Capítulo ocho.

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Albus no puede ir más lento por falta de tortuga con artritis en sus velocidades. Repasa cada maldita página de los libros con las manos temblorosas, como si no quisiera dejar sus huellas digitales ahí. Yo estoy a su lado, también paseando los ojos por todo, con la esperanza de encontrarlo más rápido que él.

Y claro que lo hago.

— ¡Ahí! —exclamo señalando el hechizo—. ¡Ya! ¡Tienes suficientes! Ahora ayúdalo.

Él me saca el libro de las manos con horror.

—Casi lo rompes, Lily. ¡Y si eso pasaba me daba un infarto!

Ruedo los ojos, con todo mi metabolismo acelerado. Ahora solo quiero que Scorpius vuelva a ser normal para que podamos cenar en paz, y luego vuelva a mi cuarto a idear otro plan para conquistarlo que no implique magia. No me equivocaré dos veces esta vez, no señor.

—Lee las instrucciones, Albus. Si yo podía usar magia fuera del colegio lo hacia, pero en vista de que no... —doy unos saltos nerviosos y lloriqueo—. Por favor, arréglalo.

Escucho la risa burlona de Scorpius, cuando me vuelvo para verlo él está mirándome divertido.

—Suenas como una niña, Lily. Ah, verdad que lo eras.

Mi rostro enrojece a niveles extremos, como muchas veces el día de hoy. Y todas esas veces fueron por su culpa.

—Creo que esto es muy complicado —Albus admite mientras lee el libro con las gafas en la punta de su nariz, se rasca la nuca incómodo—. ¿Cómo demonios se lee esto?

Scorpius palidece y salta por la pila de cosas en mi cuarto hasta llegar a mi hermano. Todo en él reflejaba desesperación entonces.

— ¡Por favor, Albus! ¡Comprende eso para que vuelva a ser normal!

Yo alzo una ceja y me cruzo de brazos. Ahora alguien más sonaba como una niñita.

—Pareces una pequeña Barbie asustada... Verdad que lo eras —añado con malicia.

Él me mira con cara de pocos amigos y luego resopla haciendo gestos hacia Albus. Entonces ambos se dedican a leer el libro para descifrar el hechizo. Yo me quedo al otro lado, en silencio y balanceándome sobre mis pies.

Scorpius lee las palabras y le explica a Albus la forma en que debe pronunciarlas, moviendo las manos con ímpetu. Ahora recuerdo por qué comenzó a gustarme, cuando lo vi de otra forma hace dos años.

Yo estaba en cuarto año, ellos ya iban en séptimo y estudiaban para sus exámenes finales, prácticamente se la pasaban en ña biblioteca. Eran un par de empollones de primera, solo superados por Rose, y yo no me acercaba a hablarles a menos de que necesitara ayuda en alguna tarea. Y la verdad era raro que yo no entendiera algo, porque aunque a muchos le sorprenda me iba bien todas las clases (menos en pociones, pero eso es obvio, ¿no?)

Fui a buscar a Albus para que me explique algo de transformaciones, pero no lo encontré y yo estaba algo desesperada. No solía hablar mucho con Scorpius, y en ese momento estuve dispuesta a pasar toda la tarde en la biblioteca con él para comprender la clase. Él era amable e inteligente, con un don para explicar que me impresionó. En algún momento de las dos horas que estuvimos ahí noté algo.

Lo mucho que me gustaba escucharlo hablar sobre cualquier tema que se le presentara, su cerebro me atrajo primero a decir verdad. Luego su voz, que entonces al fin había dejado atrás su constante cambio y ya era profunda como ahora. Comencé a sentirme nerviosa a su lado, y apenas pude prestar atención a lo que decía.

— ¿Entendiste, Lily? —me preguntó esa vez, girando hacia mí.

Quedé hecha piedra mirando sus ojos, que eran tan claros que apenas percibía el gris. Tenía su rostro tan cerca que pude ver el centro verdoso en ellos. Scorpius siguió hablándome, mientras yo aceptaba algo.

Él comenzaba a gustarme, y eso extendió hasta ahora, cuando vuelvo a tener su mirada encima. Nuevamente me pregunta si entendí lo que me dijo.

Pero yo no escuché un carajo de lo que dijo.

Así que de nuevo me quedo mirándole como una idiota, sin palabras y avergonzada. Llevo dos años quedándome así cada vez que él me habla, ¿cuándo demonios será el día en que le diga en verdad lo que siento? Tal vez entonces deje de tener una parálisis cerebral.

—Lily —vuelve a decirme—. ¿Puedes llevarme al otro cuarto?

Asiento bobamente y camino hacia él, sube a mis manos temblorosas. Yo me fijo en Albus con cierta esperanza de que venga.

— ¿Albus...?

—Él irá cuando tenga todo listo, yo... Bueno, tú debes hacer algo antes, ¿está bien?

Ajá, claro. Acabo de recordar lo nerviosa que me pones y me tiemblan las manos, pero todo está bien. ¡Está genial!

Decido que es hora de confesarlo cuando camino hacia la puerta de mi cuarto, de reojo pude ver que el basurero se ha caído todas las hojas están desparramadas en el suelo. Frunzo el ceño, ¿yo lo tiré?

Ah, Lily, concéntrate. Vas a ir al otro cuarto y le confesarás tu enfermizo amor a Scorpius Malfoy. Cosa que claramente debiste hacer desde un inicio... Pero solo ahora te atreves por temor a que algo salga mal en el hechizo.

Trago saliva cuando abro la puerta del cuarto donde inició el problema.

¡Albus! Encogí a Scorpius.Where stories live. Discover now