Capítulo 30

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30. Si no me queda más remedio...

Negué con la cabeza.

—Anda vamos. —reí.

Empezamos a andar por un rato, hasta llegar a una enorme casa.

—Ya hemos llegado. —dijo Adam mirando la casa y soltó un suspiro.

—¿Esta es tu casa? —dije boquiabierta.

Él se quedó callado.

—Algo así, es la casa de mis padres, pero también es la casa donde han vivido todos los Alfas de la manada, aunque yo quiero cambiar eso y vivir en mi casa, y que sea la casa oficial del Alfa, o, al menos, la mía.

Fruncí el ceño.

—¿Tenéis que vivir aquí?

Él negó.

—Tenemos, tú también entras en esto, eh. —dijo alzando una ceja.

—¿Quién más vive con el Alfa?

—Pues... Su Beta, y algunas veces, algunos hombres lobo, para la seguridad, aparte de los hermanos, etc...

Yo asentí.

—¿Y por qué no quieres vivir aquí?

—Ya he vivido mucho tiempo en esta casa, además que la mía la hice hace un par de años, antes de ser Alfa, y no es que haya podido mudarme del todo, y no me gusta tener que vivir en la misma casa con mi Beta, su mate, mis soldados y sus mates y mis hermanos y sus parejas, en la mía viviríamos en la misma parcela, sólo que no en la misma casa, las casas están juntas pero no es lo mismo, así si pasa algo podré protegerte y no estaremos viviendo con tanta gente.

—¿Me tengo que venir a vivir aquí?

—Por supuesto, eres mi mate, la Luna de esta manada, es nuestro deber cuidar de ti, además, los hombres lobo siempre han vivido en sus respectivas manadas con sus mates, es una forma de protección.

Asiento.

—Bueno, ¿quieres pasar y conocer a mis padres? —preguntó mirándome

—Estoy muy nerviosa... Pero sí.

—¿Nerviosa? ¿Y eso por qué?

—¿Y si no les gusto? ¿Y si no quieren que estemos juntos?

Él hizo que lo mirara.

—Mira, aquí las cosas no son como donde tu vives, por mucho que no les gustes no pueden hacer nada, eres mi mate, no pueden separarnos... Y en lo de que no les gustarás... ¿Estás loca? —dijo e hizo una mueca rara, a la que no pude resistirme a reir— En cuanto te conozcan te van a amar, eso tenlo claro.

—Pero, ¿Y si no?

—Enserio deja de decir eso, les vas a encantar, tú solo, relájate y sé tu misma.

Suspiré.

—Si tu familia fuera de humanos, estaría muchísimo más asustada.

—Menos mal que no lo son, te has librado de una buena.

Reí.

Sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, abrazándome firmemente.

Siento como besa mi frente.

—Relájate enserio, no tienes por qué estar nerviosa.

Asiento.

—Anda, vamos antes de que me arrepienta.

Mi Alfa, Mi Mate [MAMM1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora