006; lucifer.

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La pregunta de Sam hizo eco en la mente de Daphne, quizás era posible que Zarek supiera algo, después de todo, él había sido su mejor amigo desde que ella tiene memoria, aún antes de ser compañeros en la primera, antes del kínder, antes de todo, él había estado ahí y aún continuaba estando para ella. Ella consideraba que Zarek era lo más real que tenía en su vida, él único que jamás la había dejado ni decepcionado.

A pesar de la gran duda que Sam había plantado en su mente, ella trató de no pensar en eso y simplemente le contestó a su amigo diciendo que estaba bien y que hablarían bien al siguiente día después del examen que ella debía rendir.

Las horas restantes de la noche pasaron rápidamente, entre que Sam cayó rendido en el sofá y ella aún continuaba releyendo diferentes apuntes que había preparado para el examen final. No había duda de que estaba nerviosa, aunque esto no se trataba solo de conseguir su título como abogada, sino que se trataba de hacer realidad el sueño de su difunto padre que siempre había querido ver como sus hijos se convertían en importantes y éxitos profesionales, tal y como él lo había hecho.

Al día siguiente, cuando el sol apenas estaba asomándose en el horizonte de Chicago, Daphne continuaba con su mirada puesta en los libros, con solo un poco más de tres horas de sueño ella parecía estar bien aunque, de a poco, las ansias y los nervios comenzaban a apoderarse de su ser.

Salió de su habitación ya vestida con una camisa de color celeste claro y una falda de tiro alto que llegaba hasta la altura de sus codos, su cabello estaba recogido de una forma informal pero con sus rizos bien marcados y el maquillaje discreto lograba disimular bien el hecho de que había dormido solo tres horas.

— Buenos días —mencionó Sam, que se encontraba frente a la cocina preparando el desayuno.

— Buen día —dijo ella mientras que pasaba por detrás de él para acercarse al refrigerador en busca de jugo de naranja—. No era necesario que hicieras el desayuno.

— Es el día de tu último examen, debes ir con energía —mencionó él haciendo que ella recordara instantáneamente a su hermano, eran iguales—. Sin contar que aceptaste que me quede contigo a cuidarte y sé que eso no es nada fácil para ti.

Ella sonrió al escucharlo y se acomodó frente a la barra que daba a la cocina, Sam ya se había encargado de acomodar un par de platos allí. Las tostadas estaban listas y, junto a ellas, había diferentes tipos de mermeladas de frutas, varios tipos de cereales ya estaban puestos en un par de tazones y un café acompañaba todo el desayuno que Sam había preparado.

Los dos juntos disfrutaron del desayuno mientras que ella hablaba sobre lo importante que era este día, sobre sus nervios y sobre lo muy feliz que hubiera estado su padre si él aún estuviera con ella. Mientras que el menor de los Winchester trataba de darle palabras de apoyo y aliento mientras que tranquilizaba sus nervios.

En cuestión de pocos minutos los dos se encontraban en el auto de la pelirroja en camino a la universidad donde asistía Daphne. Ella iba al volante mientras que Sam aún continuaba con su investigación, a Daph esa investigación le resultaba inútil, no creía que él ni Dean pudieran llegar a encontrar una explicación para lo que ella era.

Después de que el auto parara en el estacionamiento de la universidad, ambos salieron del auto y comenzaron a caminar hacia la entrada donde, en menos de un minuto, se presentó Zarek, el mejor amigo de la pelirroja que no le prestó mucha atención a Sam.

— Daphne, por fin —él dijo sin siquiera saludar antes—. Estaba demasiado preocupado, tenía miedo de que algo te hubiera pasado —dijo rápidamente, como si estuviera en un estado de desesperación, ella lo miraba sin entender por qué estaba así—. Me alegra que te encuentres bien, Daphy —terminó por decir mientras que le proporcionaba un fuerte abrazo.

Destruction  » supernatural. [Desireé; libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora