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Observo a Nat dormir tranquilamente a mi lado. Al final la convencí para que se quedara a dormir, ya que estaba demasiado afectada. Menos mal que hoy es sábado y podrá despejarse un poco.

Sinceramente, la admiro. Es una de esas personas que, a pesar de no tener la suficiente atención de sus padres, siempre se las arregla para tener una sonrisa en el rostro.

Me levanto aún bostezando y entro al baño para asearme. Cuando termino, bajo las escaleras y saludo a Alex, quien está desayunando.

—¿Dónde está mamá? —pregunto preparándome el desayuno.

—Salió a hacer unas compras —dice encogiéndose de hombros y bebiendo un vaso de leche. Me fijo en sus manos y frunzo el ceño. Tiene heridas en los nudillos.

—¿Qué demonios le hiciste? —digo cogiendo mi desayuno rápidamente y sentándome frente a él.

—¿Qué? —dice confuso, como si no supiera de lo que estoy hablando.

—No te hagas el tonto, Alex, sé que fuiste a buscar a Hugo.

—Sí—afirma—Tenía que darle su merecido a ese gilipollas.

—¿Pero por qué te molesta tanto?—digo frunciendo el ceño.

—Porque... —se queda pensativo unos segundos —Nat es como una hermana pequeña para mí.

—¿Estás seguro?

Cuando va a responder, Nat entra en la cocina y nos saluda aún adormilada. Mientras que se prepara el desayuno, Alex no deja de mirarla.

—¿Qué?—dice cuando se da cuenta que lo estoy mirando con el ceño fruncido.

—Ya hablaremos —digo finalmente. Estoy segura de que hay algo más.

***

Me despierto por el sonido de la alarma y gruño. Ya es lunes otra vez.

El sábado y domingo lo pasé viendo películas con Nat y mamá. Sí, mamá también se unió. Acabamos todas llorando, sobre todo Nat, ya que estaba muy sensible.

Agarro unos vaqueros y una sudadera y entro al baño a asearme. Cuando estoy lista, cojo la mochila y bajo a desayunar junto a mamá y Alex. Este último saluda a Nat y se va en su moto, mientras que ella y yo nos encaminamos al Instituto. Llegamos a clase justo cuando suena el timbre.

Nos sentamos en nuestros respectivos asientos y cuando ya están llegando casi todos, la profesora de Historia entra y cierra la puerta.

—Buenos días —dice dejando el bolso encima de la mesa y colocándose en su asiento—Antes de empezar con la clase, os recuerdo que dentro de tres días recogeré el trabajo que mandé hace un tiempo.

Joder.

Lo había olvidado.

—Como ya sabéis, contará un 30% de la nota final del trimestre —continúa— Así que, espero que os esforcéis.

Se escuchan murmuros de los demás alumnos y la profesora empieza a explicar el siguiente tema.

***

—¿Quién se lo dice a Iván? —pregunto mirándolo de reojo. Está en la última mesa de la cafetería, como siempre.

—Alex —contesta Nat señalándolo.

 Este suelta un suspiro y dice:

—Está bien, se lo diré yo —se levanta y se acerca a la mesa donde está Iván. Observo a Alex explicándole que tenemos que quedar para el trabajo y este sólo asiente.

Dejo a Alex y a Nat solos y voy al baño casi corriendo. Cuando estoy llegando, diviso a Hugo magullado al fondo del pasillo y me paro en seco. El baño tendrá que esperar.

—Eh, tú —digo acercándome a él.

—¿Y ahora qué quieres tú?—dice con desprecio —Si vienes a que me reconcilie con tu amiga, siento decirte que... —no lo dejo terminar porque le doy una fuerte bofetada.

—Esto por gilipollas —escupo, y se toca la mejilla, mirándome furioso. Promete vengarse y decido ignorarlo. Cuando me giro para ahora sí ir al baño, veo a Iván mirando en mi dirección. Lo ignoro también y entro al baño.

Tú, mi problema © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora