11. Viejas costumbres

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Liam

—Vámonos Mel—le digo mirándola a los ojos a modo de súplica, lo cual es bastante patético.

—¿A dónde?—dice ella arqueando una ceja.

—No se, vos elegi y yo te acompaño, me mudo contigo a Nueva York.

—¿Te volviste loco?—se ríe y me toca la frente—. Creo que tenés fiebre.

—Voy mas lento entonces, quédate conmigo hoy en casa.

—Liam...—y mientras dice esto le hago puchero—, ¡sos tremendo boludo de grande para hacerme pucheros y no me mires con esos ojos!

—Por favor—le digo juntando las palmas a modo de súplica y ella asiente mientras se ríe. Seguro que piensa que lo de irme a Nueva York con ella era una broma pero no puedo estar lejos de esta chica ni un segundo más de mi vida—. Vamos por algo de comer antes, yo invito —digo levantándome y dándole la mano para ayudarla a pararse.

Vamos a un lugar de comida china al que solíamos venir cuando eramos novos y pido dos Chow Fan de carne para llevar.

—No como carne—dice mirándome y la chica de atrás del mostrador se ríe.

— ¿Y tu novio no sabe?—dice la pelirroja divertida y yo la miro de mala manera.

—Que el mío sea vegetariano—dice Mel riéndose—. Y no es mi novio—agrega.

—No sabía que eras vegetariana—digo apartándome del mostrador.

—Ya casi tres años y hay muchas cosas que no sabes de mí.

—Ya veo, como ese tatuaje que tenés en la nuca, cambiaste bastante.

—Como el tatuaje y otras cosas—dice ella riéndose y a mi no me causa gracia su respuesta, no se a que se refiere con eso tampoco.

Me acerco a la caja a pagar y le paso mi tarjeta de crédito a la pelirroja.

—Lo siento, no acepta la tarjeta—dice y la vuelve a pasar dos veces más—. No—vuelve a decir apretando los labios.
Le doy otra, y pasa exactamente lo mismo y decido pagar en efectivo. Esto es raro, muy raro.

Al llegar a casa le pido a Mel que me espere en el cuarto mientras me doy una ducha.

Mel

Abro whatsapp y decido leer otra vez el mensaje que recibí hoy temprano.

Mels, no quiero molestarte pero de verdad necesito contarte todo, qué pasó y por qué me fui así sin más. Sé que por algo no quisiste contestar mi mensaje anterior pero no me perdonaría no volver a intentar escribirte.

Simón me escribió y mi corazón late a mil por hora como si lo hubiese leído por primera vez. Pero la parte que no termino de entender es por qué dice que no quise contar su mensaje anterior si no recibí más nada que eso. Decido contestar.

Hola, no sé cuánto tiempo pasó ya pero este es el primer mensaje que recibo de tu parte.

El mensaje siguiente no demora más de cinco minutos en llegar seguido de una captura de pantalla de nuestro chat.

"Mels, sé qué Dylan habló contigo y por el hecho de que no le hayas contestado puedo suponer que no tenés ningún interés en saber de mí. Las cosas no son como piensas, yo no te quise dejar, necesito que hablemos." 

Leo y no entiendo, jamás recibí eso aunque por lo que veo aparece como leído.  Fue hace unos días y entonces se me cruza una idea por la cabeza. Liam. No. Imposible. Creo que después de todo lo que paso entre nosotros no tendría el tupé de cagarla de esa manera. Recuerdo haber estado juntos ese día por la tarde, pero en ningún momento recuerdo haberlo dejado con mi celular... el cual no tenía código de bloqueo en es momento.

No pasan más de quince minutos hasta que Liam vuelve del baño, tiene solo una toalla cubriendo su cuerpo pero me concentro en lo que tengo que hablar con el, no sabe mentir, al menos no cuando éramos .

—Borraste un mensaje de mi celular el día que viniste a casa por la tarde—digo seria sentada en el borde de la cama.

—Te juro que fue un errror, no quise...—dice acercándose a mi con ojos de perro mojado pero lo interrumpo.

—¡Menos mal que la que tiene la maldita costumbre de elegir por los dos soy yo!—digo ya bastante irritada haciéndo que él se sorprenda por mi reacción.

—¿Querés hablar con él?—pregunta casi en un susurro.

—¡Dios! ¿Eso es lo que te interesa ahora? No puedo creer que lo hayas hecho y mucho menos a exigirme saber que voy a hacer—respiro hondo para tratar de calmarme y continúo—. Ya no sos un pendejo, podría tolerar este tipo de actitudes en el liceo pero ahora no. Pareciera que te gustara complicar las cosas.

—Mel...—trata de tocarme la cara pero yo se la corro en un acto de reflejo. 

—Mirá, mejor me voy, no quiero hacer un escándalo ahora por respeto a mi mejor amiga. Así que adiós Liam y ni se te ocurra tratar de detenerme. Necesito espacio. 

Dicho esto bajo las escaleras hecha un huracán y cruzo el salón hasta llegar a la puerta. Lo escucho gritar mi nombre pero hago caso omiso y me dirijo a mi casa.   

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