Capítulo nueve.

3.4K 440 115
                                    

Punto de vista de Scorpius H. Malfoy.

Cuando termino de explicarle a Albus lo que debía hacer levanto la mirada y le digo a Lily su parte. Ella simplemente está ahí, quieta y sin apartar la vista de mí. Confieso que desde que comenzó a hacer eso me pone de los nervios, tener sus ojos azul verdoso encima. Me gusta eso, claro, pero a la vez temo hacer alguna tontería y terminar en ridículo ante ella.

No hablábamos mucho, lo sabía, pero cada vez que lo hacíamos yo tenía verborrea y Lily se quedaba en silencio mirándome directo a los ojos. Antes solía desesperarme porque se me escapaban cosas vergonzosas, luego noté que ella siquiera me escuchaba por andar metida en sus pensamientos.

Justo como ahora.

Termino pidiéndole que me lleve a la habitación para pociones de la casa, y gracias a Merlín eso sí lo escucha. En cuanto estoy en sus manos las siento temblorosas, ella debe estar nerviosa con todo lo que sucede. En todo este tiempo no ha hecho más que sentirse culpable.

Yo también me siento culpable, porque cooperé con esto y no se lo dije.

Una vez en el otro cuarto Lily me deja en la mesa, retrocede tres pasos abrazándose a sí misma y mirando a su alrededor. Su rostro reflejaba mil emociones, y era difícil reconocerlas. Pero estoy seguro de dos: preocupación y vergüenza. Yo también siento eso.

—Lily —le llamo de vuelta, me mira durante unos segundos antes de volver a fijarse en el caldero—. Quiero confesarte algo.

—Yo también —admite de forma atropellada.

El silencio se expande entre nosotros durante unos segundos, luego carraspeo para llamar su atención de vuelta.

—Hace rato, cuando acepté verte hacer esa poción... —comienzo, jugando con mis manos—. Bueno, yo estaba nervioso.

— ¿Por qué? ¿Temías que te deje sin cejas en serio?

El plan hace rato era decirte que me gustabas, ya que Albus no estaba y... Al fin me sentí con el suficiente valor como para confersarlo, después de tanto tiempo guardándolo.

Es que, por favor, es la hermana menor de mi único mejor amigo. Además de que podría llegar a joder toda relación con los Potter si algo sale mal, también soy considerado un pedófilo en estos momentos. Y eso que solo son tres años de diferencia, seguro en Hogwarts no se habría visto tan mal.

—No, Lily... Tenía un montón de cosas en la cabeza y eso —sacudo la mano, una vez más demuestro que no tengo el suficiente valor para decirlo—. Tal vez yo mismo causé todo esto.

Luego de admitirlo ella quedó en silencio, sorprendida por mi revelación.

— ¿Perdón? Yo era quien preparaba la poción, yo me equivoqué.

Bajo la cabeza mirando a mis pies, apenado.

—En algún momento te distrajiste y yo puse otro ingrediente al caldero.

Lily suelta todo el aire retenido y alza las cejas, de pronto su confusión y sorpresa pasó a enojo. Era lo que temía.

— ¿Por qué...? ¿Querías avergonzarme? ¿Dejarme en ridículo? —aprieta los labios y aparta la mirada, dolida—. Todo este tiempo me sentí estúpida por lo que hice, estúpida y culpable.

—No, Lily, no quería avergonzarte. Hice eso porque...

Porque quería impresionarte con todo lo que sé sobre pociones antes de decirte que me gustas. No conté con que siquiera sabía de la poción que estaba preparando. Pero ahora no sé si deba decírtelo, porque te ves muy molesta.

—Lo lamento —suspiro finalmente, cerrando los ojos—. Todo ha sido mi culpa, quería que lo supieras. Es comprensible si ahora ya no quieres ayudarme, me lo merezco.

El silencio vuelve, lo que era normal entre nosotros pero ahora no me agrada. A veces quisiera que ella sea la de la verborrea mientras yo me quedo mirándole como idiota, porque mirarle es mi pasatiempo favorito cuando está cerca.

—Tú... También querías decirme algo, ¿no? —insisto un poco, deseoso de escucharla.

Cuando abro los ojos ella me mira fijo, pero con pesar. Niega con la cabeza.

—Solo dime lo que debo hacer, Scorpius.

Asiento y le indico lo que debe preparar. Ella solo sigue mis instrucciones sin abrir la boca o dedicarme alguna mirada de nuevo. Está molesta porque no se lo dije, comprendo eso. Fui estúpido y ayudé a que se sienta culpable cuando fui yo quien causó el desastre.

Una vez terminamos me muevo con dificultad entre todo lo que está en la mesa para posicionarme ante ella. Está algo apagada y decepcionada mirando hacia el caldero, intento llamar su atención moviendo los brazos.

—Lily, debo decirte algo.

Si me odia aún más, que lo haga, pero yo quiero que lo sepa.

—Lo leí, leí lo que escribiste.

Eso capta su atención, traga saliva y me mira frunciendo el ceño.

— ¿Qué?

—Leí esa hoja donde estaba mi nombre, no era el zodiaco —río tontamente y seco mis manos contra los pantalones—. Debo decirte algo al respecto.

La puerta se abre de golpe y Albus entra en aire ganador.

— ¡Puedo hacerlo! ¡Ya mismo! Rápido.

¡Albus! Encogí a Scorpius.Where stories live. Discover now