Escucho la historia de una bailarina y un juguetero.

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JACK

Llegamos hasta nuestra ciudad y me bajé con Sia en su casa, ya casi amanecía pero quería hablar un poco con ella antes de irme. Norte me miró por un momento, aunque no dijo nada, Conejo refunfuñó en voz baja y Meme alzó los dos pulgares mientras me sonreía, al menos tenía a alguien que me apoyaba. Hada iba como distraída en el asiento de atrás, pero algo en mi me decía que no estaba contenta con lo que estaba haciendo.

Sia se despidió de todos, abrazó a Norte y le agradeció por el arco, después le dio un beso en la mejilla a Meme (¿Por qué era tan cariñosa con él?). Se despidió de Hada con un brazo y a Conejo... solamente le estrechó la mano. Saltó del trineo a su ventana con una habilidad que todavía me sorprendía, y después me miró expectante, como si me dijera "¿No piensas entrar?"

Una vez que Norte despegó volvimos a quedarnos solos. Sia guardó el carcaj dentro del armario y el arco se trasformó en un broche para el pelo que ella metió en una caja, después se sentó en la cama y me hizo un gesto para que fuera con ella.

- ¿Te hiciste muda de pronto o qué? - le pregunté. Ella me miró por un segundo con la misma expresión relajada de hacia un momento, antes de abrazarme tan sorpresivamente que me quedé inmóvil.

- Estaba tan preocupada - murmuró - ¿Estás bien verdad? ¿No te hirieron ni nada?

 Sus manos me tenían el rostro y ella me inspeccionaba con sus iris azules. Me sentí un tanto incómodo e idiota porque, a pesar de todo, no podía dejar de mirarla. Estuve así varios minutos, hasta que ella se quedó conforme con lo que veía. Después, se pasó una mano por la cara y bostezo. Allí fue cuando recordé que en estaba amaneciendo y que Sia tendría que dormir un poco.

- ¿Tú cómo estás? - le pregunté.

- Bien, agotada, pero no lograron hacerme nada - respondió ella con una sonrisa cansada pero alegre.

- Tengo que irme - dije levantándome -. Vete a dormir.

Ella me asintió y sacó el pijama de bajo la almohada. Después se fue al baño para cambiarse, pero cuando tiró de la puerta esta no se cerró, sino que quedó entreabierta. Sé que no debí haber mirado por el reflejo del espejo, sé que tendría que haberme girado o por lo menos haberle dicho que la puerta estaba abierta pero... la curiosidad me ganó. La vi quitarse la campera, el buzo y la remera, ahora solamente le quedaba una fina camiseta y el sostén. Tenía una figura bastante más definida de lo que pensaba, y una espalda más delicada. Cuando se quitó la camiseta sentí arder la cara pero no podía apartar la vista. Seguí la línea de su columna hasta el pantalón y volví a subir por su pequeñísima figura. Ahora parecía mucho más frágil y delicada, incluso tierna e inocente. Ella se pasó el camisón y después se bajó los pantalones, fue entonces cuando pude girar y me concentré en las fotos que había en un mural junto a la cama.  

Había de sus primos, de su familia, algunas con Jaime pero la mayor cantidad eran con Tucker y otra chica que no conocía. En una estaban tomando un licuado en una barra, al parecer era verano porque Sia estaba de short y camiseta, igual que sus amigos. Otra, estaban en una cerca de madera, el campo abierto detrás de ellos. Sia vestía una jean, tejanas, y una camiseta de franela que le quedaba muy bien. Pero por sobre todas hubo una que me llamó la atención, eran Sia y Tucker disfrazados, ella tenía un vestido de trapo, el pelo lacio y suelto y pintado en el cuerpo algo que parecían costuras, como si fuera... una muñeca de trapo. Tucker llevaba un traje de finas rayas blancas y negras bastante ajustado y parecía que su boca se entendía mucho más de lo que en realidad era. Debajo de la foto un papel rezaba "Jack y Sally Skellington"

- Fue una fiesta de disfraces - dijo Sia al tiempo que se aparecía por detrás de mi - Era en la escuela, para un Halloween. Había que ir en pareja, Tucker y yo fuimos juntos, como amamos esa película nos disfrazamos de los personajes principales.

Me llamo Jack Frost, ¿Y tu?Where stories live. Discover now