Capítulo 11 "Malditos sentimientos"

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Cuando Clary dijo que lo solucionó ¡se refería a esto!

Jake me estaba mirando fijo desde la corta distancia que nos separaba. Llevaba el pelo hacia un costado, jeans negros rotos y una remera blanca que marcaba sus músculos a la perfección.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, y concluí que era por el efecto del alcohol. Aunque debía admitir que lo encontraba mucho más atractivo que otras veces, lo cual era grave.

Muy grave.

–Dest, ¿estás bien?–me preguntó Clary, y asentí con la cabeza. –Te quedaste parada como una estatua. ¡Vamos!

Pestañe varias veces y seguí caminando. Cuando llegué al lado de Jake, me miró divertido.

–Hola, Dest.

Le hice un gesto con la cabeza y abrí rápidamente la puerta de atrás del auto, pero tres chicas me miraron sonriendo.

–Te toca adelante–dijo Becca y me guiñó un ojo. Por atrás de ella pude percibir a Paige gesticulando un "perdón", y luego estallando en risitas.

Bien. Podía con esto.

Di la vuelta para abrir la puerta del copiloto, pero para mi sorpresa, Jake la estaba abriendo para mí. Le di las gracias y subí rápidamente.

El problema no era viajar adelante con Jake. El problema era viajar adelante con Jake estando borracha. Algunos seres humanos cuando consumen alcohol piensan que todo es mucho más lindo de lo que en realidad es, y si bien sabía que Jake era una hermosura estando sobria, estando en este estado me parecía algo irreal.

Pero lo peor de todo, era tener que controlarme para que Jake no mal interpretara las cosas, y no hacerlo sufrir por lo que me había contado Clary. Su interés por mi debía frenar, si no, iba a chocar.

El problema principal, entonces, era mi autocontrol. No confiaba en mi misma, y temía cometer otro grave error y hacer que Jake termine lastimado.

Para empeorar la situación, apenas se sentó en el asiento del conductor, un aroma riquísimo a perfume de hombre vino hacia mí. Tuve que apretar el cinturón muy fuerte para no mirarlo fijamente y dejarle en claro que hoy sí tenía ganas de él.

Sacudí mi cabeza, tratando de despejar mi mente.

–Gracias por salvarnos, hermanito–dijo Clary desde atrás.

Jake sonrió y la miró por el espejo retrovisor.

– ¿Viniste acá solo por nosotras, Jake?–le preguntó Paige.

–Sí y no–respondió mientras ponía el auto en marcha.– Estaba yendo al partido, lo único que hice fue desviarme un poco hasta aquí para llevarlas, pero nada grave–sonrió.

Me quedé observando su perfil. Tenía la nariz recta, junto con unos pómulos medianamente definidos, y lo que más resaltaba en él era la mandíbula, que la tenía marcadísima.

Me miró de reojo y antes de que pudiera disimular y mirar para otro lado, sonrió de costado y negó con la cabeza. Dejé de mirarlo y me puse roja como un tomate, debido a la vergüenza.

Después de unos minutos llegamos al instituto, y cuando bajamos, Bethany vino corriendo al lado nuestro con pintura en sus manos.

–Oye–le dijo a Jake–, si no tienes la remera, por lo menos déjame ponerte esto.

Jake rió y dejó que Bethany le haga las rayas. Cuando terminó, ella le pasó un dedo por la mandíbula, descaradamente, y pensando que no podía oírla, le dijo:

Nueva York y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora