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POV Camila

Todo se inició con besos que fueron aumentando en intensidad, él era muy dulce para hacerlo, eso era raro, yo estaba acostumbrada a otra clase de trato, cuando parecía que no ya no existía vuelta atrás Austin se detuvo. El tonto recordó que había dejado los condones en otro sitio, casi me reí en su cara pero solo me quede viéndolo y me eché hacia atrás. Él se fue corriendo.

Volví a sentarme y comprobé que todo estaba muy lindo, el olor, las rosas; no era sólo lindo, era maravillaos lo que hizo por mí. La tela era muy suave, me paré para verla más de cerca pero mientras sentía la textura, me di cuenta que detrás había un espejo, moví un poco la tela y me vi. Y me veía con mucho más peso del que seguro tenía, una culpabilidad inmensa me invadió y termine vomitando en el baño. Me estaba limpiando la comisura de mis labios cuando sentí que alguien me veía.

—Camila...

Giré con los ojos llorosos.

— ¿Qué haces? —Austin se acercó a mí y me ayudo a ponerme de pie.

—Nada, me cayó mal la comida, es todo.

—No es cierto, te veo más delgada cada día y no entiendo porque lo haces si eres más que hermosa —dijo acariciando mi rostro.

—No entiendes Austin.

Mi cabeza estaba agachada, no podía verle a los ojos sin sentir vergüenza.

—Necesitas ayuda amor —me abrazó.

Pude sentir sus latidos.

—Solo necesito dormir ¿sí? —lo abrace también y me llevó cargando hacia su cama.

Dormimos abrazados y él peinando mi cabello con sus dedos.

Los días siguieron pasando. Austin insistía en que necesitaba ayuda para mi trastorno, pero no era necesario —eso creía yo— me estaba yendo de maravilla en la agencia, no podía permitirme subir ni un kilo más, pero lo peor recién estaba por ocurrir: Austin encontró unas pastillas en mi bolso, las de éxtasis. Me gritó como nunca antes lo había hecho y me hizo sentir muy miserable. Necesitaba ayuda, la necesitaba con urgencia.

—Amor ¿te vas a demorar mucho? —me dijo acomodándose mi bolsa al hombro.

—Será rápido —acaricié su barbilla y me fui.

Esa mañana tenía una entrevista, si me aprobaban iba a ser la imagen oficial de una de las mejores marca de ropa del mundo. Estaba muy emocionada por la respuesta, sería algo rápido, solo tenía que entrar a la oficina, me decían un "sí" o un "no" y ya estaba todo hecho, mi vida entera dependía de esos pocos minutos.

— ¿Señorita Cabello?

—Sí, soy yo —sonreí.

—Pase, la están esperando — secretaria me abrió la puerta.

—Gracias —ingresé y mis manos no podían dejar de su sudar.

—Camila, Camila, querida Camila, déjame darte las felicitaciones, eres la nueva imagen de nuestra línea —fueron las palabras del gerente y me levanto el pulgar.

Yo no había terminado de ingresar a la oficina y sentía unas ganas de gritar, inmensas.

— ¡Gracias! —entré corriendo, lo abracé, salté y me retiré. Fue un momento raro pero posiblemente el mejor día de mi vida, salí de la oficina con una sonrisa demasiado amplia como para que durara en mi rostro.

Moría por darles la noticia a todos y de alguna manera a Austin pero al salir lo vi parado con la bolsita de pastillas en la mano.

POV Austin

Camila estaba tan feliz, era su día decisivo, aún me asustaba lo de su trastorno, pero yo la apoyaría en todo, y todo estaría bien. Me dejó su bolso antes de ir a la oficina del gerente, de pronto empezó a vibrar su celular, eventualmente contesté pero no fue una buena idea.

—Estúpida operadora —colgué.

Mientras guardaba el celular vi una bolsita de pastillas, me asusté porque creí que Camila estaba enferma pero al sacarla me di cuenta de lo que era... pastillas con logos de marcas de auto y caras felices, claro.

does he know? ; camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora