де́вять

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— ¿Qué?

Yuri se incorporó, más animado que alguien que acaba de despertar, se acercó lo suficiente para que el pelinegro se apartara.

— Que te quites la camisa.

Otabek titubeó, un montón de pensamientos embargaron su mente, tanto de si, como que no; parecía que en cualquier momento colapsaría, el olor dulce del cabello del menor le inundó.

Se llevó las manos al primer botón, desabrochándose de a uno con especial calma y cuidado, al terminar se quitó la camisa, descubriendo una musculosa negra.

Yuri, quien lo había mirado en silencio murmuró por lo bajo.

— ¿Es broma?

Otabek sonrió, ya sabía a que se refería, de todas formas preguntó:

— ¿Qué cosa?

El rubio se acercó, titubeando, abrió la boca y luego la cerró, indeciso, algo asustado se quedó muy quieto.

El mayor fue entonces quién se movió ahora, recostándose por sobre Yuri y dejándole caer sobre la cama.

— Tienes el corazón acelerado —. Confesó, casi con ternura mirándolo desde lo alto.

— Si, suele pasar seguido cuando estás cerca —. Respondió de inmediato, sin titubear; los mechones de pelo le cubrían el rostro y el ligero tono rosáceo que había tomado su rostro.

Otabek se acercó aún más, causando fricción entre sus ropas, volvió a reír.

— ¿Qué crees que pasará ahora?

Muchas alternativas -muy viables- le asaltaron la mente. Pero usó su inteligencia y poca concentración que tenía en esa posición.

— ¿Qué quieres que pase?

Otabek miró el techo, luego se acercó tanto a los labios del menor que los sintió al hablar.

— ¿Seré yo el único que se quite la ropa?

— No respondes mi pregunta —. Aseveró alejándose chocando con el final de la cama.

Otabek insistió, se acercó y tocó su camisa, bajó hasta sus cadenas y la retiró de a poco, casi deleitándose con el temblor del menor.

Yuri puso las manos en su pecho.

— Bien, es hora de confesar algunas cosas.

— ¿Eres virgen? —. Otabek sonrió.

— ¿Qué? ¡No! Pero quizá, he desviado quizá algunas veces la vista y... Bueno, tienes... Grandes, atributos —. Confesó casi con pánico.

El mayor se lanzó a la cama, con las manos tras la cabeza.

— ¿Por qué no lo compruebas tú?

Yuri se mordió la lengua, pero ese era otro reto, y el no iba a perderlo.

Se sentó sobre las rodillas del pelinegro y con sus manos desató en cinturón de cuero, luego aflojó  el pantalón, no lo quito, sólo lo dejó suelto para que entraran sus manos.

Otabek arqueó la espalda, apretando los labios cuando el menor apretó con tanta suavidad, sus manos eran frías.

— Tranquilo, no se rompe —. Se rió moviendo el pecho.

Yuri le pegó a modo castigo.

— Idiota.

Cuando el mayor se recuperó del golpe respondió sin dejar de mirar el techo.

— Ven y dímelo. 

Yuri se acostó sobre él, llegando a su rostro.

— Idiota —. Insistió.

— No te oigo —. Sonrió de lado.

Yuri se acercó más, rozando sus labios.

— Señorito, la cena está servida.

— ¡Ya voy! —. Gritó moviendo la cabeza, cuando la volvió Otabek le estaba robando un beso.

Tomó los bordes del pantalón del menor y tiró de ellos.

Yuri gimió tan despacio al notar la cercanía de sus cuerpos, sus labios, sus pulso, su respiración.

Luego lo apartó y le dio un golpe en la frente.

— Nos esperan abajo —. Y para agregar se levantó y se abrochó los pantalones.

La cara del rubio debe haber sido muy obvia para que cuando se le acercó le agarró del mentón para darle otro beso.

— Pero podríamos seguir luego.

Y salió del cuarto.

Yuri no sabía como bajar a su amigo de su adrenalínica aventura.

Chile se inunda, pero me siento conforme al decir que actualice <33

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⏰ Última atualização: May 13, 2017 ⏰

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Mafia Rusa [Yuri x Otabek] Au!Onde histórias criam vida. Descubra agora