Capitulo 12 "Cosas inesperadas"

1K 31 0
                                    

El último periodo terminó con los Hockey Killers ganando por un punto, y la tribuna estalló de felicidad. Todos nos paramos y comenzamos a gritar, y en un arrebato de felicidad, Jake giró hacia mí y nos abrazamos fuertemente. Estaba tan feliz de que hayan ganado que no reparé en que la gente ya se habia calmado, y sin embargo, él y yo seguimos abrazados.

Lo solté, tímidamente, y él me acarició la mejilla con sus nudillos. Sus ojos tenían una emoción que no podía descifrar, y cuando empezó a inclinar su cara hacia mí, casi salto de la grada.

–¡Vamos!

La voz de Anna nos sacó de ese momento, haciendo que lo mire con los ojos bien abiertos. Él hizo lo mismo. Había estado a punto de besarme delante de toda esa gente, como si fuera algo normal, algo que hacíamos todo el tiempo, cuando solo lo habíamos hecho una sola vez.

Clary tiró de mi brazo y me arrastró con ella hacia donde iba Anna. Las seguí sin detenerme a pensar, y cuando llegamos abajo, fuimos una de las primeras personas en salir del estadio.

–¡Tenemos que darnos prisa!–Volvió a gritar Anna una vez que estuvimos todos reunidos. Jake estaba cabizbajo, y un sentimiento de culpa surgió en mi interior.–Ethan me pidió que lleguemos primeros a su casa para poder preparar todo antes de que llegue la gente. Van a ser un montón de personas, así que hay que apurarnos.

Parecía que la borrachera se le había pasado, porque se la notaba más seria que nunca.

Mientras que nos dirigíamos a la parte de los autos, decidí que ir en la parte de adelante con Jake era demasiado arriesgado e incómodo, así que me metí primero en el asiento de atrás. Pensé en la posibilidad de ir en el auto de Maddie o Freddy, pero iba a resultar demasiado obvio, y ya no tenía dos años. Podía hacerle frente a esto.

O bueno, casi enfrentarlo.

Becca se sentó adelante, y Paige y Clary al lado mío. Jake puso la música muy fuerte, tanto que los oídos comenzaron a dolerme, porque estaba al lado del parlante, pero decidí no decir nada. No quería dirigirle la palabra todavía.

Tardamos un buen rato en llegar a la casa de Ethan, porque vivía en frente del rio, en una zona alejada.

Cuando el auto frenó, pensé que habia pasado algo. Iba a preguntar por qué nos deteníamos en el medio de lo que parecía ser un campo, pero cuando miré a la izquierda, todo cobró sentido.

Ethan vivía en una mansión. Literalmente en una mansión. La casa era la única en zona y tenía un tamaño descomunal. Estaba rodeada de un parque inmenso. Supe que era donde vivía por qué el auto de Maddie estaba estacionado en la entrada.

Nos bajamos rápido y en seguida Anna nos abrió la puerta de entrada. El interior era todavía más magnifico: columnas de estilo griego se elevaban por todo el lugar, escaleras que parecían de la realeza estaban a la derecha, y el salón en el que estábamos era un enorme espacio en donde había un espejo, una araña, y una especie de arregladísimo banco.

Anna nos hizo señas para que la siguieramos, y nos condujo hacia una abertura que había en el lado izquierdo. Allí, había una cocina tan grande que estaba segura que sobraba espacio para diez autos.

–Pongan los vasos y las bebidas por allí–Anna comenzó a dar órdenes, señalando otra abertura cruzando el pasillo que daba a la cocina.

En ese momento, Freddy y Theo entraron en la casa. Empezamos a ordenar todo, y cuando agarré un vodka, un tequila y los crucé al salón de enfrente, casi se me caen.

Era un salón con sillones de un lado, mesas del otro, y una pista de baile en el centro. Había una bola de disco colgando del techo, y en el piso había una mini elevación que conformaba la estructura para bailar.

Nueva York y élOnde histórias criam vida. Descubra agora