Cuando el amor llega.

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Al volver a mi nueva casa escuché a mi madre hablando con papá, supe que no volvería a verlo y discutí con ella, porque realmente no quería vivir lejos de papá. Perdón mamá. Pero sí, así era, me estaba quedando incluso sin él, y eso era lo que más me estaba afectando. Mi vida se estaba convtirtiendo en un caos.
Alejarse del primer hombre que te amó, del primer hombre que amaste; es algo que lastima a cualquier persona por dentro.

–¡Tú no piensas en nadie más que en ti, ¿Porqué me lo quitaste todo, mamá? –Y lloré.

No me respondió, se fue a su habitación en silencio, y yo esa noche me acosté pensando que tal vez la vida no estaba tan mal. Que tal vez de alguna manera me devolvería todo lo que me quitó. Y sí, sucedió. Llegó el, Alex Clarck, el chico más bonito que habría visto.

30 de noviembre, lo recuerdo muy bien; se acercaban las pruebas finales, claramente yo era una de las chicas inteligentes de la clase.
Un día normal de clases alguien tocó mi hombro en el recreo
–Eh... ¿Mery?
Escuché un poco de lejos, era la voz más dulce que había escuchado, que cursi, pero estaba loca. Era Alex Clarck.

–¿Qué pasa? Si, soy Mery. –Respondí en calma, tratando de ocultar la emoción que sentía por dentro.

Me pidió estudiar juntos para las pruebas que tendríamos, con la excusa de que sabía que era una chica de dieces. Y claro, sin pensar acepté.

–Pero, ¿tú no estás un año arriba?
–Sí, Mery, pero escuché por ahí que eres muy inteligente.
–¿Eso es lo que dicen? Vale. ¿Quedamos para estudiar entonces? –Preguné y él afirmó.

Al día siguiente, nos reunimos a estudiar en su casa. Todo iba bastante bien, era un buen chico; pero las intenciones cambiaron, claramente. Comenzamos a hablar de otros temas, a conocernos, a sonreír juntos, y por un momento me olvidé de todo lo demás, incluso de que había ido a estudiar, pero la noche llegaba, y yo tenía que llegar a casa antes de que oscureciera. Alex me acompañó, llegando a el portón, mientras sus manos se apoyaba en mi hombro, me decía que le gustó conocerme, a lo que le respondí lo mismo. Estando junto a él y viéndolo sonreír, por un momento, quizás un eterno momento, pude sentir que quería estar con él. Pero no quería aceptar que podría enamorarme, porque ciertamente, nunca me había enamorado..


Después del primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora