T-Talon, prefiero Icathia.
—¡Icathia!, ¡¿Lograste entrar a Icathia?!–. Darius lo miró sorprendido.
—¿Logré?
—¡Se han mandado a cientos de personas y ninguno ha encontrado la ciudad! ¡Icathia y Ciudad Bandle están bastante escondidas, sólo una persona especial puede encontrarlas!
—¿Ciudad Bandle? ¿Qué no es la ciudad en la que estuvimos con Lulu?–. Le preguntó el moreno.
—Sí...
—¡¿Cómo es posible?! ¡Son ciudades escondidas, son totalmente difíciles de encontrar, es por eso que tu paga era demasiado buena!
—Pero si fue bastante fácil encontrarlas.
—Creí que al menos habías tardado en encontrar Icathia, tendré que advertir sobre eso. Quizá sea una falla.—Malz solía pensar en voz alta algunas veces.
—Espera, ¿Advertir?... ¿Acaso tú eres Malzahar?—. Darius preguntó.
—¿Hmm? ¿Cómo lo sabes?
—Talon, ¿Por qué lo has traído? ¡¿Sabes lo peligroso que es este tipo?!
—Darius, calmate.— Kat habló mientras lo alejaba un poco de todos.
—¡¿Calmarme?!, ¡Ese chico es...!
—Creí que mi apodo no sería conocido por el mundo humano, pero parece que me equivoque. No vengo a causar caos, no por ahora.— Agregó mientras se acercaba a él en el aire.
—Mataste a la hija de Kassadin.
Él soltó una pequeña carcajada.
—No, ella se entregó a mi.
—Sí, buscaba a su padre y tú le mentiste.
—A veces hay que jugar sucio, tú deberías saberlo bien.
—¿Malz?—. Interrumpió Talon.
Al escucharlo, aterrizó a un lado del hombre con quien discutía.
—No vengo por problemas, pero si quieres retarme haré que toda tu preciada ciudad sea destruida.
—¿Tu y cuántos más?
Sus ojos brillaron en un azúl más intenso.
—Estas hablando con tu futuro príncipe y preguntas algo sin sentido.
—¿Futuro príncipe? Tu ni siquiera...
—¡Ya basta!
Riven interrumpió con un fuerte grito. Talon suspiró como si agradeciera.
—Lo mejor será mantenerlos alejados.— Agregó el castaño mientras tomaba del brazo al profeta.
—Talon... Ese chico...
—El profeta del Vacío, ya lo sé.
Abrió los ojos bastante sorprendido.
—¿Cómo...?
—Los papeles que llené, también estabas tú.
El castaño comenzó a caminar lejos del grupo de chicos, se sentía incómodo pues él nuevamente estaba en el aire y sus ojos hacían que llamara aun más la atención; todo el mundo les observaba, y eso le disgustaba.
—Ya sabías sobre mi, ¿Por qué...?
—La primera vez que te mostraste no me atacaste, después me ayudaste cuando caí por el portal. Sabía que no eras tan malo como en las historias que se cuentan de ti.
—Entonces... ¿Confías en mi?
—No del todo... Pero sí.
—¿Por qué? Sabes lo que soy y lo que debo hacer.
—N-No lo sé, sólo confío en tí, ¿Bien?
El profeta sólo sostuvo su bufanda con una mano mientras sonreía detrás de ella.
—No vine a causar problemas, no por ahora. No estoy listo para...
—No hables, ya lo sé. Necesitas de uno más, uno que está atrapado y no fué de los que yo conocí, ¿No?
—Además Kassadin...
—No son amigos, ¿Verdad?
—Algo así, es decir, vive conmigo y me respeta dentro de casa, pero cuando se trata de nuestras misiones todo es muy distinto.
El castaño detuvo sus pasos para mirar al frente.
—Pues... Aquí vivo yo. Bienvenido a la mansión de los Du Couteau.— Agregó mientras abría la puerta de la entrada al jardín.—Mi habitación no es muy grande, pero no me quejo; al menos tengo un lugar al cual volver.
Entraron a la mansión, era un lugar bastante grande donde siempre había gente trabajando y cuidando de que los muebles no se llenaran de polvo. Talon no era considerado como jefe, pero tampoco como un empleado más; por lo que el personal siempre le recibía con cortesía, aunque se sorprendían al ver a su extraño acompañante quien flotaba y vestía de forma muy extraña.
—Es... Muy diferende al Vacío.
—Bastante, pero es cómodo. Aunque no mucho para mi.— Caminó hasta las escaleras bastante adornadas en blanco y dorado. —Por aquí.
Ambos entraron a un cuarto que estaba en u pasillo largo, aunque en la segunda puerta.
El cuarto tenía las paredes en blanco con muebles de madera caoba, la cama bastante adornada con tela roja a su alrededor. Había un armario entreabierto donde se podían ver algunos abrigos que por obviedad pertenecían al asesino; a un lado de éste, se encontraba un valcón y poco detrás del lugar, unos sillones acompañados de una pequeña mesilla hecha de madera y cristal.
—¿Y dices que no es muy grande?
—Imagina la de los demás, es por eso que no me quejo; está bastante bien, ¿No crees?
El chico de purpura rió como respuesta.
Talon caminó hasta la pequeña sala de estar, con uno de sus brazos señaló al otro chico que lo acompañara.
—Al no haber salido de Icathia, deduzco que no has probado el café.
—No tengo ídea de lo que es eso.
El chico caminó hasta una barra que estaba escondida detrás de una cortina, en ela había varios utencilios para bebidas, incluyendo vinos y cervezas, aunque la variedad no era bastante grande. Él sacó dos tazas de por debajo mientras colocaba algunos granos molidos de café en ua pequeña y simple cafetera a su lado. Se recargó en la barra a esperar, dirigió su mirada al moreno.
—Mira la ventana.
El chico dirigió la mirada al gran ventanal que abría paso al valcon y daba una gran vista del jardín que estaba lleno de flores blancas y un pequeño lago, había algunas personas arreglando el lugar pero eso no restaba puntos a la gran vista.
—Jamás habia visto algo así...
—De noche es mucho mejor, suelo pasar el tiempo mirandolo cuando no tengo misiones.—El castaño dejó una taza en la mesa y acercó la otra al moreno.—Toma, deberías probarlo, es algo común entre el resto del mundo.
Tomó entre sus manos la taza con algo de duda, pues en sí, no confiaba del todo en el castaño y cualquier cosa que podría tener la bebida le iba a afectar. Miró de nuevo a su compañero y dejó salir un suspiro.
Bebió un poco del líquido y lo tragó a la fuerza.
—M-Muy... Amargo.
—Siempre prefiero tomarlo mientras como algo dulce.—Respondió el castaño entre risas.
Uno de los sirvientes que estaba en el jardín se percató de la presencia de los chicos y los miraba de reojo aunque poco discreto, pues Talon se vió obligado a cerrar el ventanal y las persianas del lugar.
—¿Y eso?
—Detesto ser observado.
Se dió la vuelta y se encaminó al apagador de luz, poco después de encenderla unos pequeños golpes a la puerta lo obligaron a abrir.
—¿Sí?... ¿Darius?
—Vengo con una orden de arresto para tu amigo, así que por favor, entregate pacíficamente o será Talon quien sufrirá las consecuencias.
El castaño cerró la puerta antes de que el comandante provocara algo más.
—Tenemos que irnos.

Infiltración. || Talon x Malzahar. [ F I N A L I Z A D A . ]Where stories live. Discover now