Capítulo Final.

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Raini fue al terminal de Buses como le ordenó Ross, pero para su mala suerte su amiga no estaba ahí. Incluso le preguntó al Guardia de Seguridad si la había visto, insistió tanto que hasta mostró una foto de Laura que tenía en su celular. Ahora estaba segura de que encontrar a Laura dependía única y exclusivamente de aquél rubio tonto. Sintió algo de envidia, porque todo lo que estaba pasando era similar a una película y ahora ella no formaría parte de ella. Lo único importante ahora era encontrar a Laura.

—...—

Las horas habían transcurrido con rapidez. El vuelo de Laura estaba por partir. Habían llamado a los pasajeros para comenzar a formarse, para ya finalmente comenzar a abordar el avión. Laura caminaba a paso lento, no sólo por la fila. Sino también, porque todo aquello se sentía como una condena, una terrible e injusta condena.

Ella seguía avanzando, hasta que de pronto, alguien la empujó y la sacó de la fila. Casi cayó al suelo, pero unos fuertes brazos la apretaron y no la soltaron. Ella abrió la boca a punto de reclamar, pero todo lo que iba a decir se esfumó al ver frente a ella a Ross.

—Tú no irás a ningún lugar —le dijo en tono autoritario —. Eres la chica más fuerte que conozco, no te puedes dejar vencer tan fácilmente —antes de darle tiempo a responder, él le dio un fuerte abrazo. Laura dejó caer sus lágrimas llenas de felicidad. Ella jamás pensó que Ross iría a buscarla, ni en sus más locos sueños.

Ellos se separaron. Ross limpió algunas lágrimas de Laura con su pulgar, no quería verla triste nunca más.

—¿Cómo...

—¿Cómo te encontré? —completó él la pregunta. Ella asintió —. La verdad es que no fue fácil y como no teníamos boleto, no nos querían dejar pasar. Digamos que tuvimos que correr de algunos guardias, pero llegamos a tiempo —explicó Ross.

Laura frunció un poco su ceño, ya que las palabras de Ross la habían confundido un poco. Él estaba hablando acerca de dos personas.

—¿Tú y quién más? —preguntó ella con curiosidad, ya que Ross estaba solo. La pregunta lo hizo sonreír ampliamente.

—Es una muy buena sorpresa —Laura enarcó una de sus cejas, ya que obviamente no entendía nada —. ¡Ven aquí! —gritó Ross mientras llamaba a alguien.

Laura se dio la vuelta y en ese momento sus ojos se abrieron debido a la impresión. Venía caminando hacía ellos su padre, Damiano.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —gritó Laura. Ella se acercó a su padre y con sus manos temblando comenzó a tocarlo. Tocó su rostro, su cabello y sus manos. Ahora sentía que todo su cuerpo temblaba y no podía contener las lágrimas.

—Hijita... —susurró Damiano mientras lloraba. Laura abrió su boca con sorpresa, ¡de verdad era él! Entonces lo abrazó con todas sus fuerzas, no quería soltarlo —... no puedo creer que estemos juntos de nuevo —Damiano hablaba con un hilo de voz.

Ross se mantenía apartado, pero no quitaba su sonrisa. Era hermoso verlos reunidos, se sentía el cariño en el aire. Incluso algunas personas se quedaban paradas mirándolos.

—Y yo no puedo creer que tú estás vivo —Laura secó algunas de sus lágrimas —. ¿Por qué dijiste que estabas muerto? No lo entiendo papá —la voz de Laura demostraba tristeza.

—La empresa estaba en quiebra, me iba a quedar sin empleo y no tendríamos el dinero suficiente. Por eso, si me moría se quedarían con el dinero del seguro —explicó.

Laura suspiró con resignación, siempre todo tenía que ver con el dinero. Tomó las manos de su padre y kas acarició.

—Eso no hubiese importado, papá. Somos una familia y podemos sobrevivir con o sin dinero —hablaba con voz firme —. Si te despedían de ese empleo, podías conseguir otro y yo también habría trabajado con tal de ayudarte —Damiano comenzó a llorar, las palabras de su hija lo habían hecho emocionar.

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