Capitulo 12

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-¿A qué hora dijo que vendría el taxi?-
Camila se frotaba los brazos con las manos por sobre el maloliente suéter.
Lauren solo revisaba su celular a cada segundo.
Ambas paradas en una vereda frente a la calle, a la salida de la comisaría en una parada de taxi.
Las calles estaban desiertas.
La noche helada y silenciosa.
-A la hora que tenga que llegar.-
Camila rodó los ojos.
Su mala onda y su sarcasmo la hartaban.
-¿Por qué no simplemente tomamos un colectivo?-
Lauren despegó la vista del celular, levantó ambas cejas.
-¿A esta hora?-
Camila no dijo nada y éste volvió a dirigir su vista a la pantalla digital.
Pasaron los minutos.
Camila caminaba de acá para allá en la vereda para entrar un poco en calor.
Con las piernas desnudas, creyó que hasta se congelaría.
La piel de gallina.
Su primera noche como una mujer independiente había fracasado rotundamente.
Y entonces, el taxi llegó.
Ambas abordaron la cabina trasera.
- ¿Vienen de  fiesta supongo? - preguntó el chofer, imprudentemente.
Ambas lo miraron, impactadas.
Camila le dio la dirección de la casita de playa.
Condujo por unos minutos.
Ambas, bien pegadas a las puertas de sus respectivos lados, observaban el paisaje nocturno por la ventanilla.
Ni se miraban.
Pero claro, aquel comportamiento no pasó desapercibido para el chofer.
-¿Que pasa, chicas? ¿Pelea de amigas?¿De pareja? - preguntó girando la cabeza, lo ignoraron, pero inevitablemente se sintieron incómodas. Volvió a mirar hacia adelante -Yo recuerdo perfectamente mi última novia, hace tanto tiempo, y no es que esté viejo.-
Soltó una irritante carcajada, seca.
Miró hacia atrás de nuevo, a Camila.
Ésta sintió su mirada, y eso la incomodó más.
-¿O es que no lo hace bien?-
Camila se dio vuelta hacia él, enojada, pero roja como tomate.
-¡Por favor!- exclamó Lauren al escuchar su comentario, completamente fuera de lugar. -Más respeto, solo cállese y conduzca.-
El chofer hizo una mueca.
Miraba hacia adelante para no chocar y al segundo volvía a mirar hacia atrás.
-Yo que tu me busco una menos...- estiró su mano en una palma y la sacudió cerca de su cuello, con una mueca en su rostro.
No dijo más.
Llegaron a la casa de playa de la tía de Camila.
En cuanto se detuvo el vehículo, Camila bajó y Lauren le pagó al chofer de mala gana.
-Esa no es la forma de vestirse tu novia, yo que tú...-
-Gracias por traernos.- interrumpió y de inmediato se bajó.
Lo último que quería era otro comentario de aquel extraño sujeto.
Caminó hasta la puerta junto con Camila.
Lauren miró hacia atrás, asegurándose de que el taxi ya había partido.
-¿Aquí son todos así?- le susurró a la chica, quien sacaba la llave de su bolso.
-No sabría contestarte.- abrió la puerta y la empujó. Se hizo a un lado para que pasara su invitada. -Adelante.-
Lauren ingresó, analizando el lugar.
Estaba oscuro.
Camila encendió la luz.
Pudo apreciar mejor el lugar.
Una cocina americana en la misma sala de entrada, donde también estaba un sofá de mimbre con apenas dos cojines pequeños frente a una TV plasma, no muy grande.
Y un marco de puerta que daba a un pasillo oscuro.
Nada mal, aunque la decoración era bastante pobre, no estaba mal.
Lauren se quedó ahí, en medio de la habitación.
Camila, mientras tanto, tiró su bolso bruscamente sobre la mesita tipo bar, desde lejos.
-Esto...¿Donde voy a dormir?-
Camila se dio vuelta hacia ella.
-En el cuarto de Tobías, está por acá, seguime.-
Camila la guio por el pasillo conectado a la sala-comedor, encendiendo las luces una por una, iluminando el lugar.
Paredes verdes de cemento, piso de madera algo descuidada.
Entró a una habitación, Lauren la siguió y entró tras ella.
Y entonces, se llevaron la sorpresa de que la habitación estaba sin ningún mueble en su interior.
Rincones llenos de humedad y grietas rebelaban que aquella habitación en su pasado tuvo muebles.
Pero ya no.
Era la habitación en la que Tobías pasaba las noches con su madre soltera en verano.
¿Por qué ya no había nada?
Claro, tenía sentido.
Tobías ya había cumplido los 18.
Seguro se había llevado todo lo que le pertenecía y su madre habría rematado los muebles para obtener más ingresos.
Irónico.
Lauren miró a Camila, algo asustada por la expresión de sorpresa que la chica tenía dibujada en su rostro.
-¿Qué?-
-Uhm... esto...- apretó los dientes. -No hay muebles.-
-¿Y eso qué?-
-Que si no hay muebles no hay cama.- hablaba rápido, sin pensar muy bien lo que decía.
-¿Y es el único cuarto que hay?-
-No, está el de mi tía, en frente.-
-Perfecto.-
Lauren salió del cuarto, cruzó el pasillo e ingresó al de en frente.
Una cama matrimonial que lucía bastante confortable.
Camila corrió tras ella.
-¡Hey, espera!-
La agarró del brazo y se puso frente a ella en cuanto entró.
-Yo voy a dormir aquí, tu vete al sofá, o no sé.- se puso firme.
Lauren levantó un extremo de la ceja izquierda.
-¿Disculpa? Tu me ofreciste pasar la noche aquí, y me debes mucho así que otra debería irse al sofá.-
-Te dije que pasarías la noche, pero no como.-
-Te salvé el pellejo tres veces.-
-¿Y?-
-La cama es mía.- se cruzó de brazos, Camila abrió la boca, sin poder creer la discusión que estaba teniendo.
-Ni siquiera es tu casa.-
-Lo sé.- intentó apartarla, pero ésta no le dio lugar.
-Yo pongo las reglas aquí.-
-Ni pienses que voy a romperme la espalda en el sofá.-
Camila se llevó la yema de los dedos a la sien.
Cerró los ojos.
Tenía un dolor de cabeza horrible, estaba cansada y con frío.
Sin ganas de discutir.
-Está bien, podemos compartir la cama.-
Lauren sintió una punzada en el pecho.
-¿Compartir la cama?-
-Sí.- sonrió, una sonrisa algo psicópata. Estaba mal, todo lo que había pasado le había hecho mal -mientras te mantengas bien apegada a la pared y ni respires cerca de mi metro cuadrado, y si roncas no dudes en que te voy a dar un zape con... con... ¡Con lo que sea que encuentre!-
Dicho esto, salió del cuarto, con su maleta. Furiosa.
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Holaa,espero que disfruten y les guste el capítulo, gracias por comentar y votar, besos. 👋💓
                - ally❤

Learning To Fly; Camren Where stories live. Discover now