Mensaje 20

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De: Secretísima Virtual

Fecha: Miércoles 29 de diciembre, 08:06 PM

Para: Xavier Wagner

Asunto: Mi fiesta de quince

Querido Xavier:

Había prometido escribirte el último e-mail hoy, veintinueve de diciembre, y, como ves, cumplo. Ya estarás en los Estados Unidos porque te fuiste con tus padres el veintidós, la semana anterior a mi cumpleaños. Voy a contarte todo sobre mi fiesta. ¡Pasaron cosas sorprendentes!

No te enojes, XW; quedamos en que nuestra amistad sería solo virtual para tener la libertad de decirnos lo que quisiéramos sin vernos las caras ni tener que acomodar nuestras palabras a las reacciones del otro. Quedamos en ser amigos, en no conocernos nunca y en confiarnos los secretos que jamás nos atreveríamos a contarnos si tuviéramos la intención de hacernos una conquista.

Éramos (somos) dos CC que buscaban otros CC iguales y distintos a nosotros sin poder encontrarlos. ¡Qué filosófica estoy! Y... necesito hacer tiempo y juntar fuerzas para confesarte... Pero mejor empiezo por el principio.

Algo sucedió, fue como un sueño hecho realidad en mi propia fiesta de quince. ¡Jamás me lo hubiera imaginado! Sobre todo porque mi cabeza estaba en otra parte. Ahora puedo confesártelo: el día de mi fiesta estaba enamorada de un CC imposible; un chico de pelo enrulado y ojos castaños, inteligente y divertido, con el que mantenía una amistad virtual sin esperanzas. ¿Te suena a alguien parecido? Yo misma inventé las reglas del juego y había quedado atrapada en ellas. Porque te propuse una amistad virtual de tres meses y, justo el día de mi cumpleaños, y de mi esperada fiesta de quince, vos estabas en los Estados Unidos. Y lo más probable era que jamás volviera a verte.

Estaba triste, XW, no dejaba de pensar en vos y en que te había perdido, sin que hubieras podido conocerme, ¡por decisión mía! Estaba tan triste cuando me probaba el vestido, que mi tía pensó que no me gustaba. -Pero si te va perfecto, y el color verde agua te queda muy bien - se desesperaba.
-Es queee... estoy emocionada - murmuré.

