Capítulo 12

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Solo para confirmar que seguía siendo el mismo o que estaba creciendo me había acostumbrado a mirar mi vientre todas las mañanas mientras estaba cambiándome.

Honestamente no le veía demasiados cambios, más que una panza de embarazo se miraba como la de un niño cuando está lleno de bichos. Un poco inflamada, pero normal.

Y según leí, en algunas ocasiones es completamente normal.

Una de las llamadas con mi familia me había dejado inquieta, mis padres comenzaron a hacer preguntas que se habían guardado desde el momento en el que se enteraron de mi embarazo. Se me había hecho extraño ese día porque ninguno había preguntado si tenía pareja o quién era el padre del bebé que estaba creciendo en mí.

Recordando a mi madre decir que un embarazo no siempre es fácil de ocultar me cuestioné cuánto tiempo más podía mantenerlo únicamente para mí y si era la decisión correcta. Al menos Jazmyn y mis compañeras de trabajo que son quienes me ven a diario va a llegar un tiempo en el que lo noten.

No estoy segura de esperar a que llegue el momento, o decírselos en cuanto pase un tiempo más. Lo que si tengo claro es que no estoy preparada para soltarlo, todavía me cuesta a mí asimilarlo.

—Los sábados me traen sabor a cielo —comentó Jazmyn tirando de un solo sentón todo su peso en el mueble como si tuviéramos dinero para estar remodelando muebles a cada rato.

—¿No pesas, Jazmyn?

Sacudió su cabeza y se levantó un poco la camisa para mostrar su inexistente vientre plano. Estoy segura de poder hacer chicharrón con la carne que tiene acumulada.

—Días duros de gimnasio —siguió acariciando su estómago—. Gimnasio la cocina porque me harto como si no hubiera mañana.

—Esas lonjas son músculos que se equivocaron de lugar.

—Cállate —contestó riendo—. Mientras no salga rodando todavía no soy lo suficientemente gorda.

Jazmyn volvió a bajar su camisa y se levantó del mueble, cuando volvió venía con un dorito y un vaso de jugo. En otras circunstancias hubiera ido a traer para también para mí, pero estoy tratando de seguir las indicaciones de la dieta que el doctor me dio.

—Quiero salir, está haciendo un montón de maldita calor. Necesito como un río o una piscina con agua helada.

—Llama a las chicas para saber si están libres y buscamos un lugar adonde ir.

—Yo no quiero salir con esas, ninguna respondió el celular el día que te internamos. Todavía sigo enojada.

No me levanté a darle un zape porque tenía pereza de hacerlo, sino sin esperar dos veces lo hubiera hecho. Ellas trabajan por la madrugada, ni yo contestaría un teléfono a las plenas seis de la mañana si estuviera en su situación. Lo importante fue que en cuanto pudieron hacerlo llamaron para ver cómo me encontraba, de nada hubiese servido tener tantas personas en el hospital.

Jazmyn fue a abrir la puerta cuando empezaron a escucharse unos toques. Últimamente habíamos estado teniendo una visita no deseada. No, esto bromeando. Justin nos hacía visitas y después de la tercera fui adaptándome a ellas.

—Hola, Haizel —gesticuló Justin en cuanto estuvo la puerta abierta. Le respondí con un movimientos de manos, él movió sus manos con una sonrisa siguiéndome la corriente.

—¿Qué te traer por estos lados, Justin?

—Creo que ya es hora de que paren con esa pregunta cada vez que llego —le contestó a Jazmyn y se sentó en el mueble que estaba a mi lado—. Soy consciente de que Haizel me extraña cuando no vengo a verla, por eso le hago una visita cada vez que puedo.

—Puedes todos los días.

—Bueno fuera. Yo simplemente hago tiempo para ella.

—Te la compro esa labia —dije con la intención de burlarme por la seriedad que utilizaba para decir tonterías.

—Hablamos cuando sepa que es eso.

—La verdad no sé cómo se le decía en tus épocas para poder traducirte.

—Estos niños de ahora —me siguió el juego y soltó un suspiro dramático.

—Justin, ¿no puedes llevarnos a algún lugar donde haya piscina o algo? Hace un calor horrible y queríamos salir —increíble que Jazmyn de verdad se atreviera a decir algo como eso.

—¿De verdad? —Justin cuestionó mirando en mi dirección. Antes de decir nada le eche un vistazo a Jazmyn, que estaba levantando pulgares por lo bajo.

—Estábamos planteándonos la idea, sí —traté de hacerlo sonar casual por si no salíamos a ningún lugar mi orgullo quedara intacto.

—Un amigo me llamó para invitarme a jugar fútbol cuando venía para acá, el lugar donde iban tiene una posa donde podrían aprovechar a nadar... no sé si se van a sentir cómodas yendo o quieren ir a otro lado.

—¿Son amigables?

—¿Quiénes van? —ambas preguntas las hicimos al mismo tiempo. Justin nos miró a las dos, posiblemente decidiendo a cual responder primero.

—Ellos van con su familia, y sí, creo que son amigables. Si les hablan, ellos hablan también.

La idea no me convencía, pero como siempre Jazmyn iba un paso más adelante.

—¿No hay problema sin nos llevas? Yo sí quiero ir.

—No creo que lo haya. Déjame llamar para informar que iré —Jazmyn asintió, y Justin se levantó del mueble para ir a llamar.

—¿Estás loca? —Regañé a Jazmyn en cuanto Justin salió hasta el porche—. Ni siquiera conoces a esa gente y quieres ir a compartir con sus familias.

—Maté dos pájaros de un tiro. Vamos a salir y te hice ver que pidió tu aprobación antes de aceptar llevarnos.

—No pidió mi aprobación, solo quería saber si era verdad.

—Es lo mismo, bien me lo pudo haber preguntado a mí. Tienes a un bipolar señor de cuarenta años luchando por no caer por ti.

—Tiene treinta y siete. Tú misma lo escuchaste cuando terminó con su broma.

—No le creas nada hasta que te muestre su partida de nacimiento o algo donde salga en qué año nació.

Tuve que mantener mis palabras para mí porque Justin volvió a entrar, aun hablando por celular. Le levantó el pulgar a Jazmyn que no dejaba de hacer señas preguntándole que le habían dicho.

Yo voy a regalar a esa niña a otros padres porque no es digna hija mía.

—Tenemos que pasar a comprar hielo y unas cervezas. Ya llevaron comida con ellos y se aprovecharon de mi llamada para que infiltrara alcohol.

—¡Tengo que alistarme! —expresó Jazmyn preocupada, casi tropezándose al caminar hacia su cuarto.

Justin volteó a verme.

—¿Me acompañas a buscar unas cosas a mi casa?

—Tampoco estoy lista.

—Te ves bien así, y que Jazmyn te arregle algo para llevar si bañas —su tono de voz de hizo más bajo—. Por favor.

—Está bien.

Bajo las sábanas {j.b} Where stories live. Discover now