Capítulo 189

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CAPÍTULO 189

*narra Marta*

Me encuentro a Ana en la base de un árbol arrancando hierba.

Marta: Deberíamos ir a dormir ya. Mañana hay que madrugar demasiado. - levanta la cabeza, pero no puedo ver qué expresión tiene, está todo demasiado oscuro.

Ana: Es que echo de menos mi bacalao... - dice, en un susurro apenas audible.

Deduzco que será Manuel.

Marta: Sé que no te caigo bien y más con la que se ha liado hoy. Pero solo quería decirte que no vale la pena que Manuel y tú estéis así por nuestra culpa. Estáis desperdiciando un tiempo que vale oro. Y Manuel sí que movería montañas por ti... - esa última frase la digo más pensando en mí que en Ana. ¿Quién movería montañas por mí?

Ana: No me gusta que me den lecciones.

Marta: Bueno, pues quizás ya va siendo hora de que empieces a escuchar a la gente. Sobre todo a Manuel.

Ana: Marta, por favor cállate ya antes de que diga alguna barbaridad. No eres la más adecuada para hablar.

Marta: Está bien. Me voy. - creo que es la primera vez en mi vida que no replico cuando alguien me habla con este tono. Ya he sembrado el cambio en mi cuerpo. Ojalá lo hubiese visto Marcos.

Ana: Espera. ¿Manuel seguiría moviendo montañas por mí después de todo esto?

Marta: Ay, Ana. Manuel movería montañas por ti toda su vida, hicieses lo que le hicieses, date cuenta ya.

Me marcho a la cama, no sin antes enviarle un mensaje a Manuel: <<Por aquí todo bien. Ana está arrepentida. No te preocupes en absoluto por Efrén. ¿Tú qué tal con Martina y Mauro?>>

*narra Manuel*

Manuel: Es leviÓsaaa, no leviosÁaaa... - repito, con el tono despectivo de Ron Weasley imitando a Hermione Granger.

Martina: Me casaré con un Weasley.

Manuel: Y yo con Luna Lovegood.

Mauro: Hermione siempre.

De momento la situación no está siendo nada incómoda, al contrario, hemos conseguido aparcar nuestras diferencias y esto parece como antes, como cuando Martina y Mauro eran novios... Hasta que Mauro necesita ir al baño y nos deja a Martina y a mí solos.

Mordisqueo mi pizza para evitar cualquier conversación. Cling. Suena mi móvil. Tengo un mensaje. Se forma una sonrisa tonta en mis labios cuando leo la palabra <<Ana>>, me dispongo a contestar justo en el momento que Martina decide romper el hielo.

Martina: Me he enterado de que hoy has tenido una gorda con Ana...

Manuel: Ya, bueno, lo arreglaremos. Como siempre.

Martina: ¿No te hartas?

Manuel: Un poco, pero compensa...

Martina: Venga ya, Manuel. Quizás estés con la persona equivocada. Yo nunca te pondría las cosas tan difíciles. - En realidad, no me gusta la monotonía, prefiero las cosas complicadas.

Manuel: Martina, tú quieres a Mauro. No me lo pongas más difícil, por favor.

Martina: ¿Te lo estoy poniendo difícil? ¿Eso es porque sientes cosas por mí? - posa su mano en mi rodilla, ella se acerca a mí y yo solo pienso: apártate de una vez, los momentos de debilidad no son buenos. Y me aparto. Pero porque un vaso se estrella contra el suelo.

Mauro: Ya veo que no perdéis el tiempo. La normalización con vosotros es imposible. - sale por la puerta.

Manuel: ¡Espera! - grito, pero ya se ha ido - Gracias, Martina, has sido de gran ayuda. - le reprocho, fastidiado. Hago ademán de ir a buscarlo, pero la chica de las gafas rosas me frena.

Martina: Déjame ir a mí.

Manuel: Y arregla las cosas de una vez, por favor.

Me tumbo en el sofá, contesto al mensaje de Marta: <<Se ha liado una buena. Supongo que era de esperar. ¿Ana está arrepentida? Me gusta lo que leo.>> y me quedo dormido pensando en Ana. 

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora