12. Tu voz

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Mel

Ya perdí la cuenta de las veces que vi a Liam desde que llegué y que nuestros encuentros estuvieran marcados por un final en común, yo escapándome de la situación. Solo que esta vez hay una pequeña diferencia, son dos los chicos de mi pasado que quieren volver a entrar en mi vida.

Soy la chica a la que dejan.

Pero por alguna extraña burla del destino, cuando logro sobreponerme es cuando quieren volver a entrar en mi vida.

Hace aproximadamente una hora que estoy tumbada en mi cama con Nolan a mi lado. No se que haría sin él sinceramente, es mi mejor amigo además de mi primo y siempre sabe como tratar conmigo. Me dejó desahogarme todo lo que quise y ahora está simplemente aquí a mi lado.

—Mel—dice rompiendo el silencio que invadía mi habitación—. Cambiando de tema, siempre tuve una duda y nunca te pregunté—frunzo el ceño y el continúa—, entre Liam y Simon, ¿no hubo nadie?

—Si, salí con chicos... nadie que importase demasiado ni que durase más que una cita —miento —. ¿Por qué?

—Porque el día de mi recibimiento escuché algo que creo no debería haber oído, y después pasó lo de Sophia y no quise preguntarte sobre eso.

—Sean—digo casi en un susurro.

—¿Qué?

—Eso que dije, no voy a volver a repetirlo.

—¿Sean?

—Entonces si escuchaste.

—¡Melina!!!—se agarra la cabeza con las dos manos y se deja caer en mi cama otra vez—. ¿Liam sabe? Sabés que lo odia ¿no? Bueno en el liceo y más importante aún ¿Riley?

—Ese es el punto, ya no estamos en el liceo y me importa muy poco si a Liam le molesta o no. La que no se puede enterar es Riley —le contesto muy seria—. Y sé que no sabés guardar secretos pero este te lo vas a llevar a la tumba porque te mato.

—Como dijiste antes ya no estamos en el liceo y si sé guardar secretos ahora—dice resaltando la palabra ahora—. Y estoy muy dolido. Te cuento hasta cuando voy al baño Melina Evans. Y Sean no me agrada.

—Ya no es el mismo que antes, está estudiando, no es más el playboy que era en la secundaria. Y yo le importo de verdad y le seguí importando aún después de haberse acostado conmigo.

Nolan se gira hasta encontrase con mis ojos negros tan iguales a los suyos y los abre como platos. Su boca parece que fuera a tocar el piso de tan grande que la tiene abierta de tal forma que parece una caricatura.

—¿Que te acostaste con quién???

—Shhh—le digo poniendo mis manos sobre su boca—. No grites boludo porque si mi hermano te escucha...

—El que me va a escuchar a mi es Sean—dice poniéndose de pie y yo largo una carcajada, si claro no puedo imaginarme esa escena un metro sesenta y uno contra uno ochenta, sin contar el hecho de que mi primo es un palo—. No entiendo cual es la gracia, hice clases de karate le podría partir la cara si quiero.

—Fuiste a dos clases—digo bajito y empiezo a reirme de nuevo.

—No puedo creer, yo pensé que solo habían salido.  Es más grave de lo que pensé—habla solo mientras se pasea por mi habitación, me lo sigo imaginando como una caricatura haciendo un pozo en el piso y me río.

—¿Pero no te gusta o sí?

—No... solo digo que es buen partido—me paro y pongo mis manos sobre sus hombros —,  tranquilo, fue solo sexo—y me vuelvo a reir dejándome caer sobre la cama. Él no puede evitar reírse por más serio que quiera estar.

Escucho pasos fuera de mi cuarto y me sobresalto. Le hago señas a Nolan para que haga silencio y me acerco despacio a la puerta sin hacer ruido alguno. La abro de golpe pero para mi sorpresa no hay nadie del otro lado.

—Nadie —digo levantando los hombros.

—Mel, llamá a Simon de una vez.

—¿Qué? ¿Ahora? Tuviste que hacerme acordar—le digo cruzándome de brazos.

— No es lo que has hecho, sino lo que no has hecho, lo que te causará congoja al caer el sol, Margaret Sangster.

—Odio que tus frases cursis tengan razón. Y si a mis veintiún años no sé qué es congoja, pero entiendo el punto. 

—Solo predico lo que la no muy bella poeta nos dejó, y como primo mayor ese es mi deber pequeña—dice muy contento.

—Ay primito... esto de ser el mas nerd del universo se te da bien, no por nada tenés veintitrés años y una licenciatura en lengua y literatura inglesa en Harvard, te odio lo sabés —lo abrazo y me hace una reverencia.

—Después me contás como te fue, suerte primita.

Al cabo de unos minutos luego de la partida de Nolan tomo mi teléfono de encima de la cama y me decido a llamar a Simon.

Sin pensarlo mucho presiono el botón de llamar y antes de poder arrepentirme una voz que enciende cada nervio de mi piel dice mi nombre.

—¿Mels? —pregunta mientras mi cerebro y mi corazón vuelven al día en el que desapareció de mi vida pero también al día en el que me besó por primera vez —. ¿Mels? No te arrepientas de haber llamado —¿a caso me está viendo enloquecer en mi habitación?

—Estoy. No fue fácil escucharte —digo al fin y siento como suspira al otro lado del teléfono.

—Créeme que para mi tampoco lo es, pero necesito que hablemos. ¿Nos podemos ver hoy? —un escalofrío me recorre el cuerpo seguido de un calor insoportable. ¿Hoy?

—¿Pero... Australia? Yo no vivo ahí

—Lo sé, yo estoy en Nueva York, si me dejas verte te puedo explicar todo, necesito verte —me contesta casi en tono de súplica —. No es lo que parece, déjame verte nos debemos esto. Y si después de eso no querés saber nada de mi, no te molesto.

Como si pudiese resistirme a eso. Pienso en Liam. Mierda. ¿Cómo es que logra sabotear hasta el último de mis pensamientos? Tiene ese efecto en mi. Pero esta decisión es solo mía y después de lo que me hizo esta vez, no lo pienso dos veces.

—Estoy en Nueva Jersey. ¿Podés venir? 

—Nos vemos mañana linda.

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⏰ Last updated: Feb 13, 2017 ⏰

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