Capítulo 135

145 5 0
                                    

CAPÍTULO 135

*narra Marta*

Tras el concierto, nos reunimos todos en una de las habitaciones del hotel para recuperar el tiempo perdido. En vez de jugar a nada, como hacemos habitualmente, esta vez hemos optado por una charla pacífica. Aunque es difícil que sea pacífica, ya nos conocéis.

Claudia: ¿Así que finalmente estáis juntos? - les pregunta a Ana y Manuel. Manuel coge a Ana por el hombro y la acerca a su cuerpo, a modo de respuesta. - ¿Pero sois novios?

Ana: ¿A qué viene tanta insistencia? - pregunta, bastante molesta.

Claudia: Tú sabrás... - Rocío la pellizca antes de que no diga nada más. Todos los de la otra residencia sabemos que se está refiriendo a Efrén, esta petarda necesita un merecido por ser una entrometida.

Manuel: ¿Pero qué dices?

Marta: Nada, no la hagas caso, Manuel. Las extensiones le han llegado al cerebro y razona peor que de lo habitual. - eso la calla. Manuel me dedica una bonita mirada a modo de agradecimiento.

Mendicuti: ¿Y tú, Maurete? ¿Has sobrevivido sin mí esta semana? - dice, luciendo su perfecta y provocativa sonrisa, intentando cambiar de tema.

Mauro: Esta mañana estaba a punto de morir, suerte que te he visto, has sido mi cura. Lo que no sé es qué voy a hacer otra semana más sin verte. - bromea, aunque en el fondo lo dice de verdad. - Aunque tengo el mejor antídoto de todos. - y le da un largo beso a Martina.

Martina: ¿Y vosotros qué habéis hecho en estas semanas? - dice tras el beso, ruborizada y aparentemente incómoda.

Marco: ¡Cocinar! - nos han prohibido decirles nada sobre la otra residencia. Espero que Teresa y Lluc, al estar otra semana con ellos, no se vayan de la lengua.

Ana: Y bailar el baile del suricato también, ¿no?

Marco: ¡Eso no puede faltar nunca! EL BAILE DEL SURICATO.

Ana: EL BAILE DEL SURICATO.

Se levantan y se ponen a gritar como locos con su baile, Rocío también se une. Hasta que finalmente nos unimos casi todos y vivimos un momento realmente divertido, mostrando lo locos que estamos sin ningún tipo de pudor.

Daniel: La verdad es que estas semanas fuera han cundido para aprender mucha cocina, lástima que no haya sido repescado...

Aina: Pero habéis estado juntos, ¿no?

Un momento. ¿Por qué dice Aina eso? ¿En qué se basa? ¡NO! No puede ser... ¿O sí?

Marta: Bueno, Marcos y yo sí que hemos estado juntos esta última semana. - digo, mientras despeino a Marcos. Los de la otra residencia se quedan flipando, pero por suerte no me contradicen.

Que Aina haya hecho ese comentario es porque sabe de algún modo que hemos estado juntos, se acaba de convertir en mi sospechosa número uno sobre el tema del perfil falso de Marcos. Tengo que averiguarlo sutilmente.

Marta: ¿Cómo sabes eso? - el rostro de Aina empalidece tras mi última intervención. Ha sido ella.

Aina: Yo... No es que lo supiera... Me ha salido sola la pregunta... - intenta arreglar.

Marta: Ya... Oye, - decido atacar por donde más le duele - ¿te he comentado que ese vestido ya está para hacer trapos? Por lo viejo que está y tal...

Aina se levanta de golpe, sin poderse controlar, poniéndose más roja que un tomate.

Aina: ¿Y YO TE HE COMENTADO QUE NO SOY ROPA VIEJA?

Marta: Ay, cariño, - intento parecer tranquila, aunque por dentro se me esté iniciando un terremoto de mala leche, no puedo rebajarme a su nivel de ordinariez gritando como una posesa - si quieres idear un plan para separar a dos personas, al menos no te delates tan fácilmente. Me podrías haber pedido consejo, ya sabes que para estas cosas soy la mejor.

Aina: NO TODO EL MUNDO QUIERE SER MARTA ÁLVAREZ. NO TODO EL MUNDO QUIERE SER UNA PERRA COMO TÚ. - sigue chillando, parece ser que se ha empeñado en que se entere todo el hotel de nuestros problemas.

Marta: Ahí te equivocas, querida. No todo el mundo puede serlo. - intento contenerme, pero no puedo, necesito soltarlo, darle el golpe de gracia - Ah, y que sepas que tantas ganas que has puesto en separarme de Marcos no te han servido para nada. ¿Tanto temías que nos uniésemos que hasta creas un perfil falso? Pues no ha dado resultados, porque mientras tú pensabas en cómo separarnos, nosotros no perdíamos el tiempo. Sí, no me mires así. Lo que te dije en esa maldita conversación por Twitter es cierto, ¡Marcos y yo estamos liados!

Le susurro un breve "lo siento" a Marcos y me marcho, habiendo ganado la primera batalla.

Detrás del delantalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora