Capitulo 17 "La verdad"

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Dormir en un yate junto a un montón de personas no era nada cómodo. Debido al cansancio que tenia, fui a dormirme temprano, pero resultó imposible. Todos estaban gritando en la parte de afuera, y no podía conciliar el sueño.

Hacía como veinte minutos que me enontraba mirando el techo, con la mente en blaco, o bueno casi, porque no podía parar de pensar que quizas debería haberme quedado afuera con ellos.

Tenía tiempo de dormir toda la vida.

Mi energía juvnil salio a flote, y cuando me levanté del colchón para dirigirme afuera, el pomo de la puerta de entrada giró y apareció Ethan.

Ethan.

Con su aparción volvió a mi mente nuestra conversación extraña en el baño, en donde me decía por qué habia comprado...

Oh dios mio.

No lo habia entendido, y entre el sueño y todas las cosas que pasaron lo habia olvodado, pero me había dicho la razón por la que me ignoraba

Y todo se debía a...

Una remera.

Una maldita remera.

—¿Qué haces acá?—le pregunté. Se encontraba con la mano todavía en el picaporte, y me miraba afijamente.

Abrió la boca par decir algo, pero las palabras parecían no llegar. La cerró y se volvió a quedar mirándome. Solo lo iluminaba una lamparita del pasillo y un poco de luz que entraba por la ventana de la habitacion, asi que no podía descrifrar muy bien su expresión.

Solto un suspiro y cerró la puerta detrás de él, quedando dentro de la habitacion.

Frunci el ceño.

—¿Acaso quieres...?

—¿Por qué haces todo tan dificl?

Su acusación me dejó perpleja. Tarde unos segundos en reponerme.

—¿Disculpa?—dije soltando una risa seca.

Comenzó a caminar haca mi dirección, y cuando llegó a la punta del colchón, se detuvo.

—¿Cómo haces?

Negué con la cabeza, y lo mire con horror.

—¿Pero y a ti que te pasa? —dije completamente enojada.—Para tu información, eres tu el que hace todo dificil.

Levantó las cejas, y mi furia aumentó, asi que continue:

—Yo no soy la que va ignorando gente por ahí. Ni la que lanza acertijos en baños oscuros—segui hablando, levantando un poco la voz.

Me obligue a tranquilizarme porque era muy peligroso que alguien nos escuchara.

—No fue un acertijo lo del baño, ni lo de ahora. Son preguntas concretas.

Levate una ceja.

—¿Ah si? A ver, cuéntame. ¿Por qué hago que todo sea difícil?

–Dejame explicarte–dijo y se subio al colchón. No paró de avazar hacia mi. Yo me pegue a la pared. Cuando nuestras narices se chocaron, comenzó a hablar, y yo a rezar. Un centimtro más, y nuestras bocas se juntarían. –La primera vez que te vi, pensé que estabas buena.

Solté una carcajada, pero Ethan en seguida me puso la mano en boca y el sonido comenzó a salir amortiguado. Sonrio un poco mientras me miraba, y cuando temrine de reir comenzó a hablar de nuevo.

–Pero no te preste tanta atención. Hasta que me pegaste ese repaso.–su tono de voz se volvió mas duro.–eso que hictse deberia ir en contra de las reglas del universo. Debereia estar prohibido. La intensidad con la me miraste, el fuego en tus ojos...cuando comenzaste a reir, supe que estaba perdido.

Nueva York y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora