11. Vacaciones que duran nada

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Cuando comenzaron las vacaciones, Los chicos y yo tuvimos mucho tiempo para pensar en Flamel

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Cuando comenzaron las vacaciones, Los chicos y yo tuvimos mucho tiempo para pensar en Flamel. Y cuando dijo mucho tiempo, realmente no lo fue.

Tenía el dormitorio para mi solita, era un poco extraño no escuchar a las demás chicas y los silencios eran incómodos, así que pasaba la mayor parte del tiempo con Ron y Harry  en su dormitorio, ya que cada vez que ellos intentaban subir por las escaleras para llegar al mio, esta se hacia resbaladiza y vomitaba a los chicos de nuevo abajo. 

La sala común de igual forma, estaba mucho más vacía que de costumbre, así que podíamos elegir los mejores sillones frente al fuego. 

Solía acurrucarme en medio de ambos o encima de mi hermano como era ya mi costumbre, desde hace mucho tiempo. Nos quedábamos comiendo todo lo que podíamos  pinchar en un tenedor  centenares de panes, buñuelos, galletas y por lo general mientras yo comía, los chicos planeaban formas de hacer que expulsaran a Malfoy, eran en realidad muy divertidas, pero imposibles de llevar a cabo. 

Y cuando se acababan las ideas, Harry nos contaba algunos cuentos Muggles, que por lo general tenían finales felices. Los sentimientos estaban por el aire, era agradable estar en compañía de las personas que quieres.

Con tanto tiempo solos y sin clases, no sabía muy bien que hacer, Ron había escondido mis libros por que según él, era navidad y vacaciones. Debía dejar un poco los estudios, pero no la búsqueda de Flamel que debía hacer junto a ellos.

No pude negarme a su petición, por que no sabía donde había guardado mis libros, ni como logro tomarlos junto con Harry, que había servido para distraerme mientras el pelirrojo los escondía y sobre todo por que a veces me quedaba dormida en la cama de Dean junto a ellos en su dormitorio.

No iba a quedarme en una habitación vacía, sin nadie más

Aún me da un poco de miedo enfrentarme a la oscuridad, sola

Ron lo sabía

Tal vez por eso me dejaba quedarme con ellos

Ron también comenzó a enseñar a Harry a jugar al ajedrez mágico. El azabache había comentado que era igual a el de los muggles, salvo que nuestras piezas estaban vivas, lo que lo hacía muy parecido a dirigir un ejército en una batalla. Estaban jugando constantemente con el viejo tablero que le había pertenecido al abuelo y Ron era un excelente jugador de Ajedrez mágico y las piezas ya conocían el tacto de él por lo que le era fácil ganar.

Le recomendé a Harry pedirle el ajedrez a Seamus para que conociera otras piezas y le ayudara un poco más, pero todavía no era muy buen jugador, y las piezas le daban distintos consejos y lo confundían, diciendo, por ejemplo: «No me envíes a mí. ¿No ves el caballo? Muévelo a él, podemos permitirnos perderle». Cosa que me daba risa, por que arrugaba la nariz molesto por no saber que hacer.

En la víspera de Navidad,  nos fuimos a la cama temprano, estaba deseosa de que llegara el día siguiente, pensando en toda la comida que abría en el gran comedor.

Sara; La melliza de Ron Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora