Capítulo 2 ▶ Nicholas Reeve y su infernal motocicleta

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Mi sentencia estaba firmada, aunque no había cometido ningún crimen para merecerla

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Mi sentencia estaba firmada, aunque no había cometido ningún crimen para merecerla. Al menos eso era lo que creía; que nada de lo que hubiera hecho con anterioridad podría haber sido lo suficientemente malo para terminar atorada en un trabajo con una pareja de exnovios que se odiaba.

Era sábado y mi preciosa mañana libre estaba siendo desperdiciada en una mesa de Coffeeville. ¿Qué tan difícil era escribir un puñetero mensaje de texto diciendo que no iban a venir? Ayer hablé por un breve momento con los exnovios, les dije que hoy teníamos que encontrar las ideas para la decoración y obtener un presupuesto que pudiésemos presentarle a Vera el lunes. Diablos. No habíamos hecho nada en la semana, no podíamos simplemente ignorar nuestro deber. Ni siquiera yo, que odiaba tener que perder mi tiempo, me deslindaría de la responsabilidad. Pero habían pasado un aproximado de veintiséis minutos ya y ninguno de los dos se había aparecido todavía. Estaba detestándolos un poco en este momento.

Resoplé, maldiciéndolos en mi mente, y le di un sorbo a mi taza de café con leche. Tenía la taza en los labios cuando alguien se sentó silenciosamente a mi mesa sin invitación. Enarqué una ceja y Nicholas Reeve me ofreció una sonrisa.

—Lamento llegar tarde.

Nick tenía el cabello negro y siempre lo llevaba muy desordenado, le caía despreocupadamente sobre la frente. Su piel era clara, ligeramente rosácea, lo que hacía que su boca, bastante más rosada, destacara en su rostro tanto como su nariz respingona. Él estaba vistiendo vaqueros de aspecto desgastado y una camiseta del Joker que me pareció genial cuando la vi. Aun así, le fruncí el ceño al tiempo que colocaba mi taza de vuelta sobre la mesa.

—Estaba a punto de irme —dije, apretando los labios mientras me retiraba los audífonos y le ponía pausa al reproductor de música.

La comisura de la boca de Nick se elevó en una media sonrisa que resultaba algo cínica.

—Ah, pero no sin antes terminar tu... —se inclinó hacia delante para husmear en mi taza— ¿café? Puaj, ¿por qué café?

Mi ceño se acentuó.

—Porque me gusta el café.

—El café le gusta a los viejos, no puede gustarte a ti.

—Vive con ello, Reeve. —Rodé los ojos y le di otro trago a mi bebida bajo su atenta mirada, solo para que le quedara claro que me importaba un pepino su opinión sobre quienes debían beber café y quiénes no.

—Llámame simplemente Nick —murmuró después de un momento, echándose hacia atrás en su silla con aire perezoso.

—Como quieras —me encogí de hombros.

—Así que... ¿Qué es lo que vamos a hacer? —preguntó mientras enarcaba las cejas.

—Esperar un poco más a que llegue Taylor o ir a hacer el trabajo por nuestra cuenta si ella no aparece.

Contra dragones y quimerasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon