Capitulo 18

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-Haz como que no lo ves.- le susurró Dinah acompañado de un codazo en el brazo, ambas se dieron vuelta y continuaron su camino.
-¡Hey!- repitió éste, creyéndose el cuento de que no habían notado su presencia.
Se acercó corriendo.
Agarró a Dinah por el brazo.
-¡No me toques!- exclamó ésta dándose vuelta y zafándose inmeduatamente.
Se frotó levemente el brazo con la palma en forma de burla. -Diu, microbios.-
Austin rodó los ojos.
A Camila no le quedó otra opción más que voltearse también, no podía separarse de su amiga, si es que le podía llamar así.
-No quería hablar contigo, apártate.- le dijo con un tono autoritario, miró a Camila, con una penetrante mirada incomodadora.
Ésta se quedó congelada.
Tenía miedo de lo que había hecho y no recordaba.
Dinah puso ojos de huevo cocido y levantó una ceja.
-Ni lo pienses si quiera.- se puso automáticamente en frente de Camila.
Austin volvió a rodar los ojos.
-Bueno, voy a volver después.-
-Ni te molestes.-
-No te hablo a ti.- se inclinó hacia un lado para poder dirigirse a Camila. -Cuando no tengas a tu perra guardiana cerca.-
Sin decir más, dio media vuelta y se alejó.
-¡Cuidadito con lo de perra!- exclamó la rubia dando un par de pasos hacia él.
Éste siguió su camino riéndose.
Ésta se devolvió hacia Camila.
-¿Que le pasa?- preguntó ella, nerviosa y sin saber como reaccionar.
-No es novedad, es extremadamente hinchapelotas por naturaleza.- se cruzó de brazos. -Pero tu... ¿No hiciste nada, cierto?-
-¿Nada como qué?- preguntó, y ni ella misma logró captar lo que quería decir con aquella pregunta improvisada e incoherente.
-Ya sabes, algo que haga que éste te persiga.-
Camila se mordió el labio.
-No lo sé.-
-¿Que no lo sabes?-
-No recuerdo lo que pasó anoche.- perdió el aliento.
Aquello la asustaba y frustraba.
-Oh.- dijo la rubia. -Tranquila, te acompaño a tu casa.-
Ambas caminaron por la playa, cada vez más llena e incómoda.
Conversaron poco, Dinah le contó que anoche había bailado con 4 chicos muy lindos y que 2 le habían dado su numero.
Cosas así.
Cosas que lo único que hacían era hacerla pensar más en la misteriosa fiesta.
O más bien desastrosa.
Llegaron.
Dinah se quedó hasta la noche y ambas pidieron una pizza -financiada por la rubia, claro.-
A Camila le agradaba, mucho.
Le alegraba saber que tenía una amiga.
Pero le aterraba Austin.
Ésta vivía dándole advertencias sobre él, y contándole su historial no muy lindo con las chicas.
Camila necesitaba saber con lujo y detalles qué había pasado esa noche.
Lo necesitaba para estar tranquila
Y solo una persona podía darle respuestas.
Pero ¿Por qué Lauren no le dio su número?
¿Ella la llamaría alguna vez?
Rogó en su mente toda la tarde que la llamara.
Aquello estuvo en su mente todo el tiempo, hasta que se hizo de noche y se acostó.
La noche anterior se había acostado con una mujer por primera vez... literalmente.
Al decir aquello cualquiera se imaginaría algo romántico.
Pero no, ella le había compartido su cama a una extraña.
Y nada más que eso.
O al menos eso era solamente lo que sabía, lo que podía recordar.
Se durmió, preocupada, con el deseo de que Lauren la llamara en su mente.

-¡¿Pero qué?!- Lauren sintió un escalofrío ante las palabras de Dylan.
¿Pero qué había dicho?
¿En qué lío se había metido?
Dylan reía y tecleaba en su celular.
Lauren se lo arrebató de un tirón.
-¡Hey!- se quejó. -Dejame avisarle, no creo que le guste que lleguen visitas imprevistas.-
Lauren tenía los nervios de punta, estaba cavando su tumba.
-¿Avisarle qué?-
-Que vas a acompañarla en su muerte segura, duh.-
Estaba en lo más fondo del pozo.
No encontró manera de salir, o de salir bien.
-¡Estás loco!- exclamó, le tiró su celular con fuerza y se paró.
Era la única forma de escapar de ahí
Se alejó.
Tobías y Dylan, aún bajo el árbol, se atacaban a carcajadas.
-¡Eres una Cobarde! ¡Cobarde!-
Lauren siguió caminando sin mirar atrás, con dificultad, ya que llevaba arrastrando la dignidad por el piso.
Bajar el cerro iba a ser más fácil que subirlo, pensó.
Pero aquello no se vio proyectado.
Dio uno, dos, tres, cuatro pasos y resbaló.
Sus glúteos se azotaron contra la tierra y empezó a caer cerro abajo arrastrándose sentado.
Hasta que perdió el equilibrio y prácticamente rodó.
Sintió más adrenalina que dolor.
Y claro, susto de pensar que le esperaba abajo.
Pero no, llegó al final sana y salva.
Claro, toda embarrada y con un par de raspones y zonas de piel que al otro día seguro estarían moradas.
Estaba hecho un desastre.
Peor que tras la noche en la fiesta.
La noche de la fiesta, la noche de la fiesta, la noche de la fiesta.
Joder ¿Por qué se había involucrado con esa chica?
O más bien, con su primo, si no hubiera aceptado ir a la fiesta nada de eso le estaría pasando.
¿Por qué era una experta en pasarse a llevar?
Segunda vez que salía, segunda vez en que llegaría y escucharía un par de carcajadas de su tío y su sermón diario.
La cara larga no se la borraba nadie, y camino a su casa las miradas raras y las risas de la gente que transitaba no estuvieron ausentes.
Al llegar, el portón estaba abierto.
Era hora de atención, claro.
Su tío quedó boquiabierto ante su aspecto.
-¡¿Pero qué...?!-
-No digas nada.- lo interrumpió.
Una señora, que estaba junto a la puertilla del frigorífico sacando una bolsa de garbanzos se quedó mirándola con la misma expresión de su tío.
Hasta que la pobre chica, cargando el peso de mil escenas donde había hecho el ridículo ese día, llegó a la escalera y la subió, en dirección a su cuarto.
La mujer que lo miraba era regordeta y avanzada de edad, bastante cómica.
Miró a Luis, luego de que la chica desapareciera de su plano de vista.
Éste se encogió de hombros y le sonrió con inocencia.
-Es mi sobrina, hace montañismo, ella es orgullo de la familia.-

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Holaa, espero que les guste, en el capítulo anterior les deje un vídeo de mi canal, aquí les dejo el video y espero que les guste, gracias por leer 💓👋
- ally 💓

Learning To Fly; Camren Where stories live. Discover now