пять.

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Yuri tiene prohibido enviarle cartas a su abuelo cuando está de viaje, por lo peligroso que puede resultar, aún así siempre que está sin él un miedo se le sube al pecho, él no es tonto, sabe los riesgos que conllevan la vida de su abuelo, es el consentido y eso le agrada.

Pero para Otabek es simplemente otra persona.

Y eso le es extraño.

Cuando se acercó a él seguía con el libro en las manos, con la vista concentrada pero apenas sintió que Yuri entró en la sala bajo el libro.

- ¿Ocurre algo?

Yuri se sienta a su lado, negando suavemente con la cabeza.

- ¿Qué lees?

Otabek termina cerrando el libro y suspira.

- Es una historia de... Fantasía o algo así.

- ¿Fantasía? -. Yuri no es muy bueno con la lectura, sin embargo adora que su abuelo le cuente historias de su juventud antes de dormir.

- Sí -. Otabek sonríe gentilmente acomodándose en aquel sillón de interior. - Habla que en un desierto crecen dos flores, una de colores azules y negros, y otra de celestes y blancos. La flor blanca servía como posición de amor mientras que la azul se utilizaba para el "sueño eterno"

- ¿Cómo la muerte o algo así?

- Sep, florecían la primer hora primer día, y muchos brujos y cosas luchaban para conseguirla, pero si las flores se sentían atacadas antes de crecer su semilla se secaría y se perderían.

Yuri se acomodó para mirarlo fijamente, atento a sus palabras, imaginando cada cosa que le decía.

- Entonces se organizó un concurso, de hechizos bajo la montaña donde las flores crecían. Todos podían participar pero sólo ganaría quien descifrara los acertijos de los sabios del pueblo.

- ¿Y que pasó?

- Ganaron dos jóvenes, sin saber la presencia del otro treparon la montaña y buscaron el premio, pero.

- ¿Pero?

- Se enfrentaron, y uno quedó colgando desde un barranco.

- ¡Pero así morirá!

Otabek sonrió y le revolvió el cabello.

- ¡Pero, pero! ¡Tienes que seguir!

- Lo haría pero aún no la termino.

- ¡Entonces lee el libro! -. Yuri se había puesto de pie al ver que el pelinegro lo hacía también.

- ¿Te parece si la terminamos en la noche? Aún no se me ocurre un final decente -. Le entregó el libro a Yuri. - Esto es un bloc de dibujos.

Sonrió y se adentró en la casa.

Yuri se quedó estático, la portada de cuero sugería que no fuera un libro convencional, pero, ¿Otabek se molestaría si él lo revisara?

Se prometió ver sólo uno, abrió la hoja para contemplar los suaves trazados de la página, Otabek tenía un buen manejo del lápiz, y era muy bueno dibujando flores.

Otabek, el chico que era su niñera personal, que siempre vestía de negro y que amaba las motos, porque siempre salía a correr en ella en las noches cuando todos dormían, bueno, casi todos.

Suspiró guardando el libro bajo su brazo y se encaminó a su desayuno, si no volvía rápido a la cama la criada se daría cuenta que se había levantado antes de tiempo y no quería explicar donde había estado.

¿Te parece si la terminamos en la noche? Aún no se me ocurre un final decente.

Él quería ese final, quizás también le pudiese si podía acompañarle en su salida de madrugada.

Mafia Rusa [Yuri x Otabek] Au!Where stories live. Discover now