Capítulo 25 ▶ El día que Saskia explotó y...

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«No quiero besar a Nicholas Reeve»

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«No quiero besar a Nicholas Reeve».

«No quiero besar a Nicholas Reeve».

«Pff... claro que no quie...»

De acuerdo, sí quería.

Demonios.

¿Y por qué tal impetuoso impulso me atacaba ahora? Simple: por la absurda razón de que él estaba riendo y se veía realmente adorable al reír. Sus ojos grises se achicaban, se le dibujaban unas líneas alrededor de ellos y su boca sonrosada y sonriente parecía quedar enmarcada por un par de paréntesis, lo que me resultaba inesperadamente lindo de ver.

Nos encontrábamos sentados a la mesa con nuestros amigos, en la cafetería de Hawking, y Tanner había dicho algo gracioso que había hecho reír a todos.

Todos mis amigos reían, ¿por qué solo me importaba que Nick lo hiciera? Pues porque tenía la condemoniada enfermedad enroscándose en mis células, tornándose más y más grave. Un día simplemente me haría estallar.

Fruncí el ceño y me quejé cuando sentí un fuerte pisotón en mi pie. Le lancé una mirada asesina a Gwen, que estaba sentada junto a mí, pero antes de que pudiera reclamarle ella se levantó, dijo que necesitaba ir al baño y me arrastró consigo fuera de la cafetería.

—¿Qué rayos te pasa? —pregunté cuando me soltó en el pasillo.

Ella chasqueó la lengua y negó con la cabeza mientras llevaba las manos a su cabello y comenzaba a trenzarlo sin ninguna dificultad.

—Kia, estabas babeando sobre Nick.

—¿Qué? Eso no es cierto.

Me miró con incredulidad, elevando una ceja mientras sus dedos seguían trabajando en entretejer su cabello rubio platinado con una destreza sorprendente.

—¿Seriamente, amiga? Sí es cierto. Parecía que te salían corazones de los ojos mientras lo veías con fijeza de un modo un poco acosador.

Esbocé una mueca y me abracé a mí misma.

Vale, quizá sí me veía de esa manera.

—Me estoy poniendo peor, Gwen.

Ella usó la goma que tenía alrededor de la muñeca para atar su trenza y suspiró.

—No estás enferma, Saskia.

Miré alrededor, el pasillo se hallaba vacío.

—Lo sé, pero...

—En mi opinión solo deberías decírselo a Nick.

—El verano está a solo unas semanas de distancia. Y con ello, el final de nuestras vidas como estudiantes de Hawking. ¿Tiene sentido hablar ahora?

Mi amiga se encogió de hombros.

—Ser honesta sobre tus sentimientos siempre tiene sentido. ¿Por qué creo eso? Porque entonces no tendrás arrepentimientos en el futuro, no tendrás noches de insomnio a tus veintitantos años, o más, pensando en las posibilidades que no dejaste ser por no haber sido honesta con lo que sentías.

Contra dragones y quimerasWhere stories live. Discover now