Capítulo 13

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Con las primeras luces del día, el desierto mostraba sus arenas de oro. El Zorro se sentía reconfortado, ese color le hacía recordar a su amigo el Principito. A poco de andar se encontró con la Serpiente, que se sorprendió de verlo ahí.
¿Qué hace un Zorro en el desierto?-preguntó la Serpiente con curiosidad.
He llegado hasta aquí porque el color de las arenas me recuerda a un amigo. -
¿Deseas encontrarlo?-
Quisiera verlo una vez más...-dijo el Zorro melancólicamente.
¿Y sabes dónde buscarlo?-
No, no lo sé...Ha venido de muy lejos, vive en un pequeño planeta que es como una estrella. -
¿Y cómo es tu amigo? ¿Podrías describirlo?-
Sí. Sus cabellos son como el oro, como estas arenas. Llevaba el traje de un príncipe y se veía como un niño. -
Él ha estado aquí anoche mismo. Yo lo he enviado a su planeta. -
¿Cómo es posible que lo hayas enviado tú a su planeta? ¿Podrías enviarme a mí también allí?-preguntó entusiasmado el Zorro.
Para poder hacerlo necesito veneno, una vez que muerdo a alguien se agota todo mi veneno. Mi mordedura es la que lo devolvió a su planeta.-
El Zorro se sintió desilusionado.
¿Hay algo que se pueda hacer para que recobres tu veneno?-
Es un largo proceso. Cada vez que cambio de piel aprendo cosas nuevas y me lleno de certezas. Con las certezas se acumula el veneno. Para vaciarme de esas certezas debo vaciarme también de mi veneno. Anoche lo he dejado todo para enviar a tu amigo allí. Ahora debo comenzar a aprender cosas nuevas para tener certezas, certezas que acumulen veneno. -
Tal vez yo pueda enseñarte cosas nuevas para que puedas ir acumulando veneno. -
Debes tener paciencia, pues al agotar mi veneno quedo exhausta durante días. -
Lo haremos a medida que vayas recobrando tus fuerzas. Primero es necesario que nos domestiquemos, yo a ti y tú a mí. De esa forma, seremos amigos. -
Estoy de acuerdo, creo que ya es hora de tener un amigo. -
Hablaremos de muchas cosas e iremos ganando interés en lo que cada uno siente o piensa. Luego, te revelaré mi secreto. -
El Zorro y la Serpiente hablaron durante horas. Durante horas y días, con paciencia, se fueron domesticando, crearon vínculos, se volvieron únicos el uno para el otro.
Cuando llegara el momento la Serpiente enviaría al Zorro con su amigo el Principito y luego cambiaría la piel. Luego de morderlo y agotar su veneno, sus certezas, debería comprender que uno es responsable de aquello que domestica. Y con esto debería aprender además el mayor secreto de todos: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

FIN


En Busca de El PrincipitoWhere stories live. Discover now