шесть.

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— Entonces... ¿Te quedarás de pie en la puerta?

— ¿Ves alguna silla en tu cuarto?

— No pero veo la cama —. Contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

Otabek junta con suavidad la puerta para sentarse en el borde de la cama.

— Va a ser corto, venía para decirte que no se me ocurrió nada decente y que con tu linda imaginación con la que usas para no comer vegetales, inventes un final ¿Te parece?

Yuri lo mira con incredulidad, levanta una almohada sin moverse ni un poco y la lanza.

Otabek la sujeta y atrapa la segunda para esquivar la tercera.

Lo cuarto que le lanza es un peluche.

— ¡Soy un niño mimado así que podemos estar toda la noche aquí lanzándote gatos o me cuentas el cuento!

— ¿No hay una tercera opción?

Yuri baja el gato de color amarillo y lo acaricia con gesto malvado.

— Ahora que lo dices...

Yuri termina chantajeando al pelinegro.

Y este termina haciendo lo que le pide, no sólo por el chantaje, en realidad le gusta cuando el rubio se emociona.

— ¿Qué tan seguro es esto? —. Pregunta tomando la cintura del otro.

— Mh —. El pelinegro encendió el motor y arrancó en vehículo. — Pues yo estoy vivo.

— ¡Es un alivio porque cuando baje te mato! —. Yuri se aferró de la espalda del contrario mientras Otabek seguía acelerando.

De a poco fue mirando el camino, el viento le revolvía el pelo y apenas podía ver pero se sentía libre.

— ¿Niño? ¿Estás bien?

Yuri asintió, aunque sabía que no podría verle. Se apoyó en su espalda, respirando más calmadamente.

Cuando volvieron Yuri agarró a Otabek de las mangas y lo arrastró hasta el cuarto.

Se tiró sobre la cama mientras el pelinegro lo miraba confundido.

— Si había un tipo colgando, digamos que el otro se lo quedó mirando, estaba nervioso, porque no sabía que hacer, porque no estaba acostumbrado a sentirse así.

Otabek alzó una ceja.

— Y lo levantó, porque se sentía bien sentirlo cerca.

Yuri se acercó a Otabek.

— Y digamos que, hipotéticamente, cortó la flor y se la dio al otro.

—¿Por qué haría algo así? —. Otabek sintió el peso del otro más cerca.

— Porque podría hacerlo por él —. Yuri cerró los ojos. — Yo lo haría por ti —. Susurró hacia abajo.

Otabek abrió los ojos, algo sorprendido.

— ¿Y si el otro no quiere a la flor? ¿Si quiere al dueño?

Ahora los brillantes ojos del rubio lo analizaban completamente.

— Podría quedarse con... Él.

Sus rostros estaban muy cerca, Otabek podía sentir lo acelerada que estaba la respiración del rubio. 

— ¿Podría? —. Susurró Yuri mordiéndose el labio.

Otabek se separó de golpe, le dio una palmada en el brazo y sonrió nervioso.

— Buena... Buena historia, nos vemos mañana, no te duermas tarde.

Cerró la puerta de un portazo y el rubio escuchó sus pasos alejándose metódicamente.

Abrazó su gato, y sonrió.

Recordar la escena hacía que su cuerpo temblara y un cosquilleo se le metiera en el cuerpo.

Mafia Rusa [Yuri x Otabek] Au!Where stories live. Discover now