Capítulo 44

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*narra Aina*

Ana: Yo me voy ya a la habitación. Estoy cansada...

Aina: Lo que tú estás es preocupada.

Ana: Qué va.

Aina: Anita...

Ana: Vale, lo admito. Pero así me voy a dormir y ya no pienso más.

Aina: No dejes que te quiten a Manuel...

Ana: Déjalo. Boas noites.

Aina: Bona nit.

Yo opto por dar un paseo y por el camino me encuentro, nada más y nada menos, que con Marcos. Un sentimiento que no logro identificar despierta en mi interior. Se le ve cansado y triste. Me siento mal por cómo lo he tratado, tanto hoy como el lunes en la "no cena". Así que, por primera vez, busco su mirada y me alegro cuando él no la aparta.

Aina: Lo siento, me he comportado como una auténtica estúpida y desagradecida contigo.

Mendicuti: Gracias por reconocerlo.

Aina: En serio, perdóname.

Mendicuti: Eso está hecho, pero no puedo olvidarme de todo lo que me dijiste. Sostenerte la mirada me duele profundamente.

Aina: Supongo que tienes todo el derecho a sentirte así conmigo. Espero que con el tiempo, cuando ya puedas sostener mi mirada, podamos hablar a través del lenguaje de miradas, ya sabes, tu favorito.

Mendicuti: Yo también lo espero.

Me duele haber sido la causante de todo ese dolor. Y me duele ver cómo comienza a alejarse de mí. Supongo que ya no puedo pedirle nada, no sería justo.

Llego hasta la fuente y Mauro está sentado en el banco. Deduzco que Marcos y él habrán estado hablando. Debato entre dejarle solo, ya que tendrá ganas de estarlo, o decirle algo. Acabo haciendo lo segundo, ya que es mi amigo y quiero que sepa que tiene mi apoyo.

Aina: Bonita fuente, ¿eh?

Mauro: La odio.

Aina: Tiene su encanto. No quiero agobiarte, pero solo quería que supieras que tienes todo mi apoyo.

Me mira y me sonríe. Y nos quedamos en silencio, disfrutándolo y disfrutando también de nuestras voces interiores.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora