Capítulo 15

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Me encontraba preparando la cena porque Jazmyn se había quedado a trabajar horas extras. Después del susto que pase por no dormir las horas adecuadas, había aprendido a que debían ser contados los días para quedarme horas de más en el trabajo. Aunque el aumento que daba era bueno, el dinero nunca debía ir por sobre la salud. Más ahora que tengo una pequeña vida además de la mía por la cual debo velar.

Yo era todo lo contrario a Jazmyn, ella cuando era su turno de hacer la cena, realmente no pasaba de huevo con frijoles, exceptuando las primeras veces que Justin vino de visita en las que cambio el menú porque estaba metido en el rollo de ser una persona educada para el jefe de su madre. Igualmente eso no le duró mucho porque Justin le dejó muy en claro que el hecho de que Erica fuera conocida de nosotras, no conseguiría ninguna ventaja con los demás en los negocios.

Una vez concluí de hacer todo lo que tenía por hacer, fui hasta mi celular que había estado un buen rato sonando. Cuando lo revisé había llamadas perdidas de Justin, así que sin perder el tiempo le marqué.

Él respondió unos segundos después.

—¿Hola?

—Hola —saludé—. Tenía llamadas pérdidas tuyas.

—Oh, sí. Quería decirte que no puedo ir hoy, estoy trabajando un caso que se complicó, y tengo que buscarle una solución.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Pregúntame más bien que fue lo que no pasó. Realmente no puedo hablar mucho ahora, guapa. Hicieron una cita repentina en la corte y temo que esto vaya a interferir en los avances que teníamos, estoy averiguando una forma cuerda de defender sin que suene como algo estúpido.

—Bien, al menos dime si ya comiste.

—Todavía no, pero lo haré en cuanto tenga un chance.

—Eso no suena a que será pronto.

Justin se rio bajo.

—Si sigues reteniéndome será más tarde, de lo tarde. Buenas noches.

—Buenas noches.

Cuando nuestra llamada finalizó, inmediatamente le hice otra a Jazmyn para decirle donde estaba su comida y que no probablemente no me encuentre en casa cuando ella salga del trabajo.

Conecté el celular al manos libres ya estando dentro del carro para poder manejar y al mismo tiempo intentar llamar a Justin, necesitaba saber donde se encontraba. Al quinto tono apagué la llamada, posiblemente estaba ocupado y no quería molestarle. En espera a que él llamara conduje lento.

Afortunadamente no tardo demasiado en hacerlo.

—¿Qué pasa? —preguntó en cuanto respondí.

—¿Dónde estás?

—En el despacho. Te dije que iba a estar trabajando.

—Tengo comida conmigo, ¿me das la dirección?

—Dios, mujer —un suspiro se escuchó a través de la línea—. Te la daré si vienes y dejas la comida solamente. Sin quedarte a más.

—Me vendré una vez que te la comas.

—Ve para mi casa. Simplemente recogeré unos papeles aquí para seguir el trabajo en casa, maneja lento para que podamos encontrarnos y no estés sola esperando por mí.

—Sí, oficial.

—Soy un abogado, pero no importa. Vamos de la mano con los oficiales —bromeó antes de cortar.

Me fui manejando muy lento como él me había dicho y aun así tuve que esperar a que llegara. Cuando su carro se estacionó, yo baje del mío con los platos de comida en la mano.

Buscando dejarle comida a él, no me había quedado tiempo de comer, por lo que había tenido que traer mi plato también.

—¿Así en pijama pensabas ir por mi oficina? —curioseó Justin, haciéndome pasada para que entrara a la casa.

—Realmente no lo pensé, solo quería llevarte de comer.

—Eso es lindo, pero no me hubiese gustado verte así por esos lados. No soy el único que se queda trabajando hasta tarde.

—¿Me veo mal?

—No, ese es el problema. Te ves demasiado bien como para andar con esas fachas en un sitio donde predominan los hombres.

—¿Es mucho lo que tienes por hacer?

—No es mucho pero es de utilizar la cabeza. ¿Por qué?

—Me gustaría que te pusieras cómodo antes de que te pongas a trabajar otra vez, ya sabes, que te vistas conveniente. Voy a volver a calentar la comida y luego te la llevaré. Prometo que no interrumpiré más que en ese momento.

Él asintió.

—Me siento un poco mimado. No tenía a alguien preocupado porque comiera desde que dejé de vivir con mi madre a los diecisiete años. A veces Martha hace esto de atenderme y mimarme, pero en las noches dejo de ser su trabajo.

Mi corazón se contrajo ante sus palabras.

¿Qué tan seguido se había quedado a trabajar a altas horas y no comía?

Recuerdo que durante mi niñez mi padre solía trabajar horas más de lo acostumbrado cuando se ponía a limpiar el establo porque yo todavía estaba aprendiendo a hacerlo y dejaba algunas cosas sucias, entonces mamá hacía un montón de comida extra para él porque debía estar muy cansado, y consideraba que el hecho de mimarlo era una recompensa que tenía por tantas horas de trabajo arduo.

A lo mejor la comparación del trabajo entre un granjero y un abogado no sea la más adecuada, pero independientemente de a que se dedique una persona, también existe el cansancio. Ya sea físicamente como lo tendría un granjero, o mentalmente como les sucede a otras personas.

Cuando entré al despacho que tenía Justin en una de las habitaciones de su casa, él estaba ido escribiendo en la computadora. A pesar de que no quería interrumpirlo porque parecía bien concentrado en lo que estaba haciendo, igual tuve que hacerlo.

—¿Te la sostengo o vas a venir a agarrarla?

—Dejé un espacio por aquí para que la pusieras. No puedo atrasarme tanto porque entre más tarde termine, menos duermo. Así que voy a comer mientras continuó en el trabajo, el tiempo en estos momentos es oro.

Le dejé la comida junto a un jugo de naranja que había preparado con unas naranjas que tenían en su despensa e inmediatamente me retiré. Al terminar de comer, me pasé por su despacho otra vez para ver si Justin ya había terminado.

—Eso no lo comí porque ya me llene —me explicó cuando tome el plato entre mis manos. A tiempo, porque tengo esa costumbre heredada por mi madre de servir una cantidad de comida justa para que no dejen nada; a menos que se hayan llenado.

—¿Quieres más jugo?

—No, amor. Gracias —asentí, dispuesta a irme de allí—. ¿Vas a quedarte a dormir?

—No, no traje ropa.

—¿Desde cuándo ese ha sido un problema? Mañana puedes irte a primera hora, además, son casi las doce. No quiero que te vayas sola a esta hora.

—Llamaré a Jazmyn para avisarle.

Justin asintió. —¿Tienes sueño?

—No mucho.

—Ve a acostarte a mi cama y te pones a ver algo en Netflix hasta que te dé sueño entonces. Iré a tu lado en cuanto tenga resuelto esto.

Justin llegó a la cama en alguna hora de la madrugada, desconozco con exactitud cuál sería. Lo sentí porque su peso hizo presión en la cama, también porque depositó un beso en mi cabello antes de abrazarme y dormirse.

Bajo las sábanas {j.b} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora