Astaroth.

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Sus ojos me consumían y mi piel ardía a su tacto, cuando hablaba su lengua de terciopelo danzaba eróticamente y me hacía perderme.

El vestido blanco ya estaba manchado de negro, pero tú...tú lo consumiste.

Y aunque mi miedo obstruya mi deseo, realmente no quiero dejar de hacerlo, no quiero dejar de caer ante tus ojos, de mirarte desde abajo y tocarte sin censura, sin pena.

Cuando estoy en tus brazos no distingo entre el cielo o el infierno, pero sé que tu me podrías llevar a cualquiera de los dos sin problemas.

Astaroth, tan bello y bueno para convencer...hasta el ángel más puro caería ante tus pies.

"Y no pronuncias mi nombre aunque bien sabes quien soy"

Y mi alma se sacude cuando pienso en tus manos, en tus ojos y en tu maldita sonrisa.

Y si hay que decidir entre amor u orgasmos, realmente ya sabes mi elección.

Mi pobre alma tuvo suerte de encontrarte en esta vida y a mi descendencia le deseo mil veces la misma suerte, pues toparse contigo es la mayor de las dichas aunque sea también el mayor de los pecados.

Y cuando un demonio le sonríe a un ángel los mundos se colapsan y nace aquello que llamamos yerro.

"así como hay ángeles malos, también hay demonios buenos" y sigo sin poder decidir si eres bueno o malo.

Maquiavélico, embriagante y prohibido demonio, déjame caer en ti, déjame estar a tu merced y probar ese veneno maldito que habita en tus labios suaves y perfectos.


El Diario Amoroso De Una Papa.Where stories live. Discover now