Capítulo 6

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La albina se había incomodado por el momento.

—Me rindo.

El moreno empujó el pecho ajeno, retrocedió con movimiento torpe pues habia hecho un movimiento que solo le funcionaba cuando levitaba en el aire; terminó tropezando, su espalda movió una estantería de libros los cuales comenzaron a caerle encima.

—¡Mis libros!

—¿Q-Q-Que fue eso, Talon?— Tartamudeó con un sonrojo bastante notorio a pesar el tono de su piel.

—Tch... Date prisa en recoger los libros, salgamos lo más pronto posible.

—¡Contesta mi pregunta!

—¡Solo molestaba a Riven, lo siento, ¿Si?!

—Claro, "molestarla".— Contestó la pelirroja con un tono sarcástico.

—C-Callate... ¡Y tu, levanta todo eso!

El profeta bufó mientras recogía los libros entre sus brazos.
Al pasar de los minutos los fue acomodando con las ordenes de Morgana.

—Bien, hora de irnos.

El moreno le miró unos segundos y asintió con la cabeza.

—Talon, ten cuidado.— Agregó la pelirroja antes de que ambos chicos desaparecieran al subir las escaleras de nuevo.

—Lo de antes, ¿Qué fue?— Malz fue el primero en romper el silencio que había dejado después de subir.

—Ya te dije, no molestes y camina.— El moreno fulminó con la mirada, azul y completamente brillante que incluso causó temor ante el castaño.

—¡Es verdad!... Ahora solo concentrate en castillo.

—Y entonces, ¿Cual es tu plan, genio?

—¿Ahora te enojas conmigo?—. Bufó. —Creo que debí saber que con quien me encontraba era un pesimista.

—¡Bueno, tu me trajiste a Noxus! Y ahora por eso...

—¡No me culpes, tu aceptaste venir!

—Tch... Es por eso que debería asesinar a todos los humanos.

—¡Bien, entonces recupera tus poderes por tu maldita cuenta!

El castaño se notó irritado. Salió de la pastelería por la puerta trasera.

—¡Bien!

El moreno salió por el mismo lugar, se dio la vuelta por el lado contrario al que el asesino lo hizo.
Talon se detuvo unos segundos, suspiró y comenzó a seguir al profeta.

—La entrada más segura para nosotros es el jardín. Por la noche podremos ocultarnos fácil.— Malz escuchaba con atención. —Unas horas más y oscurecerá, no hace falta esperar mucho tiempo pues tardaste demasiado recogiendo los libros.

—¿Y los laboratorios?

—He entrado antes al castillo, pero no estuve mucho tiempo en el sótano. Estoy más que seguro de que es ahí donde está aquel laboratorio. No hay uno en alguno de los pisos donde más tiempo he pasado.

—¿Entonces?, sólo tienes pensado entrar por la noche, ¿Pero estando dentro?

Talon suspiró.

—Habrá que pensarlo en el momento.

—¿Crees que nos sigan buscando?

—Sí, lo principal es encontrar ropa que pueda ocultarnos; cambiar el atuendo, ya habrán puesto imágenes sobre nosotros.

—¿Y donde?

—A la mansión de nuevo.

El castaño tomó el brazo ajeno y comenzó a acelerar sus pasos. Pasaba de callejón en callejón, una ruta más larga pero sin ningún testigo; conocía las calles noxianas a la perfección.

—¿Y si está rodeada?, además, ¿De quien nos pondremos ropa, de Katarina?

—No, idiota. Soy yo quien crea mi propia ropa... Seguro tengo algo que te quede y que puedas usar para ocultarte bien.

—Como sea.

El castaño rodó los ojos y bufó mientras seguía al paso que había tomado.

La mansión ya estaba a la vista, por la barda que separaba el patio trasero de la calle, saltó para después ayudar al moreno a subir.
Lograron de alguna manera entrar a la mansión sin que ninguno de los sirvientes les viera.
De nuevo, estaban en la habitación de Talon, todo había sido reacomodado en su lugar, la puerta ya no estaba.
"Quizá la vayan a cambiar... Después de todo fue Darius quien la tiró". Pensó el castaño.

—Bien...— De dirigió al armario que anteriormente había lanzado, su ropa aún estaba ahí. —Veamos... Espadragon, sabrán quien soy; Elite Carmesí, sabrán quien soy... Ésto es tan viejo que seguro se romperá en camino.— Pensó en voz alta. Sacó un abrigo blanco del mismo lugar. —Hmm...

—¿Tanto te cuesta elegir?, pareces chica.

Los ojos rojizos del castaño se posaron en la tela roja que sobresalía de los cajones de abajo. Sonrió.
Al abrirlo, sacó otro traje de su estilo, rojo con negro perfectamente combinado; las cuchillas de atrás amarradas a un abrigo rojo y trenzado. Todo acompañado de una máscara rojo con blanco.

—Tengo el mío. Ahora tu.— Volvió a mirar arriba, entre la ropa que ya no usaba debía haber algo que nadie reconozca. Y recordaba tener algo. —¡Lo encontré!

—Espero no me vea ridículo.

—Todo lo contrario. Amaba éste cuando era un ladrón.

Finalmente sacó otro abrigo, a diferencia de los demás, éste no traía cuchillas a las espaldas. Simplemente era un abrigo sin mangas de color beige con orillas rojas.
en el lugar de los hombros, había hombreras metálicas. Los pantalones parecían ser hechos de metal gracias a algunas piezas de armadura en él; un paliacate con estampado de calavera acompañaban el vestuario.

—Es raro, pero... Me gusta.

El castaño sonrió.

—Mejor será cambiarnos, casi oscurece completamente.

El castaño desabrochó la capa de cuchillas que llevaba, a la par de que se quitaba la armadura.
El moreno suspiró y se dio media vuelta, ambos de espaldas.

Malz, fue el más rápido, tenía menos objetos que quitar y menos ropa que usar. Acompañó el vestuario con vendas en sus brazos y manos.
Talon, el más lento; las botas de acero y el atuendo más cerrado le hizo gastar un poco más de tiempo. Acomodó la máscara que llevaba un extraño pelaje que cubriría la parte trasera de su cabeza.

Ambos habían terminado. Salieron nuevamente por aquél balcón de la habitación.
La oscuridad de la noche les facilitó la salida pues si a plena luz del día, los guardias parecían estar dormidos; por la noche parecerían están muertos.

Saltaron la barda, cuidando de los guardias externos para escabullirse entre los callejones noxianos que Talon conocía perfectamente.

"¿Estuvo mal mirar un poco?" Se preguntó el moreno a sí mismo.

Infiltración. || Talon x Malzahar. [ F I N A L I Z A D A . ]Where stories live. Discover now