Capítulo 9

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Dos partes en su mente se dividieron. El moreno ahora corría el riesgo de morir a manos de los soldados, sin embargo aún mantenía la imagen del hombre a quien le juró lealtad eterna; la venganza lo cegaba.
El hombre dio su primer ataque, el cuervo que le acompañaba se digirió hasta el asesino con velocidad. Intentó esquivarlo pero sus pies no respondían, unas ramas lo mantenían anclado al suelo; Beatrice impactó al pecho.

—¡Talon, no puedo solo!—. Escuchó la voz del chico detrás de él. El profeta apenas podía llamar un ente y su única arma disponible era el cuchillo azul que llevaba atado a la cadera siempre.

Las ramas liberaron sus pies, se abalanzó en contra del general. Las cuchillas impactaron directamente al corazón, sin embargo, el hombre había cambiado completamente su forma. Los golpes no le afectaban, era como si por cada movimiento le ayudase a sanar.
Gruñó, se daba cuenta de que apenas podría hacer algo en su contra.

Dio media vuelta, dirigió sus pasos a su espalda en busca de ayudar al moreno quien tenía problemas con distintos soldados, aunque con las heridas sobre sus brazos, se mantenía en pie.
Rastrillar impactó entre los soldados, seguido nuevamente de un cuervo. De las puertas seguían entrando soldados, el castaño poco a poco iba dándose por vencido.
—¿Tuviste tiempo de ir a los laboratorios?—.
—Sí, Talon, el tiempo suficiente. No es que un ejercito me estuviese persiguiendo, ¿Verdad?—. Respondió con sarcasmo.
Su mirada sin vida, sus ojos carecían de brillo y su tes ahora estaba más pálida que de costumbre.
—No saldremos de esta.
—¿Bromeas? ¡Yo tengo que ver como el vacío consume éste mundo!... Necesito mi magia, podré sacarte de aquí.

Talon protegía la espalda del profeta y dejaba que él asesinara a los pocos que se abalanzaban en su contra. La forma de Swain buscaba atacarles, pero gracias a los soldados reunidos era difícil llegar hasta ellos. Escuchaba los gritos de furia del viejo, matando a sus propios soldados.
Un rugido logró escucharse en la habitación. La fuerza del grito y el eco del cuarto aturdieron a varios hombres. El cuervo se dio media vuelta y comenzó a atacar algo en sus espaldas.
Miró a Malzahar tras haber reaccionado con sorpresa y alegría después del rugido.
—Ella nos conseguirá tiempo.
Algunos rugidos con menor potencia se escucharon posteriores primero, algo se llevó fuera del alcance del castaño a los soldados que mantenía frente a él, lo mismo sucedió del lado del profeta.
—¿Qué esta sucediendo?
El moreno, apretó la mano del asesino y lo llevó a tirones con él.
—¡Te debo una!—. Gritó a sus espaldas. —Rek'Sai, trajo a más de su especie para ayudar. Hay que encontrar la versión de la bomba antes de que Kassadin se entere.
—Los laboratorios deben estar otro piso mas abajo.
—El "sótano" es gigante.
Sus pasos acelerados se dirigieron a la única puerta existente después de la entrada. El lugar parecía ser una morgue, el olor intenso a muerte y humedad.
Unas escaleras más, otro sótano. Sin dudarlo bajaron.
Encontrándose nuevamente con puertas.
Malz empujó sin éxito.
—Cerradas.
—No por mucho.
Talon, puesto de cuclillas, mostró una ganzúa que guardaba en uno de los bolsillos ocultos de su ropa. El sonido metálico de las herramientas chocando era lo único que podía oírse después de gritos y rugidos en casi un susurro.
Empujó una de las puertas, había logrado forzar la cerradura.

—¿Que mierda, Swain?—. Susurró.
—Los noxianos están dementes.
La habitación, adornada con paredes repletas de frascos, libros extraños y maniquíes de formas extrañas. Bastaba con acercarse a uno para notar que se había disecado a un humano, probablemente en aquellos libros estaban las notas de los experimentos para lograr algo como tal.
Algunos cuerpos estaban atados con cadenas a pequeñas mesas de metal, una de las esquinas poseía un tubo de aproximadamente dos metros de altura donde había una mujer dentro de lo que parecía ser agua.
—¿Qué es lo que hacen en este lugar? Ni si quiera yo imaginaria algo tan...
—¡La encontré!, HTCK-52.
—Espera, no es la única.— El castaño, estiró su cuerpo al máximo para alcanzar un artefacto sobre su cabeza. Un golpe pequeño lo obligó a mirar a su izquierda. La mujer en el agua parecía estar despierta y aclamaba su ayuda con desesperación.
Ignoró completamente el llamado para mirar el numero en la granada. —HTCK-04.
—De este lado hay otras dos: HTCK-34 y HTCK-31.
—¿Como sabremos cual es cual?
Malz miró a su alrededor, se aproximó a una hoja de papel y una pluma que vio cerca de él.
—HTCK-52, 04, 34 y 31.— Escribió sobre el papel. —Pueden ser las versiones o simplemente el numero de prueba.
Justo a un lado de la puerta divisó otra de las granadas, un color mas azúl y brillante que las anteriores. Talon la tomó entre sus dedos, al parecer el artefacto había sido utilizado con anterioridad.
Una nota se encontraba pegada a él con cinta adhesiva.
"Errores en su funcionamiento."
La movió entre sus dedos.
—M-01, esta es. Hay que darnos prisa y salir.
—La única salida es desde donde entramos.
—No he escuchado ningún ruido desde que entramos.— Respondió el asesino.

Caminó de vuelta a la entrada, antes de poner un pie fuera dio un último vistazo a la mujer. Nuevamente con los ojos cerrados aunque ahora se mantenía en posición fetal.
El profeta miró en la misma dirección. Ambos inexpresivos.
—Un experimento, ¿No es así?
—No lo sé, pero temo que algo similar le haya sucedido a... Alguien.— Cerró los ojos, inhaló aire y entrelazó su mano con la morena. —Vayamos de regreso a la repostería de Morgana.
Juntos avanzaron de regreso a la zona de batalla que se había creado minutos atrás.

Infiltración. || Talon x Malzahar. [ F I N A L I Z A D A . ]Where stories live. Discover now