5. No pienso dejarte

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Decido volver a casa y al llegar mis ojos no pueden creer lo que ven. Ahí está, sentado en la lluvia, con la cabeza apoyada en sus manos, en la entrada de mi casa. Pienso en dar la vuelta pero ya es muy tarde porque tiene los ojos clavados en mí. Respiro profundo, me bajo del auto y camino hacia él confundida.

—Te necesito —me dice y se pone de pie. No respondo, no puedo, no salen palabras de mi boca –. No sé qué fue de tu vida en estos últimos tres años —continúa —. No sé si te volviste a enamorar, si te olvidaste de mí. Solo sé que yo no volví a sentir nada parecido a lo que sentía contigo, nada que se pudiera parecer en lo más mínimo.

—Yo...no sé qué decir —contesto al fin —. Como no encontraste nada mejor decidiste volver a lo seguro, ¿no? No soy premio de consuelo.

—No es así Mel, te juro que nunca dejé de pensarte. Que cada chica que veía no me hacía sentir ni lo más mínimo comparado con lo que fue contigo.

—Ese es el problema Liam, fue —digo cortante.

—Está bien, y te entiendo tenés razón en pensar que soy un egoísta, que aparezco en tu vida después de tres años y te digo estas cosas. No quería, no iba a hacerlo, me conformaba con que Nolan me contara sobre lo que hacías, pero después de la noche de ayer simplemente no puedo dejarte ir otra vez. No me perdonaría no volver a intentarlo —le creo cada palabra que me dice, lo veo en sus ojos y me siento una estúpida al pensar siquiera en darle una oportunidad de entrar en mi vida de nuevo.

—Entra —le digo y abro la puerta de casa. El me sigue bastante confundido—. Ahora te traigo ropa de mi hermano, estas ensopado —digo subiendo las escaleras.

No tengo idea de qué estoy haciendo, verlo en ese estado me tocó lo más profundo de mi alma, pero eso me pasa con todo el mundo ¿no?, no puedo ver a las personas llorar. Eso no significa que sus palabras me hayan hecho considerar dejarlo entrar en mi vida, a pesar que lo invité a entrar a mi casa. Estoy con la mente en mil pensamientos y el hecho de tenerlo esperando en mi living no ayuda en lo más mínimo. Tomo una camiseta del ropero de mi hermano, unas bermudas y un bóxer. Dudo en llevarle lo último pero creo que no tiene sentido darle algo seco para arriba cuando lo de abajo sigue húmedo. Paso por el baño y agarro una toalla. Al bajar, me lo encuentro en la misma posición que lo dejé y alrededor de él hay un charco de agua.

—Ropa seca —le digo y se saca la camiseta que lleva puesta. Veo que sigue teniendo el cuerpo tan perfecto como siempre y está levemente bronceado. Qué bueno que está. Debo haber pasado unos cinco segundos mirándole el torso porque cuando me doy cuenta veo que se está mordiendo el labio inferior para no reírse —. No estás en posición de decir nada —le digo y el levanta las manos en forma de paz. Le dejo la ropa en el sillón y me dirijo a la cocina —. Voy a buscar agua —digo mientras me dirijo a la cocina y lo escucho reírse.

—Mel, ¿te volviste a enamorar? —me pregunta en un tono de voz casi suplicante.

—No sé, es decir, no me dio tiempo de averiguarlo.

— ¿Cómo? ¿Lo conozco?

—No, no lo conoces, solo sé que un día se fue, al igual que tú y nunca más supe de él —le digo mirando al piso con mi vaso de agua en la mano.

—Entonces es otro idiota que conociste al igual que yo.

—Soy a la que dejan sí —le digo mirándolo a los ojos esta vez.

—Y me odio por eso, no quiero volver a dejarte nunca —dice acercándose aún más y tomando con sus manos mi cara. Una lágrima cae por mi mejilla y me aparto, pero él es más fuerte que yo y me atrae a él nuevamente —. Por favor no llores, lo menos que quiero en esta vida es volver a hacerte mal —dice acercándose tanto que puedo sentir su respiración. En ese mismo instante suena mi celular, y la verdad es que no se si lo agradezco o no. Me aparto de él y tomo mi celular del bar de la cocina.

—Hola —digo y lo único que puedo escuchar del otro lado son sollozos —. ¿Qué pasa Riley?? —grito y Liam me mira serio.

—Es Sophia, Mel —dice y comienza a llorar de nuevo –tuvo un accidente mientras estaba viniendo a la ciudad, murió Mel —dejo caer mi cuerpo al piso y mi celular cae a su vez.

Liam está agachado frente a mí pero no puedo escuchar lo que me dice, veo que toma mi celular del piso y habla. No entiendo nada de lo que dice, estoy demasiado aturdida. Sophia está ¿qué?, se supone que la iba a ver esta misma noche, nos íbamos a juntar las tres como en los viejos tiempos. Liam se sienta a mi lado, me abraza y comienzo a llorar como si tuviera diez años hundiendo mi cabeza en su pecho.

—Quédate conmigo —logro decir entre sollozos y él me abraza más fuerte aún.

—No pienso dejarte.

Después de estar unas horas en la misma posición en la cocina, me sugiere ir al cuarto y le pido que se acueste conmigo. Yo lloro y el me abraza en silencio hasta que en algún momento de la noche me quedo dormida.  

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