Capítulo siete.

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Cuando bajo las escaleras por alguna razón lo hago lento y silencioso, pero luego recuerdo que se suponía que me prestaran atención. Estoy despistada el día de hoy, o más bien idiota. Por lo tanto doy saltos causando mucho ruido hasta llegar al fin de las escaleras, para luego dirigirme a la cocina.

Una vez ahí mamá y papá me miran curiosos.

— ¿Qué intentas hacer? ¿Romper el piso? —papá me pregunta medio divertido antes de acercarse y darme un abrazo—. Hola, linda.

Correspondo a su abrazo con una media sonrisa mientras mamá sigue poniendo los vasos rodando los ojos. Palmeo la espalda de papá para luego ayudarles a preparar la mesa.

— ¿Y Albus? —inquiere de nuevo mi padre mientras toma los platos—. Antes de venir me encontré con Astoria en el Ministerio y dijo que Scorpius vendría a cenar.

Ugh, justo ahora tenían que hablarse, ¿en serio?

—En la biblioteca —respondo de vuelta, luego de echarle una mirada a mamá de reojo—, pero ya están en camino.

—Excelente, porque cenaremos en menos de una hora —sonríe ella, pero su sonrisa desaparece de pronto—. Harry... ¿Encendiste el horno como te dije?

Papá deja de jugar con los cubiertos y mira hacia mamá lentamente, con algo de miedo a su reacción. Y sé que no lo hizo, lo más probable es que se haya distraído con otra cosa y no lo encendió.

Mi madre resopla con pesar y arrastra los pies hacia la cocina de nuevo.

—Bueno... Cenaremos en una hora —dice mi padre con un tono burlón.

— ¡Y será tu culpa, Harry! —mamá le grita.

¿Es que tiene un súper oído? Escucha todo menos... A James y sus amigas.

Mientras rememoro esos momentos de mi infancia con una canción dramática de fondo, la puerta principal se abre. Tanto papá como yo nos movemos hacia la puerta, pero yo lo detengo poniendo una mano en su hombro.

— ¿Me dejarás todo el trabajo como a mamá? —pregunto, ocultando mi nerviosismo.

Él niega con la cabeza.

—Oh, no, solo quería ver a tu hermano y Scorpius para poder asegurarme de que están bien.

Yo bufo mientras suelto una risa fingida.

—Vamos, papá, tienen casi veinte años, no necesitan tantos cuidados —sacudo la mano—. Es más, creo que deberías echar a Albus de la casa en breve.

Ese comentario hace que ría pero aún así sigue caminando hacia la entrada.

—Siquiera fui yo quien echó a James, fuiste tú. ¿Puedo confiar en que te eches a ti misma cuando sea el momento?

Tomo su túnica intentando detenerlo, pero papá sigue avanzando y yo soy arrastrada con él. ¿Cómo es posible? Oh, Merlín, esto significa que he adelgazado y estoy más ligera. De repente me siento genial... Y él no se detiene, oh mierda, no se detiene.

—El momento será en diez años —añade.

— ¡Papá!

—Tu madre y yo nos sentiremos viejos y abandonados sin alguien que nos vuelva locos.

Entonces... ¿Prefieren tener mini infartos cada semana conmigo aquí? El plan de tener un apartamento para mí de pronto se ve afectado, y todo porque tenía que ser la más joven de los hijos.

Necesito que mamá se embarace de vuelta, digo, es una Weasley, puede hacerlo.

— ¡Albus! —le escucho hablar cuando salgo de mis pensamientos —. Hola.

Mi hermano se queda paralizado en las escaleras y luego voltea con lentitud, con un par de libros en sus manos. Muy bien, Albus, así la mentira se ve más creíble.

— ¡Papá! Hola, ¿qué tal tu día? —corresponde el saludo con naturalidad.

—Bien, tranquilo. ¿Y el tuyo?... ¿Dónde está Scorpius? Lily dijo que estaba contigo —dice y voltea para mirarme.

Yo sonrío con inocencia mientras suelto su túnica para abrazarlo. Eso nunca falla, abraza a tu padre para que no note tu plan.

—Oh, sí. Pero ahora él fue al... baño —señala hacia arriba—. Es que algo que comimos le cayó mal.

Papá frunce el ceño.

—Pero estaban en la biblioteca, ¿qué pueden comer ahí? ¿Le cayó mal tanto conocimiento?

Ah, la estupidez corre por nuestras venas al parecer. O tal vez Albus quedó imbécil por pasar tanto tiempo conmigo.

Mi hermano suelta una risa, que por suerte no sonó tan nerviosa como sabía que se sentía. Baja un par de escalones para acercarse a nosotros.

—Es que comimos unos sándwiches en un puesto cerca de la biblioteca, no quería que mamá se entere para que no... —hace un gesto, a lo que papá asiente comprendiendo—. De igual forma cenaremos como si nada para no levantar sospechas.

—Está bien, no le diremos a mamá. Yo también comí algo antes de venir —confiesa en un susurro.

Lucho para no observar indignada a ambos, puesto que han comido algo y yo no. ¡Nada desde el almuerzo! Es una catástrofe.

— ¡Harry! —el grito de mamá hace que todos peguemos un salto del susto—. ¡Tú preparas el jugo! ¡Ven aquí!... ¡¿Albus ya llegó?!

Creo que heredé sus pulmones ahora que lo pienso.

— ¡Sí, mamá! ¡Ya estamos aquí!

— ¡¿Y Scorpius?!

Escondido y asustando por tantos gritos, bueno, sí está escondido y asustado, pero por otra cosa.

Papá besa mi frente mientras se separa de mi abrazo y va a la cocina. Yo me aseguro de que ya está lejos antes de saltar hacia Albus.

—Te tardaste —mascullo cuando subimos las escaleras lo más rápido que podemos.

—Es que tuve problemas para encontrar lo que quería, pero lo tengo.

Asiento y señalo los libros en sus manos.

—Esto fue inteligente, ¿prestaste los libros solo para las apariencias? Tu inteligencia aún me sorprende, hermano.

Él palidece mientras observa los libros, y asiente lentamente.

—Sí, los presté, claro.

—Oye, Albus —golpeo su brazo y arrugo la nariz—. ¿Cómo es que vas a comer algo mientras debes buscar la forma de ayudar a tu amigo? ¡¿Quién come en esas circunstancias?!

Albus me mira incrédulo.

—Lily, en verdad, ¿hoy encendiste tu cerebro?

Por poco le vuelo los dientes como cuando tenía tres años.

¡Albus! Encogí a Scorpius.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt