Décima séptima parte.

24.6K 2.4K 322
                                    

Un ligero peso se instaló en su abdomen de un momento a otro, el calor que antes estaba a su lado se empezaba a transformar en frío, despertando con ligereza al pelinegro.

—Tom —el suave susurro llegó a sus labios con cariño—, feliz cumpleaños.

El nombrado sonrió y agarró las caderas de su novio, abriendo los ojos para apreciar lo hermoso del día, o de su amante, que era lo más viable.

—¿Tú eres mi regalo? —preguntó dando un pequeño beso en los labios del ex-Gryffindor.

—Claro que no —contestó riendo—, no puedo regalarte algo que ya es tuyo.

Tom giró sin soltar a Harry, dejándolo recostado abajo él.

—¿Entonces qué es mi regalo, amor?

—¡Cierto! ¡Tu regalo! —gritó el ojiverde aventando a Tom y saltando de la cama para buscar algo bajo ésta, sin importar la tonta pose en la que quedó el pelinegro— No sabía que era hasta que lo encontré hace tres semanas en un libro que me regaló una gita... ¡Aquí está! ¡Toma!

Dos zafiros se centraron en la pequeña caja de terciopelo azul, con un pequeño moño en ella, haciéndola lucir simplemente hermosa, aunque algo le decía que de simple no tenía nada en lo absoluto.

—Ten cuidado —dijo Harry sacando su libro de Adivinación y abriéndolo con emoción—, son polvos desitjo, utilizado por gitanos para cumplir ciertos deseos hacia personas con potencial.

—¿Personas con potencial?

—Sí, personas con voluntad y deseos grandes, que podrán logra lo que sea tan solo con un pequeño de ayuda —murmuró señalando un texto—, sólo necesitas dar un pequeño sacrificio para cumplirlo.

Tom se acercó hacia Harry y se sentó a su lado, acercándose a sus labios, mas no le gustaban mucho los sacrificios.

—¿Y si me enseñas a usarlo? —preguntó sonriendo.

—¡Fácil! —murmuró dando un pequeño beso en los labios de Tom, para luego agarrar la caja— Agarras un poco del polvo y lo colocas en tu mano formando una de estas runas —informó feliz—, todo depende de en qué aspecto se encuentre tu deseo, luego comes el polvo y...

—¿Comer?

—No causa ningún daño a quien lo consume —dijo sonriendo—. Lo comes y sacrificas tiempo.

—¿Tiempo?

—Es por así decirlo, por ejemplo, en el amor, tienes que acercarte a esa persona y estar con ella —susurró emocionado—, es más un poco de suerte, como el felix felicis, pero permanente, por eso son pocos y difíciles de conseguir.

Tom miró los polvos con interés, para luego mirar la página de las runas, eligiendo una y sonriendo para sus adentros, no pierde nada intentando.

Con la punta de su dedo índice agarró algo de polvos y miró esa runa en específico, sonriendo al pensar cual sería su deseo.

—¿Cuál es tu deseo? —preguntó Harry interesado, queriendo saber la runa que Tom había escrito en su mano.

—Es demasiado lógico como para preguntarlo, Harry.

El nombrado pensó rápidamente y contestó.

—Pero tú no necesitas apoyo en tus planes —susurró el nombrado en reproche—, sé que serás alguien grande en el futuro.

Es ojiazul sonrió con burla y separó su mirada de la runa del amor, dirigiéndose hacia Harry y dándole un beso en su frente, empezando a rodear los hombros del viajante con sus brazos, acercándolo a su cuerpo.

Un nuevo mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora