Visitar mis recuerdos no me lleva a nada bueno.

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JACK

Me dolía la cabeza y necesitaba respuestas... Bianca, ese nombre me sonaba de algún lado, pero no podía recordar de donde. Volé toda la noche pero por fin llegué al único lugar que sabía que podían ayudarme, el palacio del Hada de los Dientes. Eso tenía algo que ver con mi vida pasada, estoy seguro, sino lo recordaría a la perfección.

Muy celestial y rosa para mi gusto, pero era hermoso igual. En cuanto llegué una avalancha de pequeñas haditas ayudantes me invadió, una en particular me abrazó fuertemente (fuerte para un hada que entra en la palma de tu mano) la reconocí enseguida, era la hadita que había rescatado de Pitch, nos había hecho buenos amigos.

- ¿Cómo estás pequeña? - le pregunté sonriendo. Ella hizo algunos ruiditos y me sonrió, deduzco que estaba bien.  Justo entonces apareció Hada, tan efusiva y alegre como siempre.

- ¡Jack! - me dijo radiante, dándome como siempre un abrazo que casi me tira al suelo - ¿Cómo estás? ¿Sucedió algo?

- Bien... no... en realidad, necesito tu ayuda Hada - ¿Por qué todos tenían esa costumbre de preguntar muchas cosas a la vez?  Hada asintió y entonces pareció calmarse, quizá se dio cuenta de que estaba más consternado que de costumbre.

- ¿Tus memorias no? - me preguntó.

- Si... es que, pasó algo muy raro. Discutí con Sia y...

- ¿Discutiste? ¿Por qué? ¿Está todo bien? - me interrumpió atropelladamente.

- Si, si, ya pasó - a veces me irritaba un poco que sea así de... explosiva - pero, en un momento, cuando estábamos discutiendo le dije "Bianca" y tuve algo así como una visión, no sé que fue.

- Entiendo - me dijo ella compasiva -. Al ver tus memorias, tus recuerdos comenzaron a regresar, tal vez Sia te recuerda a alguien de tu pasado y no te das cuenta.

- Yo podría... ¿Podría ver mis memorias otra vez? - en realidad no estaba muy convencido de lo que hacía, había algo que me decía que esto no me traería nada bueno.

- Claro, ven - respondió Hada y salió volando hacia una de las torres. 

Cuando llegué ella ya tenía mi contenedor en las manos, la última vez que lo había visto me había mostrado quién fui y por qué me convertí en Jack Frost. No sé porqué pero aquella cosa no terminaba de gustarme. Hadita estuvo en el bolsillo de mi sudadera todo el tiempo,  tomé el contenedor y toqué el centro, a pesar de todo quería entender qué había pasado esa tarde.

Por un momento hubo tantos destellos de luces que no pude ver nada, pequeños flashes hasta que la imagen se acomodó frente a mí, pero a diferencia de la otra vez, ahora me veía a mi mismo, como si fuera una película. Giré la cabeza y me encontré con Hada, que miraba al Jack del pasado sonriente. 

- ¿Puedes ver mis recuerdos? - le pregunté, por lo que sabía las haditas ayudantes no podían.

- Soy el Hada de los Dientes, Jack, tengo algunos privilegios - dijo ella.

- Me siento invadido - bromee. Pero después me concentré en lo que tenía justo delante de mi.

- Jack, ven, vamos a saludar a los vecinos - decía mi madre saliendo de la casa con mi hermana de la mano. Y allí aparecía yo, con un poco más de color en la piel y el pelo castaño. Las alcanzaba un momento después y agarrando a mi hermana íbamos corriendo por la calle. Me subí a un árbol y colgándome de cabeza jugaban con mi hermana, ella no paraba de reír.

- Te vas a caer si haces esa payasada - dijo una voz que no conocía. Tal fue el susto que casi me caigo de verdad, pero logré sujetarme de una rama.

Me llamo Jack Frost, ¿Y tu?Where stories live. Discover now