Cuando salí a la pista del club del brazo de papá y empezamos a bailar el vals, tenía un nudo en la garganta. No era por la emoción del momento sino porque te extrañaba y habría dado cualquier cosa para que estuvieras ahí, aplaudiendo entre los invitados. Es cierto que papá es un tronco para seguir el compás de la música, pero se preocupó de veras cuando vio mi cara larga.
-¿Qué pasa, princesa? ¿Tan mal lo hago?
(Siempre me dice princesa porque me cree alguien especial).
Y de ahí en adelante se esmeró en no pisarme los pies en las vueltas. Yo no podía contestarle; tenía a XW atragantado y mucho miedo de que se me escapara un lagrimón y se me corriera la pintura. "¿Para qué sirve todo esto, si el único CC que me importa no está?" , me lamentaba. También pensé (el vals no terminaba nunca y mi cabeza también daba vueltas) que me gustaría elegirte para la ceremonia de las velas y, al encender la tuya, mirarte de una manera especial para que entendieras....
Tres meses de ser amigos virtuales, ¡qué estupidez! Quería tirar por la ventana todas mis reglas, pero ya era tarde, no se podía. Vos estabas en los Estados Unidos y yo bailando el vals con mi padre pata dura (que no se cansaba de torturar mi dedo gordo). Apenas pudo, me entregó a mi tío Francisco, que es un genio para cualquier música, y se fue a atormentar a mamá. Ella estaba hecha una diosa, con un vestido de gasa estampada con los hombros al descubierto y una flor en el pelo rubio y lacio (ojalá siempre se vistiera y se peinara así). Rafa, de traje y corbata, estaba serio y parecía más grande (después me confesó que se había emocionado). Nos dio una sorpresa a todos cuando nos sacó a bailar a mamá y a mí (antes había dicho que no lo pensaba hacer, que le daba vergüenza). Ya está dejando atrás la edad del pavo mi hermanito. ¡Se portó como un hombre!
Después de los valses (fui pasando como autómata por toda la parentela y amigos) nos sentamos a las mesas decoradas de verde agua y blanco con ramos de flores de todos los colores, y mozos de delantales colorados empezaron a servir la comida. Ahí, confieso que me distraje y comí como loca. Los fiambres, quesos, crepés de champiñones, lomos con ciruelas y papas a la crema ahuyentaron mis nostalgias de vos.
La hora del vídeo llegó volando. Primero proyectaron fotos familiares con mis padres, mi hermano y yo cuando éramos chicos; un racconto desde que nací hasta ahora: en los juegos de la plaza, con mis amigos del Jardín, los veranos que pasamos los cuatro con tíos y primos en Mina Clavero, un viaje a Salta con Rafa en el cochecito... ¡Cosas de las que ya ni me acordaba! La sorpresa fue un corto de mi madrina: me encantó a cappella una canción que cantaba Pavarotti especialmente dedicada a mí (ella es cantante profesional y tiene una voz que da escalofríos). Después pasaron una entrevista donde mis mejores amigas,con las que estamos juntas desde primer grado, hablaron de mí. Fue todo tan divertido y emocionante, que me largué a reír y a llorar (aproveché), y al final se me corrió un poco la pintura nomás.
Apenas terminó el video, fui al baño a arreglarme la cara. Un rato más tarde me topé con un chico morocho, alto, de traje y corbata, que al principio me costó reconocer. ¡Era el que vendía los panchos en la kermés! El mismo que se sentó a mi lado en el recital; el que me habló en la fiesta de egresadas... Lo encontré cambiado; fue como si lo viera por primera vez.
-Estoy con cuatro amigos del colegio- me dijo sonriente-. Lástima que XW no pudo venir!
Y me miró fijo con sus ojos castaños. No me habia fijado nunca en que fueran tan lindos.
-Sí, claro. Es una lástima - repetí, como atontada.
Y de pronto me di cuenta de que ya no pensaba ni sentía así. Nos mirábamos, y ninguno decía nada. Hasta que él sacó un paquetito del bolsillo.
-Quería regalarte algo... por tus quince. Te compré esto.
Me puso en las manos una caja diminuta; adentro había una cadena de plata con un dije en forma de bichito de luz.
-Brilla en la penumbra- me explicó; y agregó en voz más baja-- : Como tus ojos.
-¿Qué?
-Digo... ojo, que trae suerte - se corrigió.
Yo había oído otra cosa y, por la forma en que él me miraba, pensé que había oído bien. Quise ponerme la cadenita con el dije pero, por los nervios, me temblaban las manos.
-¿Te ayudo?- me ofreció, y sin querer me rozó el cuello.
Quise agradecerle, y las palabras no me salían.
¿Qué me pasa? ¿Cómo puede ser? Si hablé con él otras veces, y nunca sentí esto...", pensaba.
Por suerte aparecieron mis amigas y me arrastraron hacia la pista.
A partir de ese momento te borraste de mi mente, XW, y todos mis pensamientos anteriores también se borraron. Estuve con mis abuelos, mis tíos, mis primos, mis amigos y los amigos de mis amigos. Conocí a tus compañeros de colegio: Eduardo, Matías y Nahuel, pero todo el tiempo sentía que él estaba cerca y no me sacaba de encima los ojos castaños. Y también que no parecía el mismo chico simpático que vendía panchos en tu kermés; el mismo que se había sentado a mi lado el día del recital en tu colegio ni el que había charlado conmigo en una de nuestras citas a ciegas: la fiesta de egresadas. ¿Cómo no había descubierto antes... que me podía encantar? Porque te tenía a vos, un imposible, dentro de mi cabeza.
A partir de ese momento él ya no dejó que me fuera lejos (yo tampoco quería irme) y me acompañó en todos los bailes. Cuando llegó la ceremonia de las velas, le dediqué, junto a tus compañeros, la última. Él la sostuvo mientras se la encendía, y yo lo miré como antes había querido mirarte a vos. Seguimos juntos el resto de la noche: bailando en grupo, formando rondas y trenes con los otros chicos... En los pocos ratos en que estuvimos solos teníamos que hablarnos a los gritos o al oído. Nos reímos de las payasadas que hacía mi hermano (se le habían pasado la seriedad y la vergüenza, y estaba desatado) junto con mis primitas. ¡Y hasta a Rafa le cayó bien!
Parece mentira que antes no haya descubierto que ese chico es un CC inteligente y divertido, como vos; pero él no se va a los Estados Unidos, sino a Mar del Plata, y solo por las dos últimas semanas de febrero.
No es zafado, ni le gusta ponerse de novio porque sí. Igual que nosotros, detesta a las creidas y a las acomplejadas (me lo dijo, no se lo pregunté). Solo una vez le gustó una chica que vivía en el sur, aunque eso se terminó hace más de un año
Quería que lo supieras, XW: me pidió que nos viéramos mañana en el locutorio en que te conocí. Creo que él algo sabe de nuestra amistad virtual, aunque ninguno de los dos quiso hablar del tema.
A las seis de la mañana, cuando la fiesta se terminaba, mis abuelos ya se habían ido, y mis padres y mis tíos tomaban café, fuimos a la terraza a ver el amanecer. De repente, sentí que me acariciaba el pelo (a esa hora los bucles ya se me habían deshecho) y después me dijo al oído:
-No pienses que voy muy rápido, para mí es... como si te conociera hace tiempo; o como si hubiera estado esperando conocerte desde hace meses. Me gustás mucho. ¡Me muero de ganas de darte un beso!
¡Qué emoción! Yo también sentía lo mismo, y me moría de ganas de besarlo a él.
No te pongas celoso, ya que no hubo tiempo. Mamá me llamó desde la puerta del club para que fuera a despedirme de mis tíos. Tuve que ir.
-¡Hasta mañana!- me gritó él.
Y se fue.
Sí, presiento que esto recién empieza y que nos va a pasar algo lindo.
Lo encontré, XW: es un CC como a mí me gusta. Y mi amigo virtual tenía que ser el primero en saberlo. Perdoname, pero fue un flechazo tardío, yo no lo busqué. Después de todo, vos insististe para que invitara a tus amigos a mi fiesta de quince. Estaba escrito que esto tenía que suceder. Que él se llame Carlos Casas, CC, también es una feliz coincidencia, una jugarreta del destino. ¿No te parece?
Igual podemos continuar escribiéndonos a la distancia, contarnos cosas y seguir con nuestra amistad virtual, como hasta ahora. Siempre seré tu amiga que te quiere y te agradece por cumplir con la promesa de no conocerme. ¡Nunca te hubiera perdonado una traición, después de todas las cosas que te confíe! Comprendeme y no te enojes.
Un abrazo muy fuerte.

Secretísima Virtual

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