Четы́ре.

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— ¿Estás cansado? —. Preguntó el pelinegro observando con una curiosa sonrisa al menor que recuperaba el aliento boca abajo.

— ¿Yo? —. Rió burlescamente dándose vuelta y tragando más aire. — Ps, ni era... Tan extremo —. Concluyendo mirando a Otabek que está de pie sobre el. — ¿Qué tanto me miras? ¿Te gusto o qué?

El chico sonríe y le estira una mano. Yuri la toma para ayudarse a incorporarse y antes de que logre pararse completamente Otabek lo suelta haciendo que vuelva a caer de espalda al suelo.

— ¡Estás loco! ¿Quieres matarme?

Yuri se levanta sólo y se limpia el polvo imaginario para mirar con enojo al mayor, pero apenas sus ojos se encuentran sus facciones se relajan y ambos empiezan a reír sin ninguno motivo.

Cuando terminan Yuri se larga a su cuarto a ducharse y Otabek utiliza la habitación que se le a reservado.

El joven rubio está muy preocupado por como su pálida piel adquiere suaves tonos rojos cuando el pelinegro lo observa fijamente. ¡A todos les pasaría! Nadie puede soportar una mirada tan... Tan... ¡Tan como esa!

Llama a una de las criadas para que seque su cabello y lo cepille adecuadamente, luego, cuando cree que todos están acostados se desliza en completo silencio al marco de la ventana, la cual abre y se asoma con curiosidad.

Afuera la luna brilla con un color amarillo muy bonito, Yuri siente el ruido de los arbustos y baja la cabeza para mirar con cuidado.

Otabek está sentado en los jardines leyendo algo, parece muy concentrado y su mirada hace que su estómago se revuelva y los colores se adueñen de su rostro, aún así se mantiene observándole.

La culpa y la vergüenza aumentan cuando el mayor voltea en su dirección y Yuri alcanza a penas a esconderse dentro del cuarto. Aguanta la respiración y cuando vuelve a asomarse Otabek sigue con los ojos fijos en el libro, suspira aliviado y continúa su labor de observarle.

Quizás luego le pregunte porqué viste con ropa tan oscura, o porqué limpia tantas veces aquella moto, o porqué es tan callado, quizás preguntaría que lee. Ahora mismo, tiene ganas de hacerle muchas preguntas, pero en estos momentos Otabek no debe cuidar al menor porque Yuri debería estar durmiendo.

Pero no tiene sueño, lo único que tiene es esa maldita centrífuga en su ser interno, se tiró a su cama y contempló el techo.

Se dedicó a pensar en aquella extraña persona, y a medida que más pensaba, más se le revolvía el estómago, quizás está enfermo.

Mañana le dirá a la criada que le prepare alguna infusión para el malestar, cuando se asoma por la ventana Otabek ya no está sentado leyendo, en vez de ello se ve entre la luz de la luna una romashka* que quedó tirada.

Yuri respira pesadamente y vuelve a la cama, pero pasa mucho antes que logre conciliar el sueño.

*La romashka es la flor nacional rusa, también conocida como manzanilla.

Mafia Rusa [Yuri x Otabek] Au!Where stories live. Discover now