El dragón blanco

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Todos los días la mafia "Felpa Sangrienta" se enfrentaba contra un aterrador dragón blanco con enormes garras, o al menos así lo veían ellos porque para nosotros era un simple perro blanco raza poodle. Curiosamente el perro se llamaba draco.

Era un día como otros, un viernes para ser exactos, en el que los peluches se enfrentaban nuevamente a draco. Era temprano y Carolina se encontraba en su escuela, mientras todos los juguetes se reunían en una junta planeando cómo vencer a ese aterrador dragón.

- Necesitamos un nuevo plan. - dijo Tigresito con una voz firme, que a pesar de ser pequeño y con una linda cara, tenía una voz varonil.

- Usemos las bombas - dijo un osito que medía apenas 5 centímetros. Las bombas estaban formadas por horquillas sujetadas una liga de plástico para el cabello, cosas que tenía Carolina en su cuarto. Cuando las lanzaban la liga se rompía y las horquillas salían disparadas para todos lados.

- Imposible, no tendríamos el suficiente tiempo para recojer todas las horquillas antes de que Carolina llegue, voto por una acción pacifista. - dijo otro oso pero mucho más grande.

Entre los peluches de Carolina se encontraban dos osos, hermanos, completamente opuestos uno del otro. El más pequeño se llamaba Verde y era violento como ninguno, en cambio el más grande llamado Pancho, era pacifista. Verde tenía una voz chillona y Pancho una voz grave. Verde era de color verde, por supuesto, y Pancho era de color café.

- ¡Basta de cosas pacifistas! - exclamó Verde. - Esas cosas no funcionan con dragones,la violencia ante todo.

- Pues yo estoy en contra, odio la violencia. - dijo Pancho con sinceridad.

- Que desperdicio, y tu que estás tan grandote y todo.

- No es mi culpa que tengas la altura de un cacahuate.

- Ahora si te mato....

- ¡Silencio! - gritó Tigresito - solamente quitan tiempo valioso con sus discusiones, el dragón ya viene. Hasta entonces cállense.

- Si jefe... - dijeron los dos sin mucho entusiasmo.

Tigresito se tocó la barbilla en señal de estar pensando y luego dijo:

- Diana dame informes, ¿cuánto tiempo nos queda?

Entre todos los juguetes se abrió paso una pequeña muñeca de porcelana y con una voz dulce y melodiosa dijo:

- Once minutos con catorce segundos señor.

- ¿Qué probabilidad tenemos en un combate cuerpo a cuerpo?

- La probabilidad es del 30%, disminuyó después del último combate. Tuvimos varios heridos, muchos siguen en Felpaterapia intensiva.

- Bien, esta vez usaremos los cañones de bolas de papel higiénico, escóndanse detrás de los libros. Mi equipo y yo haremos que salga del cuarto y en cuanto esté afuera cierran la puerta, ¿entendido? - dio las instrucciones el líder

- ¡Entendido jefe! - exclamaron todos al unísono.

Y acto seguido Tigresito se puso su gorra de combate para después decir:

- manos a la obra.

Y así fue como pasó todo, los peluches se prepararon para el combate con sus cañones de bolas de papel higiénico, y sus arcos hechos de horquillas y ligas. Hasta que por fin entró el dichoso perro blanco al lugar.

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Diana en multimedia

La Mafia De Los PeluchesWhere stories live. Discover